El mistral se lleva a Moreau
Un abanico organizado por Vinok¨²rov, ya en forma, condena al campe¨®n de Francia
Las palabras, dice el dicho, se las lleva el viento, y a Christophe Moreau, se vio ayer, tambi¨¦n. Noticia gorda. Dos razones: porque Moreau no es un cualquiera -sub¨ªa sin cadena, asustaba en la monta?a, se le teme en los Pirineos, marchaba sexto a 3m 18s de Rasmussen, a 43s de Valverde, y perdi¨® 3m 20s m¨¢s- y porque los abanicos no son precisamente una de las especialidades del Tour, ni tampoco, dicen los historiadores, del gran ciclismo. Recurso de Vuelta, dec¨ªan los peyorativos, que a?ad¨ªan, por machacar que no quede, que la ¨²nica aportaci¨®n de Manolo Saiz a la historia del ciclismo era la elevaci¨®n del abanico, maniobra defensiva, a los altares de la t¨¢ctica ofensiva.
Las palabras, las frases. "?Puede Moreau ganar el Tour?", se preguntaba el martes, qu¨¦ lejos, L'?quipe. "No os fi¨¦is, no os fi¨¦is, que Vinok¨²rov es m¨¢s peligroso habiendo perdido ocho minutos que yendo de l¨ªder", advirti¨® Pereiro, otro de la cofrad¨ªa de los que consideran al kazajo un animal salvaje, m¨¢s peligroso cuanto m¨¢s herido. "A la guerra hay que ir preparado", resumi¨®, ya en Montpellier, terminada la escabechina, Toni Colom, el lugarteniente mallorqu¨ªn de Vinok¨²rov.
El viento, el mistral. Se ve¨ªa venir el terremoto, y no s¨®lo porque, pasado Arles de este a oeste, apacibles vacas de largos cuernos sesteando, los arrozales, las espigas, estuvieran inquietos, movidos por un viento que no encuentra oposici¨®n hacia el mar. El mistral, tierra hacia el mar, influy¨®, por supuesto, el viento lateral, que molesta m¨¢s a los ciclistas que el frontal porque para protegerse hay que taparse ocupando la carretera a lo ancho. Como es bien sabido, la anchura de una v¨ªa es limitada, no as¨ª su longitud: si sopla de frente, uno detr¨¢s de otro los ciclistas tap¨¢ndose pueden extenderse hasta donde la imaginaci¨®n les deje; si sopla de lado, el ¨²ltimo, a la cuneta, a la fila de atr¨¢s, a cortarse, a la soledad: la ley del abanico.
Hab¨ªa otros detalles. Uno es la misteriosa transferencia de personalidad, la herencia gen¨¦tica que no s¨®lo afecta a los seres vivos, sino tambi¨¦n a las sociedades que forman. Por ejemplo, a los equipos ciclistas. El Astana de 2007 est¨¢, en teor¨ªa, a mundos de distancia del que mont¨® Saiz en 2006, pero camino de Montpellier, en la etapa m¨¢s llana del Tour, hizo triunfar un abanico, lo que nunca consigui¨® en la grande boucle el maestro de Torrelavega.
Los genes de Vinok¨²rov, del campe¨®n, el orgullo del Merckx que despu¨¦s de que Oca?a lo machacara en Orci¨¨res-Merlette 71 le oblig¨® a una persecuci¨®n de 250 kil¨®metros, infructuosa. Merckx y su grupo llegaron a Marsella con las calles vac¨ªas, sin vallas, dos horas antes de lo previsto. Oca?a lleg¨® un par de minutos despu¨¦s. Medio pelot¨®n, fuera de control. La ira de Merckx. La ira de Vinok¨²rov, capit¨¢n general. Se sabe que el ministro de Defensa de Kazajist¨¢n, y presidente de la federaci¨®n de ciclismo, le envi¨® un SMS a Biver orden¨¢ndole que promoviera a Kl?den a l¨ªder; lo que no se sabe es si antes Vinok¨²rov le hab¨ªa enviado un SMS al ministro orden¨¢ndole que transmitiera sus ¨®rdenes. Lo que s¨ª se sabe es que Vinok¨²rov se puso al frente con sus cosacos, un tal Ivanov, entre ellos, tremendo, en el kil¨®metro 112, una curva despu¨¦s del avituallamiento, un cambio de viento estudiado, y que minutos despu¨¦s el d¨ªa se convirti¨® en un pandem¨®nium de gritos, frenazos, angustias. Los kazajos cortando a la gente; los dem¨¢s, coloc¨¢ndose, los gregarios fuertes, tipo Txente, Noval, cuid¨¢ndose de sus jefes, tal Valverde, tal Contador. Y Moreau, en Babia.
Pobre Moreau, sobre quien recay¨® toda la ira ayer, cuando los vendajes de las rodillas del albino kazajo actuaron m¨¢s como se?ales de guerra que como compresas curativas. Pobre Moreau, que se cay¨® en el kil¨®metro 31 y se rompi¨® las zapatillas. Despu¨¦s se rompieron sus sue?os. Diez kil¨®metros despu¨¦s de dejar cortado al campe¨®n de Francia, quien guiado por Arrieta estaba a 1m 35s, Vinok¨²rov orden¨® retirarse. Los equipos de sprinters tomaron el relevo. Condenaron la fuga de Florencio. Condenaron a Moreau. Entronizaron a Kl?den, quien seguramente ma?ana se vista de amarillo tras la contrarreloj. Gan¨® la etapa, la d¨¦cima m¨¢s r¨¢pida de la historia, Hunter, del Barloworld, el primer surafricano que lo consigue.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.