De Villepin y Chirac
El ex primer ministro franc¨¦s Dominique de Villepin est¨¢ viendo c¨®mo se estrecha el cerco en torno a su persona en relaci¨®n con el caso Clearstream, un complot para implicar a Nicolas Sarkozy en un asunto de comisiones ilegales, cuando el actual jefe del Estado franc¨¦s era ministro del Interior y gran rival del anterior para hacerse con la candidatura gaullista a la presidencia. El jueves, la polic¨ªa registr¨® el despacho de Villepin y el viernes su domicilio, retirando abundante documentaci¨®n, y se especula con la posibilidad de que sea imputado por "complicidad en denuncia calumniosa". En la decoraci¨®n de fondo aparece, por a?adidura, el ex presidente Jacques Chirac, que por nada del mundo deseaba que le sucediera Sarkozy, entonces ¨¢spero competidor que contrastaba con un De Villepin mucho m¨¢s grato.
El tambi¨¦n antiguo titular de Exteriores multiplica sus declaraciones estos d¨ªas asegurando que nada tiene que ver con un asunto que afirma que se deriva de rivalidades industriales y financieras, aunque confiesa que el asunto le resultar¨ªa "m¨¢s interesante" si se transformasen "en rivalidades pol¨ªticas". Igualmente, De Villepin ha salido al paso de informaciones contenidas en el disco duro del ordenador del antiguo jefe de los servicios de informaci¨®n, el general Philippe Rondot, que le se?alaban como responsable de la fabricaci¨®n y diseminaci¨®n de falsos listados de cuentas bancarias, informaci¨®n con la que se quer¨ªa implicar a Sarkozy.
Chirac ha gozado de inmunidad ante la acci¨®n de la justicia mientras ocupaba la presidencia, pero ahora se halla tambi¨¦n bajo investigaci¨®n judicial, y el cerco a De Villepin no puede sino afectar al ex presidente, acusado de que mientras era alcalde nominal de Par¨ªs se produjeron cuantiosos desv¨ªos de fondos en favor de su partido, el gaullista. Y es del dominio p¨²blico que, en Francia, una de las grandes v¨ªas de financiaci¨®n de los partidos han sido los ayuntamientos, al frente de los cuales se hallaban, formalmente, altas personalidades en activo de la pol¨ªtica. Es hora de que la gran renovaci¨®n econ¨®mica, pero tambi¨¦n pol¨ªtica, que propone el presidente Sarkozy pase por la lucha contra esa forma de corrupci¨®n que no consiste en la distracci¨®n de fondos, sino en la guerra sucia contra el rival. Y todo ello sin prejuzgar lo que Chirac y De Villepin hayan tenido que ver en este asunto.
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