La cuesti¨®n navarra
La gran paradoja en relaci¨®n a la cuesti¨®n navarra es que sigue siendo hoy, como lo ha sido en el siglo XX espa?ol, un problema sustancialmente ajeno a la propia Navarra. El statu quo de la comunidad foral no es puesto en cuesti¨®n por la condici¨®n vasca de buena parte de sus ciudadanos. La naturaleza vasca de Navarra trasciende en mucho a la existencia de un proyecto nacionalista vasco. Se trata de un dato que ha sido compatible durante siglos con la integraci¨®n de las Provincias Vascas en la Corona de Castilla en contraste con la vida pol¨ªtica singular del viejo reino. Si no es la naturaleza vasca de Navarra la que plantea la necesidad de su eventual incorporaci¨®n a Euskadi, menos lo es la hipot¨¦tica falta de viabilidad de una comunidad foral que ha alcanzado en la vida espa?ola unas cotas de bienestar econ¨®mico y social manifiestamente envidiables. Navarra, con una clara conciencia de su singularidad hist¨®rica, se encuentra satisfactoriamente integrada en el conjunto de la realidad espa?ola. Y es dif¨ªcil de imaginar que pudi¨¦ramos hablar de una cuesti¨®n navarra si atendi¨¦ramos a causas conectadas en exclusiva con la vida propia de los navarros.
La cuesti¨®n navarra, en la reciente vida de Espa?a, tiene que ver sustancialmente con los intereses y las presiones de un nacionalismo vasco que ve, seguramente con raz¨®n, en la integraci¨®n de Navarra al proyecto de Euskadi un paso indispensable para la verosimilitud de su ¨²ltimo objetivo. Desde el inicio del nacionalismo vasco, y especialmente desde los a?os treinta y el momento de la transici¨®n pol¨ªtica, los nacionalistas vascos han pensado que el territorio, la poblaci¨®n y la historia de Navarra son elementos indispensables para llevar adelante un proyecto de independencia muy dif¨ªcil de alcanzar con referencia a los l¨ªmites actuales de la Comunidad Vasca. En el imaginario del nacionalismo vasco, Navarra ha sido siempre algo m¨¢s que su Ulster, tal como proclamaba un ilustre nacionalista vasco de Navarra, D. Manuel de Irujo. Incluso es posible que por encima de la realidad territorial y poblacional, los nacionalistas vascos han visto en la comunidad foral un elemento sustancial en toda visi¨®n nacionalista: su posibilidad de legitimidad hist¨®rica ligada a la vida de uno de los viejos reinos hispanos. Un t¨ªtulo al que decenas de a?os de movilizaci¨®n de la historia no han podido equiparar a las viejas provincias ligadas a la vida de Castilla.
La hip¨®tesis de que una integraci¨®n de Navarra en Euskadi frenara la actual hegemon¨ªa nacionalista en el Pa¨ªs Vasco, es una hip¨®tesis razonable en un horizonte inmediato. Se tratar¨ªa de un riesgo que el nacionalismo vasco estar¨ªa dispuesto a jugar a la vista de las posibilidades que se abren para su proyecto a medio y largo plazo. Esta hip¨®tesis de interponer un dique al control nacionalista de la vida vasca se trata de un dato que raramente se plantea p¨²blicamente, pero que est¨¢ presente en los c¨¢lculos de los pol¨ªticos. Cuando, por otro lado, los socialistas navarros plantean la posibilidad de una negociaci¨®n con los nacionalistas vascos en Navarra a cambio de suspender sine die el proceso de incorporaci¨®n de la comunidad foral a Euskadi, est¨¢n planteando un imposible. Porque solamente el proceso de integraci¨®n justifica la existencia de unas fuerzas pol¨ªticas nacionalistas que, en otro caso, perder¨ªan su raz¨®n de existencia.
La v¨ªa navarra a la autonom¨ªa, de ley a ley, de la Ley Paccionada de 1841 a la Ley de Amejoramiento Foral, siguiendo el modelo de nuestra transici¨®n, result¨® una inteligente operaci¨®n pol¨ªtica que frustr¨® las pretensiones del nacionalismo vasco. Es verdad que la transitoria cuarta de nuestra Constituci¨®n abre la puerta para una rectificaci¨®n de este camino. El dato b¨¢sico al respecto, sin embargo, es que esta transitoria no tiene su origen en la voluntad de los navarros, sino en la presi¨®n de los nacionalistas vascos a los que se cedi¨® en un intento de integrarles en el orden constitucional.
El nacionalismo vasco estar¨ªa dispuesto a muchas cesiones provisionales por conseguir una integraci¨®n que har¨ªa viable la "hoja de ruta" de su proyecto pol¨ªtico. Pero se tratar¨ªa de una integraci¨®n que a la vuelta de muy poco tiempo nos enfrentar¨ªa con un proyecto nacionalista vasco que habr¨ªa alcanzado su objetivo t¨¢ctico m¨¢s importante. Esta es la raz¨®n por la que la gran mayor¨ªa de los navarros y el resto de los espa?oles, no podemos ceder en la apertura de un camino que puede resultar a corto plazo bien o mal para el proyecto espa?ol, pero que es la posibilidad para que pueda prosperar una opci¨®n secesionista, para que pueda hacerse realidad el colapso de Espa?a.
Los socialistas navarros deben juzgar la actual coyuntura pol¨ªtica con realismo y responsabilidad. No pueden pedir a Nafarroa Bai lo que esta coalici¨®n no puede darles sinceramente sin pagar por ello el precio de su disoluci¨®n pol¨ªtica. Si el socialismo navarro no puede llegar a un entendimiento con UPN, el camino m¨¢s sensato y democr¨¢tico parece una nueva consulta al electorado. Este entendimiento, bien en la forma de un gobierno de coalici¨®n, bien en la forma de un gobierno en minor¨ªa integrado por el partido m¨¢s votado, parece, probablemente, la soluci¨®n m¨¢s f¨¢cil, razonable y comprensible para el electorado.
En todo caso, conviene tener presente que el sustancial componente vasco de Navarra no necesita del proyecto del nacionalismo sabiniano para afirmarse y sobrevivir. Y que ese componente tiene en los instrumentos de cooperaci¨®n entre Comunidades Aut¨®nomas previstos en nuestra vida pol¨ªtica, adem¨¢s de en el amparo general de nuestra Constituci¨®n, una firme y suficiente garant¨ªa. En definitiva, que no se trata de una cuesti¨®n cultural la que est¨¢ en juego, sino de la viabilidad de un proyecto pol¨ªtico de inspiraci¨®n secesionista en el que no cree la mayor¨ªa del pueblo navarro. Un proyecto que no puede contar con el apoyo de las fuerzas pol¨ªticas espa?olas sin asumir con ello el m¨¢s evidente de los contransentidos.
Andr¨¦s de Blas Guerrero es catedr¨¢tico de Teor¨ªa del Estado en la UNED.
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