Mejores empleos, mejores salarios
Los salarios han perdido terreno en el reparto de la renta y, para corregirlo, el autor propone reforzar la negociaci¨®n colectiva, mejorar los servicios p¨²blicos, una pol¨ªtica fiscal m¨¢s equitativa y salarios m¨ªnimos garantizados.
La econom¨ªa espa?ola lleva 14 a?os creciendo de forma sostenida, a un ritmo superior al crecimiento medio de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea y de la zona euro. El PIB per c¨¢pita espa?ol, en relaci¨®n con el de la UE, ha subido del 79,4% en 1997 al 90,5% en 2006.
Sin embargo, el crecimiento econ¨®mico no ha favorecido a todos por igual. Durante este largo ciclo de bonanza de la econom¨ªa espa?ola las rentas salariales han disminuido su participaci¨®n en la renta nacional. El menor peso de los salarios en la distribuci¨®n de la renta es una tendencia generalizada en los pa¨ªses europeos, pero mucho m¨¢s acentuada en nuestro pa¨ªs. En efecto, mientras en la zona euro y en la UE el peso de las rentas salariales en PIB ha ca¨ªdo 2 y 0,9 puntos porcentuales, respectivamente, entre 1997 y 2006, en Espa?a la ca¨ªda ha sido de 5,5 puntos porcentuales. Entre otras cosas, porque el patr¨®n de crecimiento dominante en Espa?a se viene sustentando en el consumo y la construcci¨®n, lo que est¨¢ generando importantes beneficios empresariales a costa de una creaci¨®n de empleo de baja calidad y bajos salarios.
Es necesario cambiar el modelo productivo espa?ol para que el empleo sea de calidad
Si la p¨¦rdida de peso de los salarios en la renta de Espa?a no ha sido m¨¢s intensa se debe, precisamente, al importante incremento del empleo de estos ¨²ltimos a?os. Sin olvidar que de los 2.700.336 nuevos empleos asalariados, creados entre 2002 y 2006, 438.500 fueron en la construcci¨®n y 2.204.800 en los servicios; es decir, en sectores con niveles salariales bajos y alta temporalidad.
Otros factores han colaborado en el descenso del salario medio, como son que en 2005 se incorporaron a las estad¨ªsticas los salarios ocultos y, en su mayor¨ªa muy bajos, de un gran n¨²mero de trabajadores inmigrantes que fueron regularizados; el aumento del empleo femenino, cuyos salarios son un 15% inferiores a los masculinos, seg¨²n Eurostat, o un 30%, seg¨²n los datos censados de las declaraciones de IRPF; y la sustituci¨®n natural o incentivada de los trabajadores con m¨¢s antig¨¹edad y salarios m¨¢s elevados por nuevos trabajadores con salarios inferiores.
Si analizamos las distintas estad¨ªsticas recogidas en la Encuesta de Convenios Colectivos por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, vemos que la negociaci¨®n colectiva entre 2002 y 2006, coincidiendo con los Acuerdos Interconfederales para la Negociaci¨®n Colectiva, ha propiciado una mejora del poder adquisitivo de los salarios de 2,5 puntos porcentuales sobre la inflaci¨®n media del mismo periodo. En cambio, seg¨²n la Contabilidad Nacional y la Encuesta Trimestral de Costes Laborales del INE, el comportamiento ha sido de p¨¦rdida de poder adquisitivo en los a?os 2002, 2005 y 2006. No hay, pues, coincidencia a este respecto.
Ante esta p¨¦rdida de cuota de los salarios en la renta, no faltan los que ofrecen soluciones directas vinculando salarios al incremento de la productividad. Las recetas que proponen los estamentos comunitarios, con el Banco Central Europeo a la cabeza, para reducir el ritmo de crecimiento de los costes laborales y as¨ª restablecer la competitividad, consisten en que si las ganancias de productividad no logran crecer a un mayor ritmo, los salarios nominales tienen que soportar el peso del ajuste. Es decir, que si los empresarios no invierten m¨¢s para aumentar la productividad del trabajo, los trabajadores tendr¨¢n que pagar por ello. Estas instituciones parece que adolecen de un desconocimiento de la realidad, donde la p¨¦rdida de competitividad no est¨¢ moderando el crecimiento de los beneficios empresariales, sino todo lo contrario.
Como vemos, existen un n¨²mero considerable de factores que explican por qu¨¦ el salario medio en Espa?a ha venido perdiendo poder adquisitivo en los ¨²ltimos a?os, lo cual no significa que haya que aceptarlo como algo irreversible.
La pol¨ªtica salarial que defiende UGT ante esta evoluci¨®n injusta de la distribuci¨®n de la renta nacional tiene dos vertientes fundamentales. Por un lado, el reforzamiento de la negociaci¨®n colectiva, extendiendo y generalizando el modelo de determinaci¨®n salarial, teniendo en cuenta dos elementos fundamentales: el objetivo de inflaci¨®n y la necesidad de establecer cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial de plena eficacia que permitan la mejora del poder adquisitivo de los salarios en relaci¨®n con el aumento de las ganancias de productividad.
Por otro lado, a trav¨¦s del di¨¢logo social, donde queremos profundizar en la redistribuci¨®n final de la renta a trav¨¦s de las pol¨ªticas y los servicios p¨²blicos, y la mejora de la protecci¨®n social, con una pol¨ªtica fiscal equitativa que contribuya a la redistribuci¨®n de la renta en t¨¦rminos de justicia social.
Adem¨¢s, hay que establecer salarios m¨ªnimos garantizados en los distintos sectores profesionales, con incrementos superiores a la media, que sirvan de suelo retributivo y mecanismo corrector de desigualdades. Es preciso, adem¨¢s, impulsar la convergencia del salario m¨ªnimo interprofesional hacia el 60% del salario medio neto, como establece la Carta Social Europea.
Pero, adem¨¢s, no se nos olvide, a medio y largo plazo, es absolutamente necesario cambiar el modelo productivo espa?ol para que el empleo que genera nuestra econom¨ªa sea empleo de calidad. Para ello se precisa m¨¢s inversi¨®n en I+D+i, en capital f¨ªsico y humano y en estabilidad del empleo, lo que permitir¨¢ un cambio en nuestro patr¨®n de crecimiento econ¨®mico y una mayor productividad.
En este cambio profundo del modelo productivo que propugnamos desde UGT, empresarios y Gobierno tienen un papel determinante, cuyo incumplimiento defraudar¨ªa nuestras expectativas y las de los trabajadores de este pa¨ªs.
Antonio Ferrer Sais es secretario confederal de Acci¨®n Sindical de UGT.
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