Juntos pero no revueltos
La negativa del Partido Socialista a formar gobierno con Nafarroa Bai en el Viejo Reino ha puesto fin -de momento- a varios meses de dimes y diretes sobre diversos asuntos relacionados con la identidad de Navarra. Desde la manifestaci¨®n de UPN-PP por las calles de Pamplona para denunciar la supuesta venta de la Comunidad Foral a ETA, hasta la renuncia de Fernando Puras a liderar la llamada "alternativa de progreso" por miedo a las consecuencias que para el PSOE pudiera tener ese pacto en las pr¨®ximas elecciones, muchas han sido las cosas que se han dicho sobre Navarra y sus relaciones con el Pa¨ªs Vasco. Releyendo algunas de ellas, es dif¨ªcil evitar una sensaci¨®n de asombro al comprobar la tensi¨®n y la agresividad con que se plantean algunos problemas que eran inexistentes hace tan s¨®lo 30 a?os. Sin embargo, explicaciones, haberlas haylas,
Si miramos por el retrovisor y tratamos de evocar lo que hace no mucho tiempo era la realidad social y cultural vasco-navarra, enseguida recordaremos la naturalidad con que se viv¨ªan las intensas relaciones existentes entre Navarra y las provincias que luego conformar¨ªan la comunidad aut¨®noma vasca (CAV). En el ¨¢mbito deportivo, muchos se acordar¨¢n, por ejemplo, de la celebraci¨®n de campeonatos vasco-navarros de nataci¨®n, de atletismo, de tenis y de otros deportes. O del rally vasco-navarro de automovilismo. Desconozco cu¨¢les de estas actividades permanecen a¨²n, aunque es probable que el tsunami de la pol¨ªtica se haya llevado por delante no pocas cosas que para la ciudadan¨ªa eran bastante normales.
Sin embargo, lo cierto es que, pese a los embates del vendaval pol¨ªtico, numerosas instituciones de la vida social, cultural, cient¨ªfica, econ¨®mica, o deportiva desarrollan su actividad en un ¨¢mbito geogr¨¢fico que comprende tanto a la CAV como a Navarra. Algunas de ellas datan de hace casi un siglo, como es el caso de Euskaltzaindia, que fue creada en 1919 bajo los auspicios de las diputaciones de Alava, Guip¨²zcoa, Navarra y Vizcaya, al igual que Eusko Ikaskuntza lo hab¨ªa sido un a?o antes. Otras entidades, como la Federaci¨®n de Cajas de Ahorro Vasco-Navarras, o la Federaci¨®n Vasco-Navarra de Monta?ismo fueron creadas poco despu¨¦s, en 1924, contando pues con m¨¢s de 80 a?os de vida, bastantes m¨¢s que los que tienen Miguel Sanz, Fernando Puras, o Patxi Zabaleta.
Si uno utiliza cualquiera de los buscadores habituales que operan en la Red, observar¨¢ con facilidad la gran cantidad de referencias a esa realidad vasco-navarra que aparecen en la misma. Instituciones como el Real Autom¨®vil Club Vasco-Navarro o el Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro son algunas de las m¨¢s conocidas. En el campo de la medicina la lista es interminable: sociedad vasco-navarra de medicina familiar y comunitaria, asociaci¨®n vasco-navarra de pediatr¨ªa, sociedad vasco-navarra de cardiolog¨ªa, sociedad vasco-navarra de patolog¨ªa respiratoria, sociedad vasco-navarra de psiquiatria.... El ¨¢mbito econ¨®mico es tambi¨¦n sintom¨¢tico de una realidad en la que no pocas empresas que operan en muy diferentes ramos (alimentaci¨®n, seguros, ocio, cosm¨¦tica...) llevan en su marca la denominaci¨®n vasco-navarra.
?C¨®mo es posible entonces que algo que ha sido vivido con relativa naturalidad durante d¨¦cadas, incluso bajo el franquismo, suscite hoy en d¨ªa tanta confrontaci¨®n? ?C¨®mo explicar que lo que resulta normal en otros campos de la vida sea escandaloso en el ¨¢mbito pol¨ªtico? Es evidente que una parte de la explicaci¨®n tiene que ver con la utilizaci¨®n interesada de Navarra como se?uelo en una estrategia de agitaci¨®n orientada a la conquista del poder, exacerbando para ello determinados sentimientos. Pero no es menos cierto que ello ha sido posible gracias a los planteamientos anexionistas y uniformizadores de un nacionalismo vasco que, subido en la ola del prestigio alcanzado en las postrimer¨ªas del franquismo -y dilapidado luego en gran parte- ha vivido, en algunos aspectos, ensimismado, confundiendo su propio ideario con los deseos mayoritarios de la sociedad, y de espaldas a la compleja realidad social el pa¨ªs. Tengo para m¨ª que, tanto la mayor¨ªa de los vascos como de los navarros, desear¨ªamos vivir juntos, aunque no revueltos. Pero esto es algo que los pol¨ªticos de uno y otro signo no parecen comprender.
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