No es s¨®lo en lat¨ªn
En la era de la diversidad, el papa Ratzinger quiere recuperar las esencias del catolicismo, y hacerlo exclusivista. No debe sorprender. Lo avis¨® cuando era prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe. Ya como sucesor de Pedro se enemist¨® primero con el islam, y ahora con los cat¨®licos y cristianos m¨¢s liberales y, de paso, con los jud¨ªos.
Con su motu proprio ha autorizado no ya el regreso limitado a la misa en lat¨ªn, sino a su rito tridentino. No es s¨®lo que se acerque as¨ª a los lefebvristas y a los m¨¢s fundamentalistas del catolicismo, sino que recupera una liturgia en la que el oficiante de la misa le da la espalda a los fieles, y supone la reinstauraci¨®n de textos que en los rezos del Viernes Santo describen a los jud¨ªos como ciegos a la verdad cristiana, que deben "ser liberados de su oscuridad", lo que ha causado una protesta por parte de alguna de sus organizaciones, pues lo han recibido como una bofetada. Si choque de culturas hay, Benedicto XVI lo est¨¢ exacerbando.
La vuelta al lat¨ªn llega tarde, cuando, desgraciadamente, ya ha desaparecido la ense?anza de esta lengua de casi todas las educaciones generales. Generaciones enteras se han educado sin contacto con el lat¨ªn. De todas formas, el lat¨ªn no es ni era en nuestros tiempos no digamos ya como el ingl¨¦s, sino siquiera como el ¨¢rabe. Pues el Cor¨¢n se recita en el mundo entero en la lengua de Mahoma. Esa es una de las ventajas globalizadoras del ¨¢rabe, aunque muchos de los que escuchan o repiten sus vers¨ªculos, como en su d¨ªa pasaba con el lat¨ªn, no lo entiendan. La importancia del regreso voluntario -cuando lo pida un n¨²mero estable de creyentes en la congregaci¨®n- a la misa en lat¨ªn significa un retroceso en la modernizaci¨®n, un regreso no ya al tradicionalismo, sino al fundamentalismo. Ratzinger es un defensor de una iglesia cat¨®lica peque?a y aut¨¦ntica. No un populista. Tambi¨¦n se ha percatado de que los sectores religiosos que crecen hoy en d¨ªa en el mundo son las m¨¢s fundamentalistas, entre los cristianos o los musulmanes. Pero otras confesiones cristianas crecen m¨¢s r¨¢pidamente que la cat¨®lica, lo cual es una situaci¨®n nueva en Espa?a.
En el seminario de M¨²nich Ratzinger era entonces de los m¨¢s abiertos, pero pronto dio un giro conservador que est¨¢ oficializando como Papa. Para defender la verdad de la Iglesia cat¨®lica, ni siquiera quiere abrir la puerta a otros cristianos. En unos d¨ªas, a motu proprio le ha seguido Dominus Iesus (Jes¨²s es el Se?or) que viene a ser una vindicaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica como ¨²nica iglesia v¨¢lida, y que considera que los protestantes, incluidos los evang¨¦licos, no pueden considerarse iglesias pues no est¨¢n en la "noci¨®n teol¨®gica de la Iglesia en el sentido cat¨®lico", al no respetar las normas dictadas por el Vaticano. En el fondo, est¨¢ intentado deshacer algunas conclusiones del Concilio Vaticano II. ?Es a esta Iglesia a la que se va a pasar en unos d¨ªas Tony Blair, el que, seg¨²n su spin doctor Alastair Campbell, rezaba para que Dios le orientara, como a Bush, en la guerra de Irak?
Todo sumado, incluidas sus referencias cr¨ªticas al islam aunque luego las corrigiera, o su falta de cr¨ªtica al anti-semitismo y al holocausto al hablar en Auschwitz, suponen un paso atr¨¢s en el ecumenismo desde la diferencia y en el di¨¢logo entre confesiones, y una afirmaci¨®n de su verdad teol¨®gica, posici¨®n que parece de otros tiempos. Como escribe el fil¨®sofo iran¨ª Ramin Jahanbegloo en su libro Elogio de la diversidad (Arcadia, 2007), "sin di¨¢logo, la diversidad es inalcanzable, y sin respeto por la diversidad, el di¨¢logo es in¨²til". Tambi¨¦n en el fundamental di¨¢logo sobre y con la laicidad.
Jahanbegloo cita bien a Gandhi cuando afirmaba que "ninguna cultura puede vivir si intenta ser exclusiva". Pero el Dominus Iesus no es s¨®lo exclusivo sino excluyente. La sorpresa de este Papa es que no ha sorprendido. S¨®lo ha suprimido el limbo. Est¨¢ haciendo lo que en el fondo se esperaba de ¨¦l. Es aut¨¦ntico. aortega@elpais.es
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