La generosidad de do?a Amalia
La esposa de L¨¢zaro C¨¢rdenas, art¨ªfice de la ayuda, recuerda la acogida a los ni?os
EL 7 DE JUNIO DE 1937, en la estaci¨®n de tren Colonia, en Ciudad de M¨¦xico, la primera dama de la naci¨®n, Amalia Sol¨®rzano de C¨¢rdenas, dio la bienvenida a los ni?os desconcertados y temerosos que llegaban de un pa¨ªs en guerra. Les ley¨® un mensaje de bienvenida del presidente L¨¢zaro C¨¢rdenas y les entreg¨® una bandera de M¨¦xico.
Do?a Amalia era la presidenta de honor del Comit¨¦ de Ayuda a los Ni?os del Pueblo Espa?ol. En realidad, fue art¨ªfice de la generosa actitud del Gobierno mexicano hacia los alevines del exilio republicano. Ahora, la venerable se?ora, de 97 a?os, recuerda con una lucidez impresionante aquel episodio. "El general hab¨ªa tenido una experiencia tremenda cuando andaba en la revoluci¨®n; de las mam¨¢s que cargaban a sus hijos, llegaban a un poblado y no encontraban escuela. Con la Guerra Civil espa?ola, C¨¢rdenas pens¨® que podr¨ªa presentarse una situaci¨®n similar".
"El general hab¨ªa tenido una experiencia tremenda cuando andaba en la revoluci¨®n"
Do?a Amalia recuerda que se crearon en M¨¦xico unos internados para hijos de los soldados —"para librarlos de la muerte
y el analfabetismo"—. El general adapt¨® una de estas escuelas en Morelia para los ni?os espa?oles. "Pens¨® que una ciudad tranquila como Morelia [Michoac¨¢n] era el mejor sitio para alojarlos".
La llegada de los ni?os se hizo por conducto de las embajadas mexicanas en el exterior, sobre todo en Francia. El centro de operaciones estuvo en Par¨ªs. "Mi papel", explica la viuda del general C¨¢rdenas, "fue ayudar a algunas de las se?oras que m¨¢s se implicaron, como Gil de V¨¢zquez Vela y Garc¨ªa T¨¦llez. Algunas fueron a Morelia para ayudar a los ni?os a instalarse en su nuevo destino".
La adaptaci¨®n fue dif¨ªcil y laboriosa, seg¨²n describe do?a Amalia. "Ven¨ªan de la guerra y ten¨ªan pleitos entre ellos. La mayor¨ªa se conoci¨® en el barco. Algunos vinieron por voluntad propia y otros lo hicieron a la fuerza. Pensaban que regresar¨ªan a su pa¨ªs muy pronto, en cuanto la guerra terminara.Y se alarg¨® 40 a?os".
Ante la mirada atenta de su hijo Cuauht¨¦moc, ex jefe de Gobierno del Distrito Federal y candidato presidencial de la izquierda en tres ocasiones, do?a Amalia comenta con orgullo que M¨¦xico nunca reconoci¨® el Gobierno de Franco. "Creo que M¨¦xico fue el primer pa¨ªs que ofreci¨® ayuda y asilo a los republicanos. Aqu¨ª vinieron Indalecio Prieto, Mart¨ªnez Barrios? pasaron horas con el general platicando". Rememora el viaje de cuatro meses que hizo el matrimonio, de octubre de 1958 a febrero de 1959, en el que visitaron varios pa¨ªses europeos. "Realmente, el general nunca conoci¨® Espa?a, aunque le habr¨ªa gustado mucho; no para que le dieran las gracias, ni mucho menos. Por sus antecedentes,
de donde venimos todos? Pero no se pod¨ªa. Eran otros tiempos. Yo fui la primera vez a inaugurar el monumento al general en 1984, en el parque Norte de Madrid, con el alcalde Enrique Tierno Galv¨¢n, una gran persona. Fue el primero que nos recibi¨®".
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