Esclavos expulsados del para¨ªso
Miles de inmigrantes asi¨¢ticos procedentes de Dubai intentan llegar a Canarias desde Guinea Conakry
Una mariposa aletea en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga y sus efectos se acusan en Canarias. El jeque Ali ben Abdala Kaabi, ministro de Trabajo de los Emiratos ?rabes Unidos, ha determinado expulsar a 250.000 inmigrantes. Su decisi¨®n multiplicar¨¢, previsiblemente, el n¨²mero de barcos cargados de sin papeles asi¨¢ticos que zarpan desde ?frica hacia el archipi¨¦lago espa?ol.
Los Emiratos ?rabes Unidos son una federaci¨®n de siete reinos fundada en 1971 -en pleno auge del precio del petr¨®leo- por el jeque Sayed ben Sult¨¢n, padre del actual presidente, el jeque Jalifa ben Sayed. Es el tercer productor de crudo de la zona, lo cual equivale a decir que se trata de uno de los estados m¨¢s ricos del mundo.
Los asi¨¢ticos pagan 2.000 euros por un viaje de 2.500 kil¨®metros en buques desahuciados
Hace un par de d¨¦cadas, el jeque de uno de esos siete emiratos, Dubai, decidi¨® convertir su ¨¢rido territorio en un centro internacional de negocios y turismo de lujo. Los empresarios ¨¢rabes invirtieron miles de millones de petrod¨®lares para levantar rascacielos como el hotel Burj al Arab -el m¨¢s lujoso y m¨¢s alto del mundo-, aeropuertos como el Jebel Ali -que dentro de 20 a?os batir¨¢ el r¨¦cord mundial de pasajeros-, parques acu¨¢ticos como el Wild Wadi -el m¨¢s grande de la tierra- e islas artificiales como Jumeirah Palm.
La construcci¨®n a gran escala ha convertido el emirato en una de las capitales con mayor crecimiento del mundo. Pero para crear ese espejismo en el desierto fue necesario importar mucha mano de obra. Hasta tal punto que de los 4,4 millones de habitantes que hoy tiene el pa¨ªs s¨®lo el 19% son nativos hijos de nativos, condici¨®n indispensable para ostentar el estatuto de ciudadano. Los dem¨¢s son inmigrantes, en su mayor¨ªa procedentes de India (un mill¨®n), Pakist¨¢n (300.000) y Sri Lanka. Los emires los necesitan para levantar su sue?o, pero no est¨¢n dispuestos a que se establezcan en el pa¨ªs. Por eso, en cuanto aterrizan, les confiscan los pasaportes.
El trasiego de trabajadores que van y vienen de Dubai es evidente en el aeropuerto de Delhi, donde cada d¨ªa despegan cientos de hombres andrajosos y con apenas un hatillo y aterrizan otros vestidos a la occidental, luciendo ostentosos relojes y cargados con enormes equipajes. Para estos emigrantes, la compa?¨ªa a¨¦rea Indian Airlines ha creado una l¨ªnea especial.
A pesar de su aire satisfecho, los que vuelven a Delhi acaban de salir del infierno. La retirada de la documentaci¨®n, nada m¨¢s aterrizar en Dubai, les deja inermes ante todo tipo de abusos. Luego son trasladados a 15 kil¨®metros de la ciudad, alojados en barracones y sometidos a jornadas laborales de sol a sol. La mayor¨ªa de los abalorios que lucen con orgullo a su vuelta han sido comprados a ¨²ltima hora en el duty free del aeropuerto con lo que han logrado ahorrar de un salario que no supera los 300 d¨®lares (unos 250 euros) mensuales.
Las autoridades vigilan que los extranjeros salgan del pa¨ªs cuando caducan sus visados. Pero, a pesar de su celo, no pueden evitar que muchos de ellos se queden trabajando de forma ilegal. Por eso, cada cierto tiempo organizan una expulsi¨®n masiva. Durante la ¨²ltima, ordenada en 2003, salieron del pa¨ªs nada menos que 300.000 personas. La mayor¨ªa eran indios, paquistan¨ªes y filipinos.
