Memoria de un pintor
Pese a la esforzada y extensa tarea de balance de la memoria de nuestra vanguardia hist¨®rica del pasado siglo realizada en las ¨²ltimas d¨¦cadas, quedan todav¨ªa figuras o episodios de inter¨¦s que permanecen a¨²n hoy insuficientemente esclarecidos. De ah¨ª el acierto indudable de esta muestra que rescata la obra de Aurelio Su¨¢rez (Gij¨®n, 1910-2003) para el p¨²blico de Madrid, ciudad que tendr¨ªa un papel importante en la trayectoria del artista asturiano -tanto con las exposiciones de referencia que ¨¦ste realiza, durante el periodo de la Rep¨²blica, en el Ateneo y el Museo de Arte Moderno como luego en la posguerra, en las librer¨ªas Clan y Fernando Fe- pero donde, desde el final de los cincuenta, apenas hab¨ªa vuelto a verse alg¨²n ejemplo muy puntual de su trabajo. Ya que no en vano la decisi¨®n del propio Su¨¢rez, poco despu¨¦s de aquella ¨²ltima incursi¨®n madrile?a, de interrumpir toda proyecci¨®n p¨²blica de la obra, y que mantendr¨¢ hasta su muerte, contribuir¨ªa en buena medida a forzar, en el tiempo, la condici¨®n de pintor secreto.
AURELIO SU?REZ
Galer¨ªa Guillermo de Osma Claudio Coello, 4. Madrid Hasta el 27 de julio
Se inscribe, de hecho, la singular po¨¦tica imaginaria de Su¨¢rez en esa ¨®rbita extensa del surrealismo que tan fuerte impronta tiene en el frente renovador de la escena espa?ola de los a?os treinta y que todav¨ªa en las dos d¨¦cadas siguientes -en las que, de hecho, est¨¢n fechadas precisamente las telas reunidas en esta exposici¨®n- seguir¨¢ siendo referente principal en el despertar de la joven generaci¨®n informalista de posguerra. Surrealismo, insisto, en sentido extenso, que a la manera de tantos otros creadores espa?oles coet¨¢neos se entrevera en la invenci¨®n visual de Su¨¢rez de ecos variopintos, que van en su caso desde la cadencia metaf¨ªsica hasta ese expresionismo ocasional tan expl¨ªcito que reflejan, dentro de la propia selecci¨®n reunida en la muestra, composiciones como Ta?edor de guitarra de 1942 o Terceto de 1949. Y lo que viene a confirmar a la postre este reencuentro con el hacer de Aurelio Su¨¢rez es que, a¨²n sin alcanzar el rango de figura mayor, se trata sin duda de un pintor de raza, que consolida, en sus telas, un cosmos visionario tan incontestablemente personal como entra?able.
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