'Saudade' rodada
El fado es el protagonista de la pr¨®xima pel¨ªcula de Carlos Saura. Un motivo para poner a conversar al veterano director con Carlos do Carmo, protagonista del filme y grande de la m¨²sica portuguesa, que canta hoy en Cartagena
Carlos Saura, uno de los nombres m¨¢s universales del cine espa?ol, y Carlos do Carmo, referencia indispensable del fado contempor¨¢neo, se encontraron en un c¨¦ntrico hotel de Madrid para conversar. Carlos do Carmo -"So?aba con la pel¨ªcula y he insistido tanto para que se haga... Nunca en mi vida hab¨ªa ido a pedir dinero a la municipalidad o a los bancos"- fue uno de los instigadores del largometraje que Carlos Saura -"Yo ya hab¨ªa pensado que me quedaba por hacer una pel¨ªcula sobre el fado"- tiene previsto presentar en el Festival de San Sebasti¨¢n. Hoy, en Cartagena, el cantante lisboeta ser¨¢ el invitado especial de Casa de fados, un espect¨¢culo que re¨²ne voces de varias generaciones: Ricardo Ribeiro, Vicente da C?mara, Mar¨ªa da Nazar¨¦, Carminho, Ana Sof¨ªa Varela y Pedro Moutinho.
"Cuando Carlos Saura dijo que s¨ª a la pel¨ªcula sent¨ª tanta alegr¨ªa que, de haber podido, me habr¨ªa emborrachado", cuenta en un correct¨ªsimo castellano Carlos do Carmo, de 67 a?os, que se cuida mucho desde que sufri¨® un aneurisma. Fados muestra la influencia de ?frica en el fado a trav¨¦s de los bailes. "Por lo que he le¨ªdo", dice Saura, "los prohibi¨® Salazar porque le parec¨ªan obscenos". Carlos do Carmo explica que hace treinta a?os se produjo un cambio profundo en la vida de los portugueses: "A mi generaci¨®n le ense?aron en la escuela que Portugal empezaba en Lisboa y acababa en Dili. Fue el ¨²ltimo imperio que tuvo Europa. Y hay muchas heridas todav¨ªa. Hay que dar tiempo. Creo que la gente va a asimilar esa riqueza inmensa, pero el pensamiento portugu¨¦s es muy asim¨¦trico, la vida portuguesa es muy asim¨¦trica. Cada d¨ªa m¨¢s se concentra en unos pocos y hay muchos fuera del contexto. Es un pa¨ªs realmente dif¨ªcil".
El tango, el jazz, el fado o el flamenco nacen casi en la misma ¨¦poca. "En puertos, en lugares donde hay un tr¨¢fico mar¨ªtimo importante. Era cosa de tabernas, prost¨ªbulos... envuelta en un halo de pecado", dice Saura riendo. Un diccionario antiguo defin¨ªa fadista como "chulo, proxeneta o meretriz".El fadista ten¨ªa muy mala reputaci¨®n. Su figura era la de un tipo con tatuajes y navaja. El cantante cuenta que le suelen llamar periodistas para preguntarle sobre cualquier cosa. "Y luego me dicen: 'Carlos do Carmo, ?qu¨¦ pongo? ?cantante? ?m¨²sico?'. Yo les digo que fadista. '?De verdad que no le importa?".
Probablemente nunca se haya hablado tanto de fado como ahora. "Creo que hay mucha m¨¢s gente a la que le gusta el fado de lo que pensamos", asegura Saura. "Cada vez que alguien me dice '?qu¨¦ est¨¢s haciendo?' y le cuento que una cosa sobre los fados, oigo: 'Qu¨¦ bonito el fado, pero es una m¨²sica tan triste".