Ahora, el jeque Ali ben Abdala ha repetido el esquema de hace cuatro a?os. El ministro de Trabajo ha concedido a los sin papeles un plazo de tres meses para que abandonen el pa¨ªs so pena de dar con sus huesos en la c¨¢rcel y ser castigados con una fuerte multa. Adem¨¢s, ha establecido penas de entre uno y dos meses de prisi¨®n y fuertes sanciones para quienes les presten refugio: 20.000 euros por cada extranjero en situaci¨®n irregular.
Es previsible que el plan del jeque Ben Abdala obtenga resultados tan espectaculares como en 2003. Y tambi¨¦n es probable que, como entonces, buena parte de los cientos de miles de expulsados no vuelvan a sus lugares de origen, sino que se dirijan a ?frica para desde all¨ª intentar entrar ilegalmente en Europa.
El Cairo (Egipto), Addis Abeba (Etiop¨ªa), T¨²nez (T¨²nez), Nairobi (Kenia) y Lagos (Nigeria) son algunas de las ciudades a las que arriban los expulsados de Dubai con sus magros ahorros. All¨ª les esperan antiguos emigrantes como ellos, que se han asociado con las redes locales que trafican con personas a trav¨¦s del continente. En los ¨²ltimos tiempos, esas organizaciones han encontrado un lugar ideal desde el que trasladar a sus clientes a Europa: Guinea-Conakry. Es dif¨ªcil encontrar en el planeta un emplazamiento m¨¢s peligroso que el de la antigua Guinea francesa. Sus fronteras con Guinea Bissau, Senegal, Mal¨ª, Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona la han convertido en v¨ªctima por contagio de las violentas crisis de sus vecinos, que se suman a las suyas propias.
Guinea es un pa¨ªs relativamente grande -su superficie equivale a tres veces la de Andaluc¨ªa-, pobre, inestable y siempre a punto de estallar. Las frecuentes revueltas suelen ser sofocadas a tiros y silenciadas con continuos estados de excepci¨®n por el general Lansana Cont¨¦, presidente desde 1993.
Esa ca¨®tica situaci¨®n ha atra¨ªdo al pa¨ªs a un buen lote de aventureros, traficantes y criminales de todas las nacionalidades. En los puertos de Conakry -la capital- y Kamsar -al norte- se concentra lo peor de cada casa. Muchos de los personajes que se mueven por all¨ª son marinos que se quedaron varados con sus barcos tras la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y que ponen pocos reparos a cualquier negocio, por siniestro que sea.
Cientos de barcos chatarra sin propietario conocido, marineros sin escr¨²pulos y una traves¨ªa de 2.500 kil¨®metros hasta Canarias -como la de los cayucos- explican por qu¨¦ Guinea se ha convertido en la base m¨¢s importante del tr¨¢fico de orientales expulsados de Dubai y que vagan por ?frica.
De hecho, cada vez son m¨¢s los sin papeles que eluden las escalas en otros pa¨ªses africanos y viajan directamente desde Dubai hasta Conakry. Lo hacen en alguno de los dos vuelos semanales que unen ambas ciudades y que est¨¢n subvencionados por Arabia Saud¨ª. Dos razones explican la sorprendente actividad de Arabia Saud¨ª y de los Emiratos ?rabes Unidos en este lejano pa¨ªs de ?frica: la primera es religiosa, la segunda es comercial. Los saud¨ªes acaban de financiar una gran mezquita y los dubait¨ªes han sustituido a B¨¦lgica y Jap¨®n como suministradores de alimentos, ropa y electrodom¨¦sticos.
Los asi¨¢ticos que llegan desde Dubai en avi¨®n, m¨¢s los que arriban a Guinea por carretera desde pa¨ªses vecinos, muchos de ellos con pasaportes falsos, son acogidos por miles de paquistan¨ªes que llevan a?os esperando una oportunidad para entrar en Europa. Se alojan a 20 o 30 kil¨®metros de la capital, en campamentos de chabolas, limpian pescado y cosen redes.
