Despedida desde el Prado
Dif¨ªcil hacerse cargo de una noticia tan inesperada como dura. Realmente a quien esto escribe le produce un pudor paralizante tener que hablar apresuradamente de alguien con quien ha compartido una relaci¨®n muy intensa profesional y personal durante estos ¨²ltimos a?os al frente del Museo del Prado. La muerte de Rodrigo Ur¨ªa es el final de una vida vivida con pasi¨®n desbordante, de una brillante trayectoria profesional como abogado y empresario, y una no menos decisiva actividad de promotor de la cultura y el arte en nuestro pa¨ªs. De esta ¨²ltima faceta puedo dar fe cierta al haber sido testigo directo de la generosa dedicaci¨®n y talento con el que se ha aplicado a su querido Museo del Prado desde hace m¨¢s de veinte a?os. Recordaba Rodrigo con orgullo que su nombramiento como vocal del Real Patronato del Museo fue su ¨²nica y, lo reconoc¨ªa, m¨¢s importante compensaci¨®n que pidi¨® al ministro Javier Solana por su decisiva colaboraci¨®n para hacer realidad la creaci¨®n del Museo Thyssen y la paralela y extraordinaria recuperaci¨®n para el Estado espa?ol de la Marquesa de Santa Cruz, de Goya, hoy en el Prado. Su activa y leal colaboraci¨®n con los sucesivos presidentes del patronato en los proyectos m¨¢s complicados que ha vivido la instituci¨®n en todos estos a?os, la ampliaci¨®n, la modernizaci¨®n..., tuvo tambi¨¦n su recompensa cuando hace tres a?os por estas fechas fue nombrado presidente del nuevo Real Patronato nacido tras la aprobaci¨®n de la ley reguladora del museo. El primer presidente de una nueva era para el museo. No tuvo ninguna duda en desprenderse de otras actividades para dedicarse con intensidad a este cargo, que, como buen hijo, se lo brind¨® p¨²blicamente a su madre la pintora asturiana Blanca Meru¨¦ndano, fuente principal de sus inquietudes art¨ªsticas.
A lo largo de todos estos a?os le he visto trabajar, discrepar y apoyar con criterio todas y cada una de las propuestas que desde el museo han nacido. Era, y creo que as¨ª se sent¨ªa, el primer ciudadano en la vanguardia del Prado, en la defensa de este inmenso legado de la historia de Espa?a, en la defensa de su origen, de su v¨ªnculo imborrable con la Corona y definitivamente en la defensa de su misi¨®n principal de favorecer su disfrute m¨¢s amplio por la sociedad.
A pesar de nuestra diferencia generacional, de nuestra distinta procedencia y formaci¨®n, discrep¨¢bamos lo suficiente, era su forma de hacer, para coincidir en lo fundamental. ?Qu¨¦ era y es lo fundamental? El Museo del Prado de hoy y su prometedor futuro lo hacen las personas que trabajan en la instituci¨®n. Su presidente no perd¨ªa ninguna ocasi¨®n para manifestar el aprecio sincero y su mayor consideraci¨®n hacia el trabajo de cada una de las personas que cotidianamente hacen posible que funcione el Prado, el llamado buque insignia de la cultura espa?ola que Rodrigo, con su especial sagacidad, desglosaba en tres partes fundamentales: un museo, una instituci¨®n y una empresa.
Quiero despedirme del presidente y del amigo devolvi¨¦ndole, en nombre de todo el personal del museo, el mismo aprecio, cari?o y respeto que generosamente nos ha brindado a todos nosotros estos largos e intensos a?os.
Miguel Zugaza es director del Museo del Prado
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