Orlando 'furero'
La Sala Tete Montoliu del Auditorio acogi¨®, dentro de la programaci¨®n del Grec, el estreno de la versi¨®n definitiva de Orlando furioso! Concierto para cuarteto de cuerda, tambor y soprano, un espect¨¢culo conducido por m¨¢quinas musicales que, a partir de fragmentos del Orlando furioso escrito por Ludovico Ariosto en 1516, se mueve en las fronteras de los g¨¦neros musicales y teatrales tradicionales y explora y cuestiona los l¨ªmites y el concepto mismo de int¨¦rprete.
Orlando furioso!, concebido y dirigido por Roland Olbeter, ex violinista, ingeniero mec¨¢nico y escen¨®grafo que ha colaborado habitualmente en la construcci¨®n de las grandes m¨¢quinas de los espect¨¢culos de la compa?¨ªa La Fura dels Baus, es un espect¨¢culo que bebe directamente en la tradici¨®n de los joyeros musicales con bailarina con tut¨² que gira sobre su eje mientras suena el Lago de los cisnes y es heredero leg¨ªtimo del fascinante universo de las cajas de m¨²sica, los relojes de cuco, carillones, pianolas y otros aut¨®matas musicales, aquellas m¨¢quinas que con mayor o menor intervenci¨®n humana son capaces de hacer m¨²sica o, al menos, dar la lata.
Las cinco m¨¢quinas sonoras presentaban un aspecto sorprendente y muy furero, el cuarteto de cuerda estaba formado por una especie de cruces entre un fagot y el protagonista de Terminator, unos artilugios con profusi¨®n de micropistones, todo el cableado al aire, mucha palanquita movi¨¦ndose y diversos servomotores que permit¨ªan a las m¨¢quinas girar graciosamente, aunque sin tut¨², sobre sus ejes y efectuar una especie de coreograf¨ªa rob¨®tica. El tambor autom¨¢tico, curiosamente, parec¨ªa un tambor y la soprano, que era de carne y hueso, parec¨ªa una mezzosoprano; era Claudia Schneider, colaboradora habitual de Carles Santos, que se comprometi¨® sin reservas con el proyecto y entreg¨® un trabajo vocal y esc¨¦nico de muy alto nivel. El resto del escenario tambi¨¦n era muy furero, con una gran cabeza esculpida de Orlando, sobre la que se proyectaba la grabaci¨®n del tenor Antoni Comas cantando y una pantalla en la que se proyectaban los v¨ªdeos de Franc Aleu, otro colaborador habitual de La Fura.
El principal problema de Orlando furioso! est¨¢ en la m¨²sica, del compositor y trompetista alem¨¢n Michael Gross; se trata de una m¨²sica que apenas consigue apartarse de la trivialidad. Para ir a parar a extensos pasajes musicales de afinaci¨®n perfectamente temperada con sus tonos y semitonos tal como los dej¨® Bach, con claros centros de gravedad tonales y sintaxis que iban del arioso tradicional al rap pasando por el pop y alguna incursi¨®n en las m¨²sicas repetitivas, no hac¨ªa falta tanto montaje.
Lo mejor de Orlando furioso! es, parad¨®jicamente, lo m¨¢s antiguo, el texto de Ludovico Ariosto, una de las locuras m¨¢s geniales de la literatura occidental. Entre los fragmentos usados en el espect¨¢culo estaba aquel que narra el viaje a la Luna de Astolfo, amigo de Orlando, a lomos de su caballo alado y el encuentro que all¨ª tiene con san Juan Evangelista, quien le ense?a que en la Luna se conservan todas las cosas que se pierden en la Tierra, desde los suspiros de los amantes hasta las adulaciones, el tiempo ocioso, los deseos frustrados o la hermosura juvenil y describe como all¨ª, metida en una botella, Astolfo encuentra la raz¨®n perdida de Orlando y como el amigo la devuelve finalmente a su due?o. Esto s¨ª es revolucionario y totalmente actual.
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