Mudanzas en la izquierda
La rotunda y reciente victoria electoral del PP, y por mera sobrevivencia, ten¨ªa que provocar cambios en su oposici¨®n, como realmente ha sido, s¨®lo que de distinto calado en seg¨²n de qu¨¦ izquierda hablemos. En el PSOE, y de momento, la crisis se desarrolla dentro de unos cauces controlados para relevar a su c¨²pula dirigente. La inc¨®gnita reside en quienes sean finalmente los aspirantes a sustituir a su actual l¨ªder Ignasi Pla y si habr¨¢ o no un congreso extraordinario para cerrar una etapa que ya est¨¢ agotada. Alguna dosis de morbo puede tener este proceso, pero no parece que el desenlace conlleve la sacudida que este partido necesita para recuperar su ya diluida condici¨®n de alternativa de Gobierno.
Muy distinto, por su radicalidad, es el trance de Esquerra Unida (EU) en plena descomposici¨®n o, si se quiere, sumida en un ejercicio proteico para recuperar sus componentes m¨¢s vivas y propiciar una opci¨®n de futuro antes acabar disolvi¨¦ndose en una nota a pie de p¨¢gina de la historia. No hay m¨¢s que ver su deprimente trayectoria electoral, por no hablar de su discurso pol¨ªtico, tan a?ejo y soso, para pronosticar la inminencia del colapso, absorbida por el bipartidismo galopante. Resistirse a tal realidad es tanto como obstinarse en la miop¨ªa o aferrarse a un precario, adem¨¢s de miserable, modus vivendi de sus dirigentes. Con otras palabras, se emprende su refundaci¨®n o se asiste a la inhumaci¨®n de un proyecto que ya est¨¢ muerto.
Los sucesos de esta semana, protagonizados por el grupo parlamentario Comprom¨ªs, integrado por EU y Bloc, se comprenden sin problema si se interpretan desde esta perspectiva. Lo espectacular, sobre todo por su falta de precedentes en la C¨¢mara, incluso reglamentarios, ha sido la pretendida sustituci¨®n de la portavoz del mentado grupo, Gl¨°ria Marcos, por M¨°nica Oltra, a prop¨®sito de la designaci¨®n del representante en el consejo de administraci¨®n en RTVV. Es probable que no fuese ¨¦ste el motivo mejor fundamentado y oportuno, debido a los pactos precedentes, pero eso ya resulta irrelevante, pues de lo que se trataba era de marcar distancias, denunciar la endogamia del sector dominante en la coalici¨®n -o sea, los comunistas recalcitrantes- y poner de relieve la incompetencia del designado, aunque en puridad, lo que proceder¨ªa es no participar en dicho organismo donde necesariamente se hace el papel¨®n de don Tancredo o el de c¨®mplice de su sectarismo medi¨¢tico.
Lo espectacular, dec¨ªamos, ha sido este episodio, con la guinda del desmayo en el hemiciclo ante el pasmo del pleno de los diputados de la mencionada portavoz y coordinadora de EU. Demasiada tensi¨®n. Lo fundamental, sin embargo, ha sido la ruptura de EU que este lance significa y que tiene visos de irreversible, pues a la izquierda resultante le va la pervivencia en ello.
Ahora, y por m¨¢s prudencia que se quiera tener en la descripci¨®n de los hechos, es una realidad la din¨¢mica del reagrupamiento. De un lado, las siglas Esquerra i Pa¨ªs -que ya ha emplazado para octubre su constituci¨®n en partido-, Esquerra Ecologista y Projecte Obert est¨¢n predeterminados a coaligarse o fundirse con el Bloc Nacionalista para alumbrar un nuevo referente que, bajo una sola denominaci¨®n, elimine tan rid¨ªcula, confusa y suicida proliferaci¨®n de grup¨²sculos sin apreciable diferencias ideol¨®gicas o program¨¢ticas, sobre todo ante el riesgo de aniquilaci¨®n que afrontan.
De otro lado quedar¨¢ lo que quede del Partido Comunista, m¨¢s las aportaciones simb¨®licas, y meramente personalistas, de Els Verds del Pa¨ªs Valenci¨¤ e Izquierda Republicana. Podr¨¢n o no sumarse a la opci¨®n emergente que habr¨¢ de afrontar arduos desaf¨ªos, como son la reformulaci¨®n de su mensaje en orden a la movilizaci¨®n de nuevos -y m¨¢s- electores, la revisi¨®n del nacionalismo, la concreci¨®n de su ecosocialismo y la adopci¨®n de las pertinentes salvaguardias partidarias para no recaer en el sectarismo que ha decantado en buena parte tanto el fracaso pol¨ªtico que agobia a esta izquierda como la propia resurrecci¨®n que comentamos. Un fen¨®meno sociopol¨ªtico, ¨¦ste, que nos preconiza un oto?o caliente sin necesidad de que las huestes el PSPV emprendan su particular zarabanda.
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