Israel, un a?o despu¨¦s de la guerra
Con el trauma del conflicto de L¨ªbano a¨²n latente, el Ej¨¦rcito redobla su preparaci¨®n
Nueve y un minuto de la ma?ana del 12 de julio de 2006. Frontera entre Israel y el L¨ªbano. Reservistas israel¨ªes patrullan en su ¨²ltimo d¨ªa de servicio. El grupo chi¨ª Hezbol¨¢ secuestra a dos soldados y mata a otros tres. Bajo una lluvia de cohetes katiushas, un tanque israel¨ª cruza la frontera. Instantes despu¨¦s vuela por los aires. Cuatro soldados m¨¢s muertos. Israel inicia una represalia que desemboca en una guerra de 33 d¨ªas. Un a?o despu¨¦s, Hezbol¨¢ est¨¢ alejado de sus dominios en el sur liban¨¦s, Israel sigue traumatizado por la ausencia de victoria y L¨ªbano sufre los devastadores efectos de las bombas.
Para Israel, fue una guerra mal dirigida pol¨ªticamente, muy mal gestionada militarmente y p¨¦simamente digerida por la opini¨®n p¨²blica, que hoy reclama la vuelta a casa de Eldad Reguev y Udi Goldwasser, los soldados secuestrados. La comisi¨®n Vinograd responsabiliz¨® en su primer informe a tres dirigentes. El jefe del Estado Mayor, Dan Jalutz, dimiti¨® el 17 de enero. El ministro de Defensa, Amir Peretz, dej¨® su puesto a Ehud Barak. El primer ministro, Ehud Olmert, lucha contra el clamor popular que le exige la dimisi¨®n.
Los oficiales siguieron la guerra por televisi¨®n, hoy est¨¢n respirando el polvo del terreno
La guerra provoc¨® un terremoto en la esfera militar, donde la soberbia de Jalutz equivoc¨® al Gobierno. "Los ministros aprobaban misiones sin tener ni idea de su prop¨®sito ni del estado de las tropas", dice el analista Ofer Shelaj. En privado, Olmert confiesa: "Si hubiera sabido cu¨¢l era el verdadero estado del Ej¨¦rcito, no hubiera optado por la guerra". En p¨²blico, presume: "La guerra ha hecho que, en el sur del L¨ªbano, en lugar de terroristas haya soldados de la ONU".
Desde la entrada en vigor de la tregua, el 14 de agosto, el Ej¨¦rcito ha llevado a cabo m¨¢s de 50 investigaciones pensando en la pr¨®xima guerra. "Recuperemos la capacidad de disuasi¨®n", ha exigido el nuevo jefe castrense, Gaby Ashkenazy. Desde entonces, los soldados se entrenan sin pausa. Los oficiales siguieron la guerra en los televisores del Ministerio de Defensa. Ahora est¨¢n en el terreno, tragando el polvo y respirando los riesgos. "No hab¨ªamos entrenado as¨ª en muchos a?os. Los soldados se incorporan a filas con una motivaci¨®n muy alta", dice un sargento.
Horas despu¨¦s del secuestro de los dos reservistas, el ex piloto Jalutz orden¨® un ataque a¨¦reo. En solo 34 minutos, la aviaci¨®n israel¨ª destruy¨® la mayor¨ªa de misiles de medio y largo alcance de Hezbol¨¢. Esos 34 minutos cegaron de euforia a Jalutz. Los 5.000 katiushas lanzados por Hezbol¨¢ y la muerte de 44 civiles fueron el gran fracaso del Ej¨¦rcito. Al acabar la guerra, Hezbol¨¢ a¨²n contaba con 5.000 proyectiles.
La euforia tambi¨¦n emborrach¨® a Olmert, que vio la oportunidad de machacar a Hezbol¨¢. Con el apoyo del m¨¢s del 80% de los ciudadanos y el aliento del Pent¨¢gono y canciller¨ªas occidentales, Olmert decidi¨® que el castigo se transformara en guerra. "Era su oportunidad de demostrar que pod¨ªa ser igual de macho que su antecesor, Ariel Sharon", escribi¨® un articulista. Olmert prometi¨® al presidente de EE UU, George W. Bush, no "tocar" al primer ministro liban¨¦s, Fuad Siniora, ni atacar infraestructuras. Pese a ello, Israel bombarde¨® 46 gasolineras, 92 puentes, 14 estaciones de r¨¢dar, 52 t¨²neles, varios hospitales, aeropuertos y miles de viviendas. Olmert y Peretz, sin experiencia militar, se fiaron ciegamente de Jalutz y de los F-16 para atajar los katiushas. Cuando vieron que no era suficiente y ordenaron la intervenci¨®n terrestre, apareci¨® la falta de preparaci¨®n y de recursos.
En los ¨²ltimos a?os, la maquinaria militar israel¨ª se centr¨® en la Intifada palestina. Los soldados se convirtieron en polic¨ªas que, en lugar de defender las fronteras, persegu¨ªan a los milicianos palestinos. Tanquistas enviados a L¨ªbano conoc¨ªan mejor las callejuelas de Nabl¨²s que el funcionamiento de su Merkava. 55 fueron alcanzados por 500 misiles. Ahora se entrenan intensamente.
Cuando Olmert advirti¨®: "acabaremos con Hezbol¨¢", muchos se llevaron las manos a la cabeza, conscientes que la guerrilla, que esconde su arsenal en casas y t¨²neles, no se acaba con misiles. La protecci¨®n de la retaguardia a¨²n escuece y 3.3 millones de israel¨ªes (de un total de 7.1) no disponen de refugios. Para los guerrilleros, el combate era una "guerra santa". Para miles de israel¨ªes llamados a filas a ¨²ltima hora, fue una adversidad que les fastidi¨® las vacaciones.
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