Un cabezazo para la eternidad
Se cumple un a?o de la agresi¨®n de Zidane a Materazzi, golpe ante las c¨¢maras de televisi¨®n que ha provocado r¨ªos de tinta
Hoy hace un a?o del cabezazo, el m¨¢s c¨¦lebre en la historia del f¨²tbol. El 9 de julio de 2006, en la pr¨®rroga de la final del campeonato del mundo, ante millones de espectadores, un futbolista exquisito, un h¨¦roe del deporte, agrede a un adversario bronco y malfamado. Zinedine Zidane y Marco Materazzi quedan unidos para la eternidad. Y, sin saberlo, reverdecen sus respectivos mitos nacionales. Un a?o despu¨¦s, Francia sigue vi¨¦ndose reflejada en el "orgullo" y el "honor" de Zidane. E Italia se reconoce en el papel del maldito, golpeado y discriminado Materazzi, vencedor inveros¨ªmil.
Los mitos nacionales afloraron de inmediato. Del lado franc¨¦s, el intelectual pluriempleado Bernard Henry-Levi, en The Wall Street Journal ofrece un ¨®ptimo ejemplo: "He aqu¨ª un hombre de la providencia, un salvador, reclamado como Aquiles en su tienda de rencor y rabia, porque se le consideraba el ¨²nico capaz de salvar a sus compatriotas de un fatal declive. Es m¨¢s, es un super-Aquiles (...) Nada nos explicar¨¢ nunca por qu¨¦ un icono planetario como Zinedine Zidane, un hombre m¨¢s admirado que el Papa, el Dalai Lama y Nelson Mandela puestos uno encima del otro, un semidi¨®s, un ungido, este sumo sacerdote de la nueva religi¨®n y el nuevo imperio, decidi¨® estallar justo entonces".
El periodista y escritor Beppe Severgnini capt¨®, la misma noche de autos, un pathos muy distinto para la misma tragedia. Y escribi¨® en La Gazzetta dello Sport: "Italianos, gente que sabe esperar y sabe sufrir, intentado sacar una obra maestra de un a?o horrible y de una velada que comienza mal. El cielo simpatiza con la gentuza como nosotros, que sabemos encajar y no desafiamos con arrogancia".
El entonces presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, le disculp¨®: "Algo muy grave ha tenido que ocurrir", dijo durante la recepci¨®n oficial a los subcampeones, "para que un hombre as¨ª haya reaccionado de este modo". La ministra italiana de Cultura y Deportes, Giovanna Melandri, lo vio de otro modo: "Comprendo a quienes consideran que la ceremonia de entrega de trofeos y la decisi¨®n de ayer
[habl¨® tras la sanci¨®n de dos partidos a Materazzi "por provocar"] constituyen muestras de una actitud discriminatoria hacia los italianos".
Francia e Italia mantienen una peculiar relaci¨®n de amor-odio. Italia, vista desde Francia, es un pa¨ªs de emigrantes pobres, gente simp¨¢tica pero poco fiable, escasa de honor y de grandeza. Francia, vista desde Italia, es un imperio prepotente e invasor, una sociedad orgullosa y racista. En los d¨ªas siguientes al cabezazo aflor¨® lo peor de esa relaci¨®n, y el resto del mundo pudo opinar tambi¨¦n. Los brit¨¢nicos, en general poco admiradores de los franceses, mostraron un especial desprecio por los italianos. En un sondeo en directo realizado por un programa radiof¨®nico de la BBC, el 90% de los oyentes consideraron que Zidane hab¨ªa hecho bien en agredir a Materazzi. Los mismos protagonistas, Zidane y Materazzi, han procurado encarnarse en arquetipos nacionales. Zidane, un hombre dulce con ocasionales arrebatos de rabia, se ha convertido en promotor de la paz, del f¨²tbol y de una marca de material deportivo, y reconoce que "Italia mereci¨® la victoria". Pero no se arrepiente de nada: "Dijo cosas muy graves que me afectaban a m¨ª, a mi madre y a mi hermana. Hay que castigar al aut¨¦ntico culpable, y ese es quien provoca". Materazzi minimiza lo ocurrido, habla bien de Zidane y no tiene inconveniente en explicar, en privado, lo que le dijo justo antes del cabezazo. Empez¨® con un "aparta, marica", sigui¨® con una evocaci¨®n a la hermana de Zizou como presunta trabajadora del sexo, y remat¨® expresando su deseo de penetrar analmente in situ a su interlocutor. No hubo menciones a la madre de Zidane (esa se?ora tan tremenda, que quer¨ªa que le sirvieran "los test¨ªculos de Materazzi en un plato"), porque para el futbolista italiano las madres son tab¨²: perdi¨® la suya muy joven.
Materazzi, considerado el futbolista m¨¢s violento del calcio y apodado Matrix por sus patadas voladoras, se toma a broma el incidente y ha publicado el libro Lo que realmente dije a Zidane, compendio ir¨®nico cuyos beneficios revierten a Unicef. Ofrece 249 versiones de la provocaci¨®n intolerable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.