Llegar sin invitaci¨®n

Donato Ndongo-Bidyogo (Niefang, Guinea Ecuatorial, 1950) ha encarnado durante muchos a?os para el p¨²blico espa?ol la literatura de su pa¨ªs. Su Antolog¨ªa de la literatura guineana, publicada en 1984, es un cl¨¢sico. En su novel¨ªstica destacan Las tinieblas de tu memoria negra y Los poderes de la tempestad, ambas con fuerte poso autobiogr¨¢fico. A la actividad docente (hoy es profesor en Columbia, Misuri, donde est¨¢ firmada la presente novela, y dirigi¨® en Madrid el Colegio Mayor Nuestra Se?ora de ?frica), a?ade su faceta period¨ªstica (fue delegado de Efe) y sobre todo pol¨ªtica, que le ha ocasionado la enemistad del r¨¦gimen de Teodoro Obiang y como consecuencia no pocos problemas para residir en Espa?a.

El metro es una apuesta de Ndongo por retratar el universo de la inmigraci¨®n africana. El protagonista, Lambert Obama Ondo, no es un s¨ªmbolo porque posee encarnadura, pasado y circunstancias personales, pero s¨ª vale como referente de esos rostros que hoy son, a ciertas horas, mayoritarios en el suburbano y en numerosos ambientes laborales espa?oles. La novela aspira a describir la oculta gravedad del choque cultural del inmigrante al plantarse en una ciudad como Madrid... y dedicarse al top manta en el metro, o por ejemplo a la lucha por la vida en la costa alicantina.

Ya va habiendo en Espa?a

producci¨®n literaria o cinematogr¨¢fica sobre la inmigraci¨®n, pero en lo que la novela de Ndongo brilla de modo original es en la pintura del pasado africano de su protagonista: los lazos familiares y sociales que nos presenta son elemento narrativo de primera, y el camino que lleva a Obama a saltar a Europa es, dado el acierto de esa historia anterior, literariamente veros¨ªmil y emocionante. Realmente el tel¨®n de fondo vale para cualquier pa¨ªs del ?frica colonizada por los franceses y abierta hoy a todos los sue?os de Europa como tierra de promisi¨®n. El relato es duro, aunque evite cargar los tintes s¨®rdidos, y no desde?a asomarse al desconcierto de las relaciones amorosas de los africanos con blancas en un universo que hace lo posible por rechazarles o, al menos, por ignorarles. El tema constante es el muro, impl¨ªcito o expl¨ªcito, pero muro.

El estilo de Ndongo tiene una elegancia nunca re?ida con el gracejo, lo que brinda una lectura que no se atasca en recursos modernoides, sino que insta al recuerdo de la claridad cl¨¢sica. Es un estilo que vehicula con ligereza la complejidad de mundos culturales muy ajenos, que por eso mismo necesitan fluidez y luz al ser expresados.