Carme Ruscalleda, la cocinera feliz
La 'chef' catalana, con tres estrellas Michelin, reinterpreta los sabores mediterr¨¢neos
En Sant Pol de Mar, el sonido del mar se mezcla con el del tren que va en paralelo a la costa. Esta peque?a localidad del Maresme, 51 kil¨®metros al norte de Barcelona, donde los vecinos se vanaglorian de no tener discoteca pero s¨ª una escuela universitaria de hosteler¨ªa y turismo, es el territorio Ruscalleda. All¨ª naci¨® hace 54 a?os la primera cocinera espa?ola distinguida con tres estrellas Michelin y all¨ª desarrolla un micromundo gustoso, tranquilo e innovador, donde reinan vegetales, aceites y vinos de la tierra o pescados de nombre tan sugerente como el pez elegante.
Un micromundo de culinaria mediterr¨¢nea donde siguen la misma ¨®rbita Carme Ruscalleda, su marido Antoni Balam y sus hijos Ra¨¹l y Merc¨¦. "Para dirigir un espacio como ¨¦ste necesitas un c¨ªrculo familiar muy bien estructurado, para que no sientas que est¨¢s castigando a alguien. Tienes que ser consciente de tu capacidad de dirigir un equipo y desarrollar tus ideas de negocio", asegura la cocinera, cuya casa de alta gastronom¨ªa cumplir¨¢ 20 a?os en 2008.
Es un tiempo en el que ha cimentado su fama, pero otras cocineras no logran la visibilidad medi¨¢tica. "Las mujeres han estado siempre relegadas al ¨¢mbito dom¨¦stico y han sido las protectoras del entorno. ?Sin ellas no se hubiera mantenido el recetario! Pero la cocina profesional siempre ha estado en manos de los hombres. Los fogones y las herramientas requer¨ªan una fuerza que hoy no es necesaria. Estoy con Adri¨¤ cuando dice "en las cocinas va a haber tantas mujeres como se metan".
Ya no hay barreras f¨ªsicas, aunque debes saber que entras en un mundo duro al que le dedicas tu vida, pero si no tienes esa disposici¨®n de entrega no puedes hacerlo.
"Mi sensaci¨®n es que he abierto una puerta", dice. "Y el mensaje es: t¨² puedes, si est¨¢s dispuesta a jugar como ellos, a dar ideas con personalidad, con un equipo que siga tu estilo, que crea en lo que hace. Y por supuesto que te hace falta un c¨ªrculo afectivo, un hombro para poder llorar si es preciso. Los hombres tambi¨¦n lo necesitan".
En el restaurante Sant Pau (www.ruscalleda.com), donde la cocina tiene vistas al jard¨ªn -"no hay secretos para el p¨²blico"- y al mar -"necesitamos inspirarnos"- 32 personas integran una orquesta arm¨®nica que atiende a otros tantos comensales llegados de todos los pa¨ªses. ?ltimamente m¨¢s de Jap¨®n, donde Carme abri¨® otro Sant Pau en 2004, en el interior de un parque de Tokio. "Hacemos lo mismo que aqu¨ª: cocina espa?ola moderna y natural", explica. De ello se encarga a diario con ciberconversaciones en el ordenador:
contesta mensajes, env¨ªa y revisa fotos...
Su trabajo le entusiasma, asegura la autora de Cocinar para ser feliz, y con el mismo af¨¢n quiere transmitir el amor a la buena cocina a "esas familias que han cambiado, y en las que ya no guisa la mam¨¢ ni la abuela, todos deben aprender".
Con sus men¨²s entrega dibujos explicativos y quiere que la gente valore lo que consume: "Si no protegemos el mar ni los cultivos perderemos la esencia de nuestra excepcionalidad y nuestra pluralidad de sabores".
![Carme Ruscalleda dibuja sus creaciones culinarias en el jard¨ªn de su restaurante.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XIEHSXFGONJ2PPORIP3ZCGFIPA.jpg?auth=f0019afa240cbaffc47246b81cf13a1e6b28394bfdf8d530f8e2833a2c596965&width=414)
![Escabeche suave de cigala, plato de la carta de Sant Pau](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YE6FEZ4JTMUBIU55BERIIXGRBE.jpg?auth=3fd11d5e70b3831307fa98c531dcdea10d877578ea21d29359b021b175f57c5b&width=414)
Bocadillos con valor gastron¨®mico
"?C¨®mo es posible que te ofrezcan un mal bocadillo? ?C¨®mo puede ser que te falle el pan, lo de dentro y el ali?o? ?Qui¨¦n se ha dormido? ?Qui¨¦n ha especulado con tu dinero?", se pregunta Carme Ruscalleda. Su pueblo, Sant Pol, tiene charcuter¨ªas estilosas, tiendas delicatessen bien surtidas, panader¨ªas con dulces de vicio y tascas de playa donde bordan el arroz, pero en la mayor¨ªa de los puntos vacacionales espa?oles encontrar buena comida es una haza?a.
"Hay que trabajar de forma honesta, no enga?ar al turista con una paella nefasta. Debemos convencer al chiringuito de que crea en su trabajo, de que no es s¨®lo un comerciante de comida. Tenemos buen material, pues d¨¦mosle un buen tratamiento. Hay vegetales, carnes y pescados, maravillosos. Es un contraste tremendo, hay un mercado con puestos excelentes, y sales a la calle y lo que te dan es pl¨¢stico. Nuestra cocina puede ser tan buena en los niveles altos como en los de comida r¨¢pida. Si logr¨¢ramos dar calidad en este campo ser¨ªamos la envidia del mundo".
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![Rosa Rivas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F1c393805-c482-4153-b474-15f98fd4568c.png?auth=814702ab7ecb01384a808a08794ff453d52ffc0b9341e7688b1d1d0283035f83&width=100&height=100&smart=true)