Ense?anzas de la Era Cristiana
Pocas veces el lehendakari hab¨ªa dado tanto motivo para la reflexi¨®n y la filosof¨ªa como la semana pasada en Gante, ante ni?os de la guerra. El arranque de su discurso es de los que hacen ¨¦poca. "Hemos comenzado el siglo XXI con el desasosiego de la guerra: el fracaso de la humanidad". Y luego llega el magistral remate: "Parece que nada hubi¨¦ramos aprendido de la Era Cristiana". As¨ª, como suena, pues es trascripci¨®n literal del texto seg¨²n la p¨¢gina del Gobierno vasco. En B¨¦lgica se quedar¨ªan de una pieza. Y aqu¨ª. (Incidentalmente: el lehendakari no llam¨® B¨¦lgica a B¨¦lgica, sino "Pueblo de Flandes y Valonia", descomponi¨¦ndolo en sus partes en plan nacionalista y olvidando la Regi¨®n de Bruselas, que tiene consideraci¨®n propia; estas cosas gustan aqu¨ª, que por no decir Espa?a vale todo, ?pero no les sentar¨ªa a los interlocutores como una patada en salva sea la parte?).
"Yo a los siglos y a los milenios no les doy mucha importancia", aclaraba Xabier Arzalluz hace unos a?os
Pocas veces el 'lehendakari' hab¨ªa dado tanto motivo para la reflexi¨®n y la filosof¨ªa como la semana pasada
?No hemos aprendido nada de la Era Cristiana, pese a que hay tanta tela que cortar? Seg¨²n se colige del texto, piensa el orador que la gran ense?anza de la Era Cristiana consiste en que "la forma de arreglar los conflictos" es "el di¨¢logo y la negociaci¨®n", una hermosa manera de resumir 20 siglos de historia en una tacada. ?La Era Cristiana est¨¢ ya superada? A lo mejor; as¨ª lo sugiere la reflexi¨®n, pero nada puede concluirse a ciencia cierta a partir de este mensaje hist¨®rico. En fin, ?qu¨¦ poco hemos aprendido de la Era Cristiana!
Una singularidad conmovedora del nacionalismo reside en que sus referencias temporales son de amplio espectro y extenso calado, prefiere las grandes acotaciones cronol¨®gicas. Huye de lo ef¨ªmero como de la peste. En su literatura y discursos no resultan raras las citas a milenios o centurias; ahora, la Era Cristiana en bloque (hablar de la Edad Contempor¨¢nea o de la Moderna hubiese parecido flojera). "Yo a los siglos y a los milenios no les doy mucha importancia", aclaraba Arzalluz hace unos a?os. La deliciosa consideraci¨®n, en s¨ª contradictoria, tiene la curiosidad de que un dirigente hable, hasta para el desd¨¦n, de espacios de tiempo tan amplios e inusuales en la pol¨ªtica. Muestra la familiaridad con que el nacionalismo trata a las altas escalas del tiempo.
Milenios, siglos, eras... brotan con facilidad de sus labios, lo mismo que otros hablan de a?os, legislaturas. Pocas veces el pol¨ªtico no nacionalista vasco se refiere a una d¨¦cada completa, que le parece una eternidad. A los nacionalistas les resulta una bagatela, como herederos de un pueblo ?milenario!
El nacionalismo tiene la habilidad, adem¨¢s, de resumir los grandes espacios temporales en un par de notas. ?La ense?anza de la Era Cristiana? El di¨¢logo y la negociaci¨®n, pues casualmente las moralejas coinciden con el programa del Gobierno.
El pasado es nacionalista, no hay duda. "Podemos resumir -aseguraba el de la Era Cristiana en 2000- la etapa de convivencia que transcurre desde la incorporaci¨®n de los Territorios Vascos a la Corona de Castilla hasta principios del siglo XVIII, afirmando que, tanto Alava como Gipuzkoa, Navarra y Bizkaia, vivieron durante siglos una vida de soberan¨ªa compartida, mediante su libre adhesi¨®n a trav¨¦s de uniones personales escrupulosamente renovadas por cada uno de estos Territorios Hist¨®ricos con cada uno de los reyes de Castilla, y m¨¢s adelante con cada uno de los reyes de las Espa?as". Nada de esto tiene pies ni cabeza, pero cumple la funci¨®n de sintetizar en breves im¨¢genes toda una ¨¦poca. Y de acomodarla al gusto del nacionalismo. Aqu¨ª el pasado es imprevisible.
As¨ª que para el nacionalismo la principal ense?anza de la Era Cristiana es di¨¢logo/negociaci¨®n -recu¨¦rdense las gestas de romanos, v¨¢ndalos, hunos y espa?oles, que de todo ha habido en la mentada Era-. Quiz¨¢s tambi¨¦n lo sea su afici¨®n a simplificar, convencidos de que la historia, los siglos, los milenios, las eras... se han sucedido sin grandes complejidades y -menos este penoso instante -siempre al gusto exacto del nacionalismo, lo que ya es m¨¦rito.
La afici¨®n por el clich¨¦ y las grandes ¨¦pocas tiene una consecuencia curiosa: ya sabemos c¨®mo ser¨¢ el siglo XXI. Al menos el lehendakari lo sabe. Sucesivamente nos ha informado de que "el invento del siglo XXI son las personas", "la Euskadi del siglo XXI es una Euskadi tolerante, sin violencias" (aqu¨ª no ha atinado), "el siglo XXI" ser¨¢ "el de la libre adhesi¨®n para construir proyectos entre las personas y los pueblos", "es el siglo de la interdependencia y el siglo de la soberan¨ªa compartida", el siglo XXI es "el siglo de la libre asociaci¨®n", "el siglo XXI ser¨¢ el siglo de las mujeres". El futuro lo tenemos ya controlado y definido. Como el pret¨¦rito.
Hay cierta veleidad al definir este siglo XXI de la libre asociaci¨®n, tolerancia, interdependencia, soberan¨ªa compartida y las mujeres, pero una nota com¨²n: en lo fundamental, el siglo XXI so?ado coincide perfectamente con los deseos del nacionalismo vasco. Es lo bueno de ser nacionalista: el presente se resiste, pero el pasado y el futuro, obedientes, coinciden con sus m¨¢s ¨ªntimos anhelos. Por eso es mala suerte la nuestra, que no podemos vivir ni en el pasado ni en el futuro. Ambos son un para¨ªso, pero fuera de nuestros alcances: nos ha tocado el presente, y a aguantar.
Tiene raz¨®n el lehendakari, algo habr¨ªa que aprender de la Era Cristiana. Habr¨¢ que ponerse de acuerdo en qu¨¦. Una idea: no es bueno que los gobiernos se especialicen en sobresaltar a los ciudadanos -esta semana, m¨¢s de una vez, con las amenazas de consulta y con el surrealista Plan de Acci¨®n en Defensa y Promoci¨®n de los derechos civiles y pol¨ªticos, que parece una declaraci¨®n de guerra a los vascos normales-, ni que intenten quitar derechos a casi la mitad de la poblaci¨®n. No s¨¦ si se deduce de la Era que inspira a nuestros mentores, pero suena a sentido com¨²n. De todas formas, ?qu¨¦ poco hemos aprendido de la Era Cristiana!
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