Una colecci¨®n ¨²nica de arte precolombino lleva 10 a?os en un almac¨¦n de Santiago
El juez ordena la custodia del tesoro valorado en m¨¢s de 72 millones ante una demanda de Per¨²
La colecci¨®n privada m¨¢s importante del arte precolombino, valorada en m¨¢s de 100 millones de d¨®lares (m¨¢s de 72,5 millones de euros) se encuentra amontonada en un almac¨¦n de Santiago, propiedad de la empresa Mudanzas Boquete. La colecci¨®n, junto a obras cuya autenticidad a¨²n no ha sido certificada por la Brigada de Patrimonio Art¨ªstico del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, fue puesta la semana pasada bajo custodia del Juzgado n¨²mero 2 de Santiago. El juez decano, Javier M¨ªguez, orden¨® la vigilancia a ra¨ªz de una comisi¨®n rogatoria de Per¨² que pide la devoluci¨®n de este patrimonio.
El coleccionista Patterson negoci¨® la venta de las obras a la Xunta por 18 millones
"M¨¢s de 1.100 piezas, muchas de ellas ¨²nicas en el mundo, procedentes de Am¨¦rica central y de la cordillera andina como representaci¨®n de las distintas etapas del imperio precolombino". La colecci¨®n privada m¨¢s importante de arte amerindio continental fue definida as¨ª en una de las cr¨®nicas que dieron fe de la exposici¨®n inaugurada en 1997 en Santiago por la l¨ªder indigenista y premio Nobel de la Paz, Rigoberta Mench¨², y por el persdiente de la Xunta, Manuel Fraga. La colecci¨®n permaneci¨® varias semanas expuesta en el Auditorio de Galicia.
Tras 10 a?os de silencio, la Sala de lo Penal n¨²mero 33 de Lima ha solicitado el retorno de la colecci¨®n a trav¨¦s de una comisi¨®n rogatoria que tiene que resolver el juez decano de Santiago, Javier M¨ªguez. La justicia peruana est¨¢ convencida de que el hombre que organiz¨® la exposici¨®n, el mecenas y supuesto propietario de la colecci¨®n, Leonard Patterson, es en realidad un traficante de arte con extenso curriculum de fraudes y falsificaciones por los que cumpli¨® condena en la c¨¢rcel federal de Texas.
Patterson fue precisamente quien contrato en 1997 a Mudanzas Boquete la custodia de su legado. Desde entonces se olvid¨® de las piezas y tambi¨¦n de pagar las facturas por el coste del d¨¦posito a la empresa.
Unos meses antes, al presentar la exposici¨®n ante las autoridades del Ayuntamiento de Santiago y de la Xunta, y ante la propia Rigoberta Mench¨², el propio Patterson reconoc¨ªa que su colecci¨®n hab¨ªa alcanzado el grado de exclusividad que anhelaba y que por eso se hab¨ªa atrevido a mostrarla en p¨²blico "por primera y ¨²ltima vez".
Las vitrinas de la exposici¨®n exhibieron m¨¢scaras olmecas, vasos mayas, incensarios aztecas y diferentes atav¨ªos funerarios de gran valor, as¨ª como una secci¨®n denominada El Dorado, que conten¨ªa un centenar de piezas de oro moche y que fue el principal reclamo para las visitas.
En el lujoso cat¨¢logo que acompa?aba a la muestra El esp¨ªritu de la Am¨¦rica prehispana: 3.000 a?os de cultura, Patterson insinuaba que todos los objetos le pertenec¨ªan. "Mi colecci¨®n jam¨¢s hab¨ªa sido mostrada en una exhibici¨®n global y un libro. Nunca lo quise as¨ª, y no me gustar¨ªa repetir la experiencia", comentaba en la primera p¨¢gina. El presunto coleccionista, que hab¨ªa llegado a Santiago de la mano del nuncio del Papa en Espa?a, Mario Tagliaferri, confes¨® que los muros de Santiago eran el "lugar so?ado" para acoger su tesoro. Su verdadera intenci¨®n seg¨²n ha publicado el diario El Comercio de Per¨² era mucho m¨¢s prosaica. Pretend¨ªa vender el legado de varios siglos de cultura precolombina al anterior Gobierno gallego por 18 millones de euros.
La transacci¨®n la frustr¨® una arque¨®loga especialista en arte amerindio, quien, despu¨¦s de estudiar las piezas, advirti¨® a los responsables de Patrimonio de la Xunta de que la titularidad de la colecci¨®n era il¨ªcita y de que las piezas proced¨ªan del saqueo de una zona conocida como El cerro de la Mina, una antigua pir¨¢mide mochica levantada en el siglo I despu¨¦s de Cristo.
