El p¨¢nico de un 'miura'
Un toro rezagado siembra el terror en una carrera vertiginosa y dram¨¢tica que se sald¨® con varios heridos, uno por asta
Todo iba bien. Los miuras unidos, enormes, nobles, apartando corredores lentos, causando un puntazo en el muslo a un joven valenciano por el puro v¨¦rtigo de la velocidad, trotando a gran velocidad y con limpieza. Hasta que uno de ellos se cay¨® a pocos metros de la plaza y, sobre ¨¦l, su hermano vol¨® por el aire y se qued¨® rezagado y desorientado. Mirando hacia Estafeta. Lo peor que le puede pasar a un toro. Y lo peor que les puede pasar a quienes est¨¢n alrededor.
El resultado fueron escenas dram¨¢ticas. Un animal de casi setecientos kilos arremetiendo contra el vallado, provocando el p¨¢nico, defendi¨¦ndose con pesados giros de unas astas descomunales que, afortunadamente, no hirieron a nadie antes de convencerse de que deb¨ªa buscar la arena de la plaza. No pas¨® nada de milagro. Es un t¨®pico, pero es verdad. De milagro. El primer milagro de los encierros de 2007.
Los astados sevillanos de Miura corrieron muy veloces, aunque no hicieron buena la tradici¨®n que dice que normalmente superan a los cabestros para ponerse en cabeza de la manada. Ayer no lo hicieron. Corrieron unidos y rodeados, parad¨®jicamente, de menos gente que el d¨ªa 7, pese a ser domingo.
En Santo Domingo, cuesta arriba, las ca¨ªdas provocaron la atenci¨®n hospitalaria de R. R. D., de 37 a?os, natural de C¨®rdoba, que presentaba policontusiones, y de I. R. O., de 21 a?os, vecino de Ansoain (Navarra), con un traumatismo craneoencef¨¢lico menos grave.
Un peque?o mont¨®n de corredores, surgido al final de la cuesta, no afect¨® al ritmo endiablado de la manada, que lo esquiv¨®. En Mercaderes apenas hubo historia. Otra ca¨ªda mand¨® al hospital a O. L. R., pamplon¨¦s de 35 a?os, con policontusiones y traumatismo craneoencef¨¢lico. El doble empent¨®n de un miura que arroll¨® a un corredor en la curva de la Estafeta, fue de los que hacen historia. No se apart¨® cuando deb¨ªa y acab¨® aplastado contra el vallado.
A partir de ah¨ª, los toros se estiraron sin perderse de vista unos de otros. Los buenos corredores lucharon a brazo partido para situarse delante de las astas. El encierro adquiri¨® en Estafeta una plasticidad m¨¢s regular. No obstante, los percances, inherentes a la carrera, mandaron al hospital a David Gonz¨¢lez del Campo, de 33 a?os, natural de Madrid, afectado de un traumatismo en el hombro derecho, y a Jaime de Vargas, de 27 a?os, tambi¨¦n vecino de Madrid, con una contusi¨®n en la pierna derecha tras ser pisoteado. Acab¨® tambi¨¦n operado y hospitalizado Modou Mbengue, de 37 a?os, natural de Senegal, con una herida en el antebrazo izquierdo.
Y fue casi al final, enfilando la bajada al callej¨®n, cuando uno de los astados se cay¨® en la parte derecha. Y a continuaci¨®n, su hermano, que ven¨ªa detr¨¢s, vol¨® por el aire, y se qued¨® mirando hacia Estafeta. Lagarto, lagarto. El resto es historia. Se cruz¨® de lado a lado, arremeti¨® contra varios mozos. Tuvo a uno colgado del vallado, inane, y a otro, que formaba parte de un inconsciente grupo que s¨®lo miraba, lo rode¨®, displicente, con los cuernos y le perdon¨® la vida. Hasta uno de los pastores perdi¨® la vara, cay¨® al suelo y se la jug¨® en uno de los lances.
Al final, pastores y corredores tiraron del animal hasta el ruedo. En el callej¨®n, J. G. P., de 27 a?os, palentino, sufri¨® un traumatismo en el hombro izquierdo al chocar contra el vallado. Mucho antes, M. P. G., de 24 a?os, valenciano, hab¨ªa recibido de otro de los astados de Miura un puntazo de asta de toro en el muslo derecho, que exigi¨® intervenci¨®n quir¨²rgica.
Una vez en la plaza algunos desaprensivos descamisados protagonizaron momentos lamentables acerc¨¢ndose al miura, toc¨¢ndole el lomo, cit¨¢ndolo, pero la tarea de dobladores y pastores consigui¨® enderezar el sentido y hacerlo desaparecer hacia corrales. Salvo el despiste del rezagado, que parec¨ªa no querer pillar a nadie en realidad, los miuras cumplieron con su deber: nobleza obliga.
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