Sueldos
Hay un tipo de mendigo universal, ese que entra en el vag¨®n del metro y te da una charla sin mucho convencimiento. La frase antol¨®gica de este profesional de la mendicidad es: "Antes prefiero pedir que robar". Dicho mendigo universal, personaje valleinclanesco que echa mano de una ret¨®rica bondadosa para enternecer al pasajero, sabe de antemano que nada va a conseguir y que provoca el escepticismo de unos pasajeros que no suelen darle nada. El mendigo universal se baja del vag¨®n cag¨¢ndose en los muertos del pasaje y decidido a pegarle el tir¨®n a una vieja, no porque ¨¦l quiera, ?cuidado!, sino porque se ve abocado por la indiferencia de un p¨²blico que va a lo suyo y que, seg¨²n nuestro mendigo moralista, se convierte en c¨®mplice y corresponsable del consabido tir¨®n a la viejecita.
El personaje se me vino a la cabeza cuando le¨ª que el alcalde de Mijas, don Agust¨ªn Moreno, se ha visto obligado a dimitir por coherencia personal, o sea, porque el partido le instaba a rebajarse el generoso sueldo que ¨¦l mismo se hab¨ªa asignado. El ciudadano no sale de su asombro ante el hecho de que no haya una ley que decida por encima de los deseos de los pol¨ªticos, y en estos d¨ªas es un tema recurrente el comparar el sueldo de tu alcalde con el del pueblo de al lado. A ver qui¨¦n lo tiene m¨¢s grande. Pero lo que es verdaderamente de antolog¨ªa es la raz¨®n por la que el ex alcalde de Mijas justificaba esa cantidad tan estupenda de dinero. Seg¨²n el pol¨ªtico, en pueblos con una fuerte presi¨®n urban¨ªstica, el alcalde ha de estar blindado con un buen sueldo para no caer en la tentaci¨®n de aceptar gratificaciones de los constructores. A esto se le llama poner el dedo en la llaga.
Los empleados infrapagados, los mileuristas, toda esa parte del pa¨ªs que vive lampando, deber¨ªan aplicarse el cuento: mej¨®renme el sueldo, por favor, porque no quiero caer en la tentaci¨®n de levantarle dinero a la empresa. L¨¢stima que a los trabajadores no se les presente la posibilidad del pillaje para poder presionar al jefe con semejante honradez.
Para colmo, luego tampoco les tiran del bolso a las abuelas. M¨¢s que buenos son tontos.
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