"Necesito desconectar", dijo Carod

La noche del viernes al s¨¢bado, sobre las dos y media de la madrugada, al volver de cenar y ya disponi¨¦ndome a introducirme en el sobre, pongo el canal 3/24. Mientras dan una noticia sobre los nuevos fichajes del Bar?a, leo un kairon que me deja pensativa. Dice as¨ª (traduzco): "Esquerra Republicana de Catalunya prepara una hoja de ruta para aplanar el camino a la desconexi¨®n de Espa?a".

El verbo desconectar se usa hoy para todo excepto para lo que sirve y tiene gran prestigio. Los anuncios de b¨ªfidus, por ejemplo, suelen estar protagonizados por una mujer vestida de blanco, descalza y que se sienta en un sill¨®n de dise?o mientras dice: "El trabajo, los ni?os, mi jefa... Necesito desconectar". Estos d¨ªas, si preguntas a alguien d¨®nde pasar¨¢ las vacaciones te cuenta que se ir¨¢ a Formentera a desconectar unos d¨ªas". Cuando vuelve, por cierto, te explica que ha "recargado las pilas". Y hasta en las novelas sentimentales modernas, los protagonistas "conectan" entre ellos. Pero usar el verbo desconectar para hablar de independizarse me parece un paso de gigante en el campo de la filolog¨ªa. Supongo que el autor de la frase debi¨® de pensar que le hac¨ªa un favor al partido usando este eufemismo necesario, teniendo en cuenta que todo lo que suene a "soberanismo" tiene muy mala prensa. Decir que ERC quiere aplanar el camino para la independencia de Catalu?a suena demasiado fuerte. Decir que quiere aplanar el camino a la desconexi¨®n es mucho m¨¢s correcto. Igual que es m¨¢s correcto rescindir un contrato que despedir y tener una discapacidad visual que ser ciego. Despedido, ciego e independiente son palabras que asustan.

Aunque, imaginemos por un momento el panorama. Imaginemos que el verbo desconectar usado para hablar de secesi¨®n, prospera. Imaginemos, pues, una celebraci¨®n de las juventudes de este partido (una vez elaborada ya la hoja de ruta). El resultado es que ya no corean la consigna "In-de...Inde-penden-cia!" como sol¨ªan (porque esa consigna gritada por los nacionalistas catalanes pone nerviosos a los nacionalistas espa?oles). Ahora ya gritan "Des-co... Desconexi¨®!". En sus pancartas y en sus pintadas, el verbo tambi¨¦n est¨¢ presente. "Volem la desconnexi¨®". O "Catalunya no ¨¦s Espanya, desconnexi¨®". Pero no s¨®lo los j¨®venes de ERC se apuntan a desconectar. A todo el mundo le apetece m¨¢s usar este verbo en lugar de los que se hab¨ªan usado antes para expresar la misma idea. En los libros de texto, no se habla, pues, de la Guerra de Independencia. Se habla de la Guerra de Desconexi¨®n. Y se habla tambi¨¦n de la Declaraci¨®n de Desconexi¨®n de Estados Unidos. Y naturalmente nos referimos a los desconexionistas en lugar de referirnos a los independentistas.

El ¨²nico problema que yo le veo a todo esto de no llamar a las cosas por su nombre es que un d¨ªa haya que cambiar una bombilla y haya, de verdad, que desconectar la luz general. "Por favor, desconecta cuando te diga", nos dir¨¢ nuestro churri o, en su defecto, nuestro lampista, subido a la escalera met¨¢lica. Y no sabremos si apretar un bot¨®n o invocar el esp¨ªritu de Thomas Jefferson.

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