Brigada contra el fuego
Patrullas del ej¨¦rcito recorren los montes gallegos con la misi¨®n de vigilar y disuadir a los posibles incendiarios
Los vecinos del monte Penide, en la localidad pontevedresa de Redondela, ya no se sorprenden al ver a los militares pasando frente a sus casas. Hace ya 11 d¨ªas que los miembros de la Brigada de Infanter¨ªa Ligera Aerotransportable del Ej¨¦rcito espa?ol (Brilat) comenzaron a patrullar los montes gallegos y los vecinos ya est¨¢n acostumbrados a verles cada d¨ªa. "Al principio cre¨ªan que est¨¢bamos de maniobras, pero ahora ya nos conoce todo el mundo y saben que estamos aqu¨ª por lo de los incendios". El que habla es el sargento Solla, pontevedr¨¦s y jefe de la patrulla que se encarga de las zonas de Redondela, Soutomaior y Vilaboa, en la provincia de Pontevedra. "En menos de una semana ya conocemos a casi todos los vecinos".
El equipo que llevan consta de prism¨¢ticos, un mapa detallado de la zona, radio y GPS
54 militares repartidos en 18 grupos peinan los bosques desde el pasado 2 de julio
En total, 54 militares divididos en 18 patrullas comenzaron el d¨ªa 2 de julio a vigilar los montes de Pontevedra, Ourense y el sur de Lugo, para intentar que no se repitan los incendios que devastaron Galicia el verano pasado. Entonces, m¨¢s de 70.000 hect¨¢reas de monte ardieron en apenas dos semanas. Hoy, estas patrullas vigilan para que no se repita la historia.
"Nosotros nos movemos por toda la zona asignada, est¨¦ ya quemada o no. La idea es que se nos vea y esto sirva para disuadir a la gente que provoca los incendios", explica el sargento. A su lado est¨¢n el cabo Sobrido y el soldado Duro, los otros dos miembros de la patrulla que se mueve en un veh¨ªculo militar todoterreno. Este coche les permite acceder a gran parte de las zonas de monte. En otros casos, cuando el acceso motorizado no es posible, los tres militares dejan el veh¨ªculo y, con la mochila al hombro, patrullan a pie.
El equipo que llevan es sencillo. Un par de prism¨¢ticos, una radio que les conecta con la base y los cuerpos de seguridad, un GPS y un mapa detallado de la zona correspondiente. Tambi¨¦n llevan el arma reglamentaria. Estos primeros d¨ªas son de asentamiento en la zona: cuanto antes y mejor conozcan los montes y los caminos, mejor ser¨¢ la vigilancia que luego puedan desarrollar. Actualmente, seis de las 18 patrullas se encuentran en la zona sur de la provincia de Pontevedra, ocho en Ourense y cuatro en la zona de Fonsagrada y los Ancares, en Lugo. De la provincia de A Coru?a se encarga el Tercio Norte de la Armada. Este reparto se ha realizado seg¨²n el nivel de peligrosidad de cada zona y las necesidades de vigilancia que requieren.
La labor de estos equipos es de vigilancia y disuasi¨®n, pero "en ning¨²n caso de extinci¨®n del fuego". En caso de incendio el protocolo es r¨ªgido, seg¨²n explica el sargento: "Si vemos un fuego primero se eval¨²a la situaci¨®n y la gravedad, y entonces nos ponemos en contacto con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que son los encargados de apagarlo". Adem¨¢s, al tratarse de militares sin competencias policiales, tampoco pueden interrogar a sospechosos ni registrar veh¨ªculos o lugares. "Para eso est¨¢ la polic¨ªa o la Guardia Civil, con los que estamos en contacto permanentemente", apuntan. Este es el l¨ªmite que tienen sus actuaciones.
Los miembros de la brigada aerotransportable que patrullan los bosques comienzan la jornada a las ocho de la ma?ana. A esa hora tienen que estar ya en su zona, as¨ª que la hora de levantarse es bastante antes. El sargento Solla explica que durante el d¨ªa no hay horas fijas para las comidas. "Desayunamos antes de incorporarnos, y la comida y la cena se hacen cuando se puede". Los tres aprovechan una parada en una gasolinera de la zona para repostar y tomar un caf¨¦ r¨¢pidamente, antes de volver al trabajo. "Aqu¨ª no se para nunca".
Al d¨ªa son 14 horas de patrulla. A las diez de la noche acaba su turno y pueden descansar hasta el d¨ªa siguiente. Solla, Sobrido y Duro tienen suerte ya que su zona de patrulla est¨¢ muy cerca de la base, en el acuartelamiento de Figueirido, sede de la Brilat, y pueden volver all¨ª todos los d¨ªas a dormir. Los compa?eros que est¨¢n en zonas m¨¢s alejadas tienen que hacer noche fuera, en polideportivos o locales que ofrecen los ayuntamientos. Por la noche toman el relevo las patrullas nocturnas, que se encargan de que las zonas est¨¦n permanentemente vigiladas tambi¨¦n durante las horas de la noche.
Estos militares trabajan durante siete d¨ªas seguidos en el monte. De lunes a lunes durante 14 horas al d¨ªa, y diez en el caso de los turnos de noche. La semana que tienen libre de patrullas no es precisamente de descanso: ellos siguen su rutina de trabajo habitual durante el a?o en el cuartel de Figueirido.
Estas primeras semanas de julio el nivel de riesgo establecido por la Xunta es de uno, que corresponde a una situaci¨®n de normalidad. Aun as¨ª, los equipos tienen que estar siempre preparados. El n¨²mero de efectivos destacados en los montes gallegos podr¨ªa aumentar en caso de que subiera el nivel de gravedad. En el nivel dos, que corresponder¨ªa a una situaci¨®n generalizada de incendios en alguna de las provincias, el n¨²mero de militares subir¨ªa hasta 123, para llegar a 225 en el nivel m¨¢ximo de alerta, cuando los incendios sean graves en varias de las provincias.
Estos efectivos se complementan con varios helic¨®pteros de vigilancia de las Famet, las Fuerzas A¨¦reo M¨®viles del Ej¨¦rcito de Tierra, cuyo n¨²mero tambi¨¦n var¨ªa seg¨²n el nivel de riesgo. Durante estos primeros d¨ªas de trabajo, la patrulla de Redondela no ha tenido ninguna intervenci¨®n. Han sido jornadas de calma. El fuego respeta por ahora la regi¨®n y los miembros de la Brilat siguen con tranquilidad sus labores de vigilancia en los montes gallegos.
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