Los paquistan¨ªes prestan buenos servicios a los reci¨¦n llegados. A cambio de una parte de sus ahorros, les ponen en contacto con los marineros sin escr¨²pulos de Conakry y Kamsar. El precio del pasaje hasta Canarias -el territorio m¨¢s cercano de la UE- ronda los 2.000 euros; para los africanos sale por 500 euros menos. Si consideramos que el n¨²mero de inmigrantes que suelen ser trasladados en estos barcos ronda los 350, el negocio es redondo: unos 700.000 euros de beneficio bruto.
Desde hace un a?o, el Gobierno espa?ol ha desplegado numerosos esp¨ªas en ?frica occidental. Una parte de su trabajo consiste en fotografiar los barcos chatarra y alertar al Centro de Control de la Guardia Civil en Canarias cuando observan actividad en alguno de ellos. El objetivo es que las autoridades del pa¨ªs lo intercepten antes de que abandonen sus aguas territoriales, algo que no siempre es posible. Entonces, la tarea de atraparlos corresponde a los efectivos de la agencia europea de fronteras, Frontex.
Los marineros saben que el ¨¦xito de su negocio depende de la rapidez y procuran alejar los buques de las aguas territoriales. Suelen zarpar de noche y navegar hasta la zona de rescate internacional. Entonces, abandonan la nave y vuelven a tierra en lanchas. De este modo fuerzan a los buques de Frontex a rescatar a los inmigrantes. Al carecer de documentaci¨®n y como sus rasgos ¨ªsicos evidencian que no son guineanos, su repatriaci¨®n es muy dif¨ªcil.
Aunque sus ¨²ltimas aventuras no han terminado como pretend¨ªan -ah¨ª est¨¢n los casos del Marine I, del Happy Day y del Salina II- y sus pasajeros no consiguieron llegar a Canarias, las autoridades europeas no creen que los reveses hayan disuadido a traficantes e inmigrantes. Al contrario, sospechan que los primeros modificar¨¢n pronto su estrategia y adoptar¨¢n otra ya ensayada por las pateras y los cayucos: enviar varios barcos a la vez, con el fin de desbordar a las patrulleras de Frontex. Y el despliegue europeo no est¨¢ preparado para hacer fente a semejante ofensiva.
Reportaje basado en entrevistas con miembros de la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones, de la agencia europea de fronteras Frontex y de los Gobiernos de Guinea-Conakry y Espa?a. Tambi¨¦n han sido consultados informes de la ONU, Amnist¨ªa Internacional y Human Rights Watch.
La lucha contra los barcos de 'sin papeles'
Desde 2001 han arribado a Canarias 17 barcos cargados de inmigrantes que hab¨ªan zarpado de ?frica occidental. Este a?o lo han intentado cuatro buques. ?stos son sus nombres.
- 'Toubi Star IV'. Atrac¨® por sorpresa el 11 de enero en el peque?o muelle de La Restinga, en el v¨¦rtice sur de la isla de El Hierro, con 166 asi¨¢ticos y africanos.
- 'Marine I'. Lanz¨® un SOS cuando se hallaba entre Senegal y Cabo Verde y fue remolcado por un buque de Salvamento Mar¨ªtimo hasta la ciudad mauritana de Nuadib¨². A bordo viajaban 369 inmigrantes asi¨¢ticos y africanos que se dirig¨ªan a Canarias y que declararon que la tripulaci¨®n hab¨ªa abandonado el buque en lanchas r¨¢pidas.
- 'Happy day'. Fue interceptado el 22 de marzo a 80 millas frente a Senegal por una patrullera italiana de Frontex. En las bodegas iban m¨¢s de 300 asi¨¢ticos y en el puente, seis marineros georgianos, a los que Exteriores dio elegir entre volver a su puerto de partida (Kamsar, en Guinea Conakry) o ser detenidos. Eligieron la primera opci¨®n.
- 'Salina II'. Fue abordado por gendarmes de Senegal el 20 de mayo en la regi¨®n de Casamance, al sur del pa¨ªs, cuando ya hab¨ªa embarcado a 90 inmigrantes.
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