Antropolog¨ªa para artistas

Por discutible que pueda parecer aquella idea de Joseph Kostuh acerca del artista "como antrop¨®logo", lo cierto es que desde entonces ha habido mucho arte menos interesado en los problemas formales del propio medio que en la reinterpretaci¨®n eventualmente interventiva de los h¨¢bitos y valores de las m¨¢s distintas comunidades humanas. Nuestra hospitalidad es un proyecto que se inscribe en este marco, en la medida en que su punto de partida es la exploraci¨®n (y la provocaci¨®n) de flujos de relaciones humanas en un contexto determinado, en este caso la ciudad de Castell¨®n. La idea se debe al argentino Rodrigo Alonso, activo generador de exposiciones, eventos y encuentros, y autor prol¨ªfico de textos de teor¨ªa y cr¨ªtica de arte contempor¨¢neo (sobre todo del derivado de las nuevas tecnolog¨ªas, y en particular a la videodanza).

El lema de la hospitalidad responde a una instancia bien antigua: una situaci¨®n esencial de creaci¨®n e intercambio de v¨ªnculos. En esta ocasi¨®n, de lo que se trata no es, por as¨ª decir, de ofrecer una descripci¨®n objetiva de los rasgos de la hospitalidad en la ciudad de Castell¨®n, sino de "generar ficciones y estimular la imaginaci¨®n" al respecto. De ello se encargan cinco artistas. El italiano Claudio Zulian (1960) presenta una videoinstalaci¨®n (A lo mejor) en donde no intervienen directamente los rumanos de Castell¨®n, sino otros compatriotas lejanos contando sus sue?os y su visi¨®n imaginaria de la supuesta tierra de acogida.

Gregg Smith (Sur¨¢frica, 1970) se inventa, en otra videoinstalaci¨®n, la historia del regreso de un joven castellonense a su lugar de origen. Oriol Guill¨¦n Arruabarrena (Cuba, 1970) ha entrado en las casas de los vecinos y les ha pedido prestadas algunas puertas. Finalmente, Liliana Basarab (Rumania, 1971) ha convocado un concurso de dise?o de un traje que represente la hospitalidad, del que se exhiben cientos de dibujos y maquetas, y la colombiana Milena Bonilla (1968), tambi¨¦n en esa clave textil, se ha ocupado de ver "qu¨¦ pasa con la ropa usada", de la que ha recabado las muestras que expone, algunas de las cuales ha reciclado a fin de confeccionar un vestido que ser¨¢ vendido a beneficio de las instituciones ben¨¦ficas que prestaron los materiales.

Con independencia del inte

r¨¦s de cada una estas cinco propuestas, lo que manifiestan es una orientaci¨®n decididamente antropol¨®gica, cuyo sentido se incrementa acaso por el hecho de que la propia antropolog¨ªa, en cuanto a disciplina, se haya convertido entretanto en una suerte de discurso polif¨®nico donde no siempre se sabe qui¨¦n es el sujeto y qui¨¦n el objeto del saber.