Fronteras en el Poblenou
La nuestra es una sociedad de fronteras. Posiblemente hace siglos que lo es, pero ahora son muy distintas. Hoy las fronteras parece que se desmaterialicen, pero en realidad se trasladan; en algunos casos se crean y refuerzan de manera muy manifiesta -como en los aeropuertos y otros sistemas de transporte r¨¢pido- o de manera muy dram¨¢tica, como el gran muro que atraviesa y divide los territorios palestinos, la frontera entre M¨¦xico y Estados Unidos o el sistema de alambradas en Melilla. Y cada vez m¨¢s son fronteras calientes, a punto de ser desbordadas. De ello trata con lucidez la exposici¨®n Fronteras en el CCCB, de visita imprescindible.
Al mismo tiempo se levantan fronteras absurdas, evitables e innecesarias como el Parc Central del Poblenou, proyectado por Jean Nouvel, uno de los mayores desprop¨®sitos de la Barcelona contempor¨¢nea. Est¨¢ visto que estamos recogiendo los ep¨ªgonos de grandes figuras: ya en ocasi¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos recolectamos uno de los peores ?lvaro Siza Vieira -la estaci¨®n meteorol¨®gica de la Vila Ol¨ªmpica-; tenemos el peor Herzog y de Meuron de la historia, la verg¨¹enza discotequera del edificio F¨®rum; David Chipperfiel est¨¢ llenando la ciudad de grandes cajas con sus paneles prefabricados de hormig¨®n coloreado y sus agobiantes ventanas repetitivas, y estamos asistiendo, de manera impasible, a la decadencia de Jean Nouvel.
Uno de los mayores desprop¨®sitos de Barcelona es el Parc Central del Poblenou, de Nouvel
En Par¨ªs, a principios de los noventa, Nouvel realiz¨® una obra mod¨¦lica, la Fundaci¨®n Cartier en el bulevar Raspail, que se levanta sobre una estructura liviana y est¨¢ configurada por paneles de cristal para favorecer la visibilidad, juegos de transparencia y sensaci¨®n de ligereza. Este parque barcelon¨¦s, en cambio, es un cultivo de barreras: unos muros de hormig¨®n, hechos con encofrado de ca?as, que hip¨®critamente se van a ir cubriendo de vegetaci¨®n, con unos arcos que se dice est¨¢n inspirados en Gaud¨ª, aunque les falta su belleza, su raz¨®n estructural y sus valores simb¨®licos. No s¨®lo se trata de una obra de mal gusto, que potencia la divisi¨®n y la fragmentaci¨®n, sino que el parque incumple los criterios m¨¢s b¨¢sicos de seguridad, adecuaci¨®n y comodidad para uso libre, igualitario y sin discriminaci¨®n de g¨¦nero. Un parque ha de ser lo m¨¢s abierto, accesible y visible posible; y lo absurdo es concebir un espacio p¨²blico como recinto cerrado y amurallado, escondido y con poqu¨ªsimas entradas.
Es absurdo porque al compartimentarlo se exageran la divisi¨®n y los l¨ªmites de un parque que deber¨ªa haber sido mayor y m¨¢s unitario, sin tantas calles que lo atravesasen y con voluntad de infiltrarse en el recinto de Can Ricart. Y no es que Nouvel no lo haya pensado bien o se haya precipitado: ha realizado tres proyectos y, harto de que se le introdujeran tantos cambios, ha decidido no proyectar un parque, sino una serie de recintos, planteando un experimento para comprobar hasta d¨®nde resiste la ciudadan¨ªa en un espacio de dominio y hasta d¨®nde puede llevar pervertir los criterios razonables de un espacio p¨²blico. Se plantea as¨ª una estrategia de la ocultaci¨®n: se ocultan la central de recogida neum¨¢tica y los servicios de mantenimiento con muros alt¨ªsimos y taludes; se ocultan el parque con muros; se ocultan los muros con flores; en definitiva, se oculta el barrio con el parque. Con unos muros que hubiera estado mejor que albergasen la biblioteca que hace a?os reclaman los vecinos de Poblenou. Y una agresi¨®n al contexto que tiene un precedente en la violencia como otra obra de Nouvel, la Torre Agbar, se entrega con el espacio p¨²blico que le rodea.
Y una vez inaugurado, ?cu¨¢nto tiempo va a durar antes de que se deban reparar estos errores? Ya se han tenido que cerrar por reformas, por deterioro y por mal funcionamiento, dos parques de la era ol¨ªmpica, muy cerca del Parc Central: el de Gl¨°ries y el del Bosquet Encantat. ?Cu¨¢ntas veces se ha tenido que cerrar el Central Park de Nueva York en 150 a?os por problemas de funcionamiento? Si el problema es el deterioro f¨ªsico, mal por haber realizado obras p¨²blicas con una vida ¨²til de 15 a?os. Y si el problema son los defectos de dise?o, ?por qu¨¦ no se ha aprendido de estos dos fracasos en casos tan cercanos?; ?por qu¨¦ no se valora la experiencia y calidad de nuestros paisajistas, que hace a?os proyectan unos magn¨ªficos parques metropolitanos? V¨¦ase la reciente monograf¨ªa del ?rea Metropolitana de Barcelona/ Mancomunitat de Municipis titulado Espais metropolitans 2000-2004, con parques de Isabel Bennasar, Carlos Llin¨¢s, Claudi Aguil¨®, Jordi Enrich, Montserrat Periel y otros. Entonces, ?por qu¨¦ se ha promovido que Nouvel realice este parque tan impactante y, a la vez, antisocial?
La Ley de Barrios establece en su punto 6 el baremo de la igualdad de oportunidades, sin discriminaci¨®n de g¨¦nero, en el acceso a los equipamientos y espacios p¨²blicos. Casi todos estos parques metropolitanos lo cumplen. El Parc Central del Poblenou, en cambio, es un ejemplo de todo lo que la ley quiere evitar: un espacio p¨²blico de escasa visibilidad y accesibilidad. Estamos en una ¨¦poca en la que se est¨¢ aprendiendo a dise?ar espacios p¨²blicos en los que se tenga en cuenta a las mujeres, con lo cual las mejoras son para todos, desde los ni?os a los ancianos, unos lugares mas igualitarios y confiados.
Recreaci¨®n de las murallas de los barrios cerrados, de los resorts y de las urbanizaciones, miniatura de los muros de Sharon en Palestina, el Parc Central del Poblenou se levanta como manifiesto del urbanismo del absurdo y del despilfarro, como provocaci¨®n a un silencio c¨®mplice que se produce en esta ciudad de nuevos ricos que, despu¨¦s de tantos prodigios, est¨¢ ya definitivamente anestesiada.
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