Hechos y teor¨ªas
La teor¨ªa dec¨ªa que ayer era una etapa de transici¨®n. Marsella-Montpellier, un arco abarcando siempre al Mediterr¨¢neo. Una etapa sin historia, en la que se preve¨ªa una fuga animadora -y calor, por supuesto-, que dif¨ªcilmente ser¨ªa buena, y que culminar¨ªa con un sprint en el que previsiblemente Boonen ser¨ªa el hombre a batir.
Y claro, la teor¨ªa puede decir lo que quiera, pero ayer llegaba el Tour a Montpellier, cuna de Augusto Comte, positivista y considerado padre de la sociolog¨ªa. Y ¨¦l, hace ya m¨¢s de un siglo, ya nos dec¨ªa que no hay m¨¢s conocimiento que el emp¨ªrico, el que nace de los hechos y se basa en lo real.
Pues lo real ayer, los hechos, contradijeron a esa teor¨ªa. S¨ª, hubo sprint, pero ni gan¨® Boonen ni fue el hombre a batir, pues qued¨® eliminado en la gincana de los ¨²ltimos kil¨®metros. Hubo fuga, y parec¨ªa que pod¨ªa ser buena, pero no llegaron a ning¨²n sitio. Y no porque la teor¨ªa as¨ª lo dijese, sino porque apareci¨® un invitado inesperado: el viento. Un viento que hizo que un equipo, el Astana de la momia Vinokourov, que Dios sabe por qu¨¦ motivaci¨®n (?quiz¨¢ la rabia?) fue el encargado de dinamitar y hacer saltar por los aires esa teor¨ªa ma?anera. Hoy no ser¨¢ un d¨ªa tranquilo, pens¨® el rubio kazajo mientras mandaba abrir gas a sus compa?eros.
Y hubo un gran perjudicado, por partida doble adem¨¢s, y no fue otro que Moreau, el resucitado ¨ªdolo del ciclismo franc¨¦s. Perjudicado primero por una ca¨ªda. Y luego por la fractura que provoc¨® en el pelot¨®n el movimiento de los kazajos. Le pill¨® el abanico por la parte trasera (quiz¨¢ como consecuencia de la ca¨ªda, que los males nunca van solos), y vio con desesperaci¨®n como sus esperanzas de ganar el Tour quedaban en nada. Cierto es que ni ¨¦l ni su equipo arrojaron la toalla, pero igual de cierto es que de poco les sirvi¨®.
Y finalmente hubo un ganador real, que curiosamente tambi¨¦n pod¨ªa haberlo sido de haberse cumplido la teor¨ªa, ya saben, la del d¨ªa tranquilo y sprint final. No se cumpli¨® y a pesar de ello ¨¦l gan¨®. Y hubo uno que se alegr¨® -bueno... supongo que alguno m¨¢s- por la victoria de un amigo. Porque Hunter hab¨ªa prometido a sus amigos que iba al Tour para ganar, que se sent¨ªa capaz, que no le ten¨ªa miedo a nadie. Y as¨ª lo hizo, tal y como me lo prometi¨®, y yo a¨²n le estoy felicitando.
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