Paulino Garagorri, un discreto liberal
Paulino Garagorri Herranz (San Sebasti¨¢n, 1916), disc¨ªpulo de Jos¨¦ Ortega y Gasset, fue profesor de Historia del Pensamiento Pol¨ªtico en la facultad de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Complutense. Estudioso de la filosof¨ªa y la trayectoria de Ortega, su gran dedicaci¨®n fue la publicaci¨®n de las obras de su maestro. Falleci¨® el jueves d¨ªa 5 de julio en Madrid. Ten¨ªa 91 a?os.
El 5 de julio ha fallecido el fil¨®sofo Paulino Garagorri. Nacido en 1916, era con toda probabilidad el ¨²ltimo superviviente del grupo de disc¨ªpulos directos de Jos¨¦ Ortega y Gasset. Y de hecho, Garagorri entreg¨® toda su vida al estudio y a la difusi¨®n de la obra de Ortega, trabajando durante a?os en la edici¨®n de las Obras completas. Al reaparecer en 1963 la Revista de Occidente, Garagorri colabor¨® con su director en la elaboraci¨®n del renacido ¨®rgano mensual orteguiano, ocupando el puesto de secretario que antes desempe?ara Fernando Vela. Desde ese puesto se ocup¨® con especial inter¨¦s en atraer a j¨®venes colaboradores, como Fernando Savater. La dignidad con que supo navegar la Revista de Occidente en esta dif¨ªcil etapa del tardofranquismo debe sin duda mucho a su discreto tes¨®n a la hora de ensanchar los espacios de libertad. Con posterioridad, y en fase de menor relieve, estuvo presente desde su constituci¨®n en la Fundaci¨®n Ortega y Gasset.
A lo largo de muchos a?os, Paulino Garagorri desempe?¨® el encargo de explicar la asignatura Fundamentos de Filosof¨ªa, primero en la secci¨®n de Pol¨ªticas de la Facultad de Pol¨ªticas y Econ¨®micas, luego en la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa. En el primer caso, su asignatura fue un cauce para pasar de Econ¨®micas a Pol¨ªticas, huyendo de la "filosof¨ªa perenne", con listas de silogismos incorporadas, que explicaba en aquella secci¨®n un se?or llamado Anselmo Romero Mar¨ªn. El cambio de rumbo ten¨ªa adem¨¢s el aliciente de llevar a una f¨¦rtil l¨ªnea de pensamiento orteguiano que conduc¨ªa en segundo a?o a la Historia de las Ideas y de las Formas Pol¨ªticas del profesor Luis D¨ªez del Corral y en cuarto a la Historia del Pensamiento Pol¨ªtico y Social en Espa?a de Jos¨¦ Antonio Maravall. Por contraste con la facultad de Filosof¨ªa y Letras, tanto en filosof¨ªa como en historia contempor¨¢nea (excepci¨®n Jover), la desviaci¨®n val¨ªa la pena. Durante a?os, Garagorri no tuvo ayudantes. Por un error de identificaci¨®n, me ofreci¨® ser el primero en 1964, y a esa situaci¨®n se sumaron luego temporalmente aquellos j¨®venes fil¨®sofos que por uno u otro motivo iban cayendo en las redes de la represi¨®n. Si no recuerdo mal, entre ellos estuvo Javier Muguerza, del mismo modo que, si tampoco recuerdo mal, Garagorri iba sumando puntos en la acci¨®n contra el franquismo. Hab¨ªa participado en la m¨ªtica UNINCI y firmado alguna protesta de relieve contra la represi¨®n en los a?os sesenta.
Paulino Garagorri rechazaba el r¨¦gimen de Franco por motivos pol¨ªticos y est¨¦ticos. Ello le condujo a ser desterrado en enero de 1969 a un peque?o pueblo de la Serran¨ªa de Cuenca, unos kil¨®metros antes de llegar a Tragacete. Por la habitual torpeza del franquismo, primero le depositaron en un lugar donde ni siquiera hab¨ªa Guardia Civil, y en su nuevo destino forzoso permaneci¨®, asistido por su mujer, a la que quer¨ªa intensamente, hasta que fue levantado el estado de excepci¨®n. Acusaci¨®n: hab¨ªa hablado con iron¨ªa del r¨¦gimen en sus clases. No era en modo alguno un militante, pero amaba la libertad, del mismo modo que sent¨ªa una aut¨¦ntica reverencia hacia Ortega. Recuerdo su resistencia a cambiar de autom¨®vil, para conservar aquel en que llevaba a pasear al maestro en sus ¨²ltimos a?os.
Su labor como publicista adquiere una m¨¢xima importancia entre fines de los cincuenta y comienzos de los setenta. Tal vez acus¨® en esta d¨¦cada la temprana muerte de su esposa, aunque siempre estuvo bajo la atenci¨®n de sus sobrinos. Inevitablemente, sus ensayos giraban en primer t¨¦rmino sobre el pensamiento de Ortega, con Unamuno en segundo plano y Zubiri al fondo. Le gustaba m¨¢s leer y pensar que escribir, siendo un excelente conversador, con una mezcla de buen sentido y erudici¨®n, apoyada en su magn¨ªfica biblioteca. Por eso, a mi juicio, su obra m¨¢s sugestiva es la titulada Espa?oles razonantes, donde revive el esp¨ªritu de los ilustrados vascos, deseosos de encontrar un espacio para el an¨¢lisis cr¨ªtico en un pa¨ªs dominado secularmente por la intolerancia. Garagorri ve¨ªa a la sociedad espa?ola amenazada por el adanismo, el rechazo a contemplar con rigor la propia historia. En esta l¨ªnea, recuerdo sus observaciones amargas sobre las exposiciones triunfalistas de los centenarios en el fin de siglo, tratasen de Felipe II o del 98.
En fin, fue un hombre elegante en el atuendo y en la relaci¨®n con colegas y amigos, capaz de servirse de la iron¨ªa para envolver expresiones muy duras. As¨ª, una r¨¦plica sobre la existencia de Dios o de los dioses al serle preguntado por ello en un proceso eclesi¨¢stico. Y reacio a aceptar el menor trato de favor, aunque todos aquellos que le estimaban le insistiesen para conseguir su aquiescencia. Ejemplo, antes de jubilarse, cuando diversos colegas intentaron propiciar su acceso a la bien ganada condici¨®n de profesor em¨¦rito. Desapareci¨® en silencio, entonces como ahora.
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