Los actuales gestores de la Conseller¨ªa de Cultura ni confirman ni desmienten el inter¨¦s del anterior Ejecutivo aut¨®nomo en hacerse con la colecci¨®n. Simplemente responden que, si lo hubo, no quedaron papeles que acrediten la supuesta negociaci¨®n.
El caso es que durante a?os -hasta que los t¨¦cnicos de la actual Conseller¨ªa de Cultura localizaron la colecci¨®n- m¨¢s de un millar de importantes muestras de las culturas azteca y maya se amontonaron en un local de Santiago sin m¨¢s cuidado que el que le procuraron por su propia iniciativa los operarios de la empresa de mudanzas.
Los arque¨®logos que han inventariado las m¨¢s de 3.000 piezas (entre originales y otras que estiman falsas) confirman que la mayor¨ªa de las obras se conservan en un "estado aceptable". Los especialistas de la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico de la Polic¨ªa Nacional han constatado sin embargo verdaderas chapuzas en la restauraci¨®n de las piezas. El ejemplo m¨¢s aberrante es una cer¨¢mica maya resquebrajada a la que se aplic¨® pegamento casero.
Desde su despacho en Santiago, el fiscal especializado en la Protecci¨®n del Patrimonio Hist¨®rico, Antonio Roma, coordina la cooperaci¨®n judicial entre Per¨² y Espa?a, que debe concluir con la devoluci¨®n de la colecci¨®n expoliada a Lima. Uno de los m¨²ltiples escollos burocr¨¢ticos con los que se ha encontrado es la supuesta propiedad de las piezas arqueol¨®gicas. Porque pese a lo escrito en el cat¨¢logo de la exposici¨®n de Patterson, muchas de las obras cuya titularidad parece ser il¨ªcita figuran a nombre de Ant¨®n Roeckl, otro coleccionista sin escr¨²pulos amigo suyo y propietario de miles de objetos de cer¨¢mica, tejido, piedra, oro, plata y cobre procedentes de la cultura mesoamericana.
A expensas de la acusaci¨®n que formule el juzgado n¨²mero 33 de Lima contra los presuntos traficantes, la colecci¨®n deber¨¢ partir en los pr¨®ximos meses hacia la capital peruana. Sobre ella pesa una orden de dep¨®sito que impide su salida de Espa?a hacia cualquier otro pa¨ªs. En la sede de su empresa, el propietario de Mudanzas Boquete aguarda tambi¨¦n noticias del supuesto coleccionista, ansioso por clausurar su ins¨®lito museo y sobre todo por cobrar las facturas millonarias que Patterson le adeuda desde hace diez a?os.
Perseguido por la polic¨ªa de medio mundo
El supuesto coleccionista de arte, Leonard Patterson, capaz de implicar en su fraudulenta exposici¨®n al Consorcio y al ayuntamiento de Santiago, a la Universidad y a la Xunta de Galicia, y de abandonar una fortuna en arte en un almac¨¦n de Santiago, acumula problemas con las polic¨ªas de medio mundo.
La biograf¨ªa de este costarricense ex diplom¨¢tico de carrera parece escrita por John Le Carr¨¦. Casado con ocho mujeres distintas a lo largo de su vida, Patterson ha sido investigado por tr¨¢fico arqueol¨®gico en M¨¦xico, importaci¨®n de animales protegidos en Suiza y la Unidad de Arte y Antig¨¹edades de Scotland Yard le ha relacionado con una de las m¨¢s importantes obras de arte de la cultura precolombina: el tocado de oro moche que fue hallado en casa de su abogado.
La pieza, con unas medidas de 50 por 60 cent¨ªmetros trabajada en oro laminado es una cabeza humana con fauces de felino, cabellera con ocho brazos de pulpo y ojos con incrustaciones de lapisl¨¢zuli. Desapareci¨® de la vivienda del conocido coleccionista peruano, Ra¨²l Apestegu¨ªa, el mismo d¨ªa en que fue brutalmente asesinado en enero de 1996. C¨®mo lleg¨® de casa de Apestegu¨ªa a la vivienda del abogado de Patterson en Londres es algo que a¨²n investiga la polic¨ªa brit¨¢nica.
El traficante arrepentido holand¨¦s, Van Rijn, fue quien, al parecer, formul¨® la primera denuncia contra Patterson, el coleccionista costarricense, despu¨¦s de visitar la muestra de Santiago. El juzgado n¨²mero 33 de Lima, en Per¨², tiene abierto el sumario.
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