Anna Maria, la otra musa de Dal¨ª
El Teatro Museo de Figueres exhibe obras del artista protagonizadas por su hermana
Un pintor novel, a no ser que transite por caminos abstractos, necesita modelos para concretar su arte. Lo m¨¢s f¨¢cil es recurrir al entorno m¨¢s cercano, es decir, a la familia y a los amigos. Ni los genios escapan de esta tradici¨®n impuesta por la necesidad. El joven y figurativo Dal¨ª, tampoco. Su hermana Anna Maria fue protagonista recurrente en las primeras y preciosistas obras del artista. Sin embargo, la imagen de Anna Maria desapareci¨® del imaginario daliniano con la llegada de Gala. El encuentro entre Dal¨ª y su musa definitiva se produjo en 1929, en Par¨ªs. Es el mismo a?o de la ruptura con la familia como consecuencia de la verborrea incendiaria del artista, que le dedic¨® unos cuantos improperios a su padre, palabras excesivas para la moral bienpensante de la ¨¦poca.
El director del Teatro Museo Dal¨ª, Antoni Pitxot, explica que la mayor¨ªa de obras del pintor que faltan por catalogar corresponde precisamente a ese periodo de juventud, el que coincide con el reinado iconogr¨¢fico de Anna Maria. A partir de hoy la laguna es menor, porque el museo inaugura una exposici¨®n de peque?o formato en la que se exhiben 11 obras del gur¨² surrealista, entre dibujos y ¨®leos en diferentes formatos, con Anna Maria como hero¨ªna absoluta.
Cinco de ellas provienen de una colecci¨®n privada y hasta ahora permanec¨ªan pr¨¢cticamente in¨¦ditas. Las piezas que ven por fin la luz son los ¨®leos Retrat de la germana de l'artista (1920), Nena cosint (1926) y Anna Maria (1926). A ¨¦stos se a?aden dos estudios realizados en l¨¢piz sobre papel con el mismo motivo. A una edad temprana, Dal¨ª ya demuestra un prodigioso dominio del dibujo y coquetea con diversos soportes, que incluyen el lienzo, una l¨¢mina de cobre y la madera. La exposici¨®n, ubicada en la sala del museo conocida popularmente como la pescader¨ªa, se completa con obras del fondo del centro. Aunque Dal¨ª empezaba a dar sus primeros pasos art¨ªsticos, ya se le ve inmerso en la b¨²squeda de un lenguaje personal, por mucho que se perciban influencias dispares en su trabajo, algunas de las cuales no le abandonar¨ªan jam¨¢s (la pintura flamenca, por ejemplo).
Para Pitxot, con este proyecto se cumple un viejo sue?o: rendir un homenaje a Anna Maria, una mujer dotada de un gran talento literario que dedic¨® a glosar los paisajes de su querido Cadaqu¨¦s. Ella reconoci¨® con el tiempo que "durante las horas que le serv¨ªa de modelo, no me cansaba de observar este paisaje que siempre ha formado parte de m¨ª misma. Mientras me pintaba, estaba cerca de una ventana, y por eso mis ojos ten¨ªan tiempo de entretenerse en los detalles m¨¢s peque?os".
Despu¨¦s de la ruptura, Dal¨ª y su hermana no volvieron a hablarse nunca -seg¨²n sus bi¨®grafos oficiales-, pero mantuvieron cierta relaci¨®n en la distancia. Pitxot actu¨® como emisario secreto entre ambos y llevaba a Anna Maria libros y otros obsequios enviados por el pintor. "En realidad, pese a todo, ambos mantuvieron por el otro un cari?o entra?able", dice el director del centro, que recuerda que estas obras fueron pintadas todas en la casa del padre, el notario Salvador Dal¨ª i Cus¨ª, en una ¨¦poca sin nubarrones surrealistas. La exposici¨®n se mantendr¨¢ en cartel durante tres meses, aunque la fecha de clausura est¨¢ todav¨ªa por decidir. Sin duda, ser¨¢ una de las estrellas m¨¢s brillantes -por emotiva- de las veladas nocturnas del museo, que empezar¨¢n el pr¨®ximo 28 de julio.
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