"Si tenemos el menor que es triste, el mouraria animoso y el corrido que se baila, ?hombre!, ?por qu¨¦ ha de ser siempre triste?", se pregunta el portugu¨¦s. Una explicaci¨®n: Salazar se apoy¨® en tres efes: fado, f¨²tbol, F¨¢tima. La trilog¨ªa del Estado Novo. "Cuando empec¨¦ a cantar, la gente que me escuchaba era el p¨²blico de mi madre [la gran Luc¨ªlia do Carmo], los m¨¢s viejos. Pero gente joven empez¨® a seguir el camino conmigo. Despu¨¦s del 25 de abril de 1974, cierta izquierda empieza a decir: 'Acabemos con el fado porque tiene que ver con la dictadura'. Me qued¨¦ muy sorprendido. Como es p¨²blico en mi tierra, soy un hombre de izquierdas y nunca me hab¨ªan dicho que el fado era fascista. Antes del fascismo, el fado que se cantaba era de una contestaci¨®n social fort¨ªsima. Poco a poco los fados se tornaron tristes y tristes y tristes [pone voz compungida]. Fue un trabajo de 48 a?os lo que logr¨® llevar el fado hasta ah¨ª. Ahora hay que devolverle la libertad".
A los puristas del fado, al¨¦rgicos por lo general a las innovaciones, la pel¨ªcula no les va a ahorrar sobresaltos: hay brasile?os, mexicanos, caboverdianos y espa?oles cantando. Saura lo justifica: "Soy muy poco ortodoxo. Tiene que haber un poco de riesgo, de aventura, en lo que uno hace. Lo que me interesa es qu¨¦ va a pasar ma?ana con el fado. Las m¨²sicas de origen m¨¢s o menos popular interesan porque est¨¢n vivas, por la posibilidad de renovaci¨®n. Creo que la vitalidad del fado radica en eso. Y en el flamenco pasa lo mismo, porque hay una ortodoxia que se debe cumplir y una heterodoxia que se saltan dos con mucho talento que dan el paso adelante".
"Yo empec¨¦ hace treinta a?os con Un hombre en la ciudad y dec¨ªan: 'Esto no es fado, es canci¨®n'. Ahora dicen que es un cl¨¢sico, no entiendo nada", dice Carlos do Carmo, socarr¨®n. "Si te hago leer las cr¨ªticas de entonces no vas a creerlo. 'Que su madre s¨ª es una fadista, pero ¨¦l no'... Y ahora [pone voz solemne]: '?Es una cosa!". Aunque todav¨ªa no ha visto la pel¨ªcula, cree que sabe lo que se va a encontrar. "A partir de cierto momento he empezado a ver que Carlos hab¨ªa abierto todo un universo. Vamos a recibir de los conservadores".
Carlos Saura. A m¨ª me van a matar, ?dilo! [se r¨ªe].
Carlos do Carmo. S¨ª, claro...
Carlos do Carmo opina que est¨¢n llegando al mundo del fado artistas con mucha calidad. "Gente joven que toca y que canta muy bien. Pero tengo miedo de que el esfuerzo de mercadotecnia sea superior al contenido. No s¨¦ si estoy siendo claro. El fado es una canci¨®n muy vieja y tienen mucho que aprender. Cuando pienso en lo que yo sab¨ªa cuando ten¨ªa 29 a?os, siento verg¨¹enza". "Eso nos pasa a todos. Pens¨¢bamos saber mucho y no sab¨ªamos nada", apostilla Saura.
Para Am¨¢lia Rodrigues, que amaba el cante, admiraba a Carmen Amaya y hasta afirmaba tener una costilla gitana, la diferencia entre fado y flamenco consistir¨ªa en que mientras el portugu¨¦s llora, el espa?ol se rebela.
C. do C. Hay que recordar que el espa?ol mata al toro.
C. S. Yo soy un poco m¨¢s dr¨¢stico. Pienso que Portugal es un pa¨ªs m¨¢s nost¨¢lgico, m¨¢s sensible, y Espa?a un pa¨ªs mucho m¨¢s elemental, m¨¢s fuerte. Las grandes figuras del arte espa?ol, quitando a alguno muy refinado como Vel¨¢zquez, que era medio portugu¨¦s, tienen un aspecto un poco b¨¢rbaro. Ves a Goya, a Picasso, a Bu?uel... y parecen salir de una roca. Son capaces de ser brutales y enormemente delicados.
C. do C. Pertenezco a una minor¨ªa de portugueses que fue educada por un padre al que le gustaba Espa?a. Para m¨ª Espa?a no era el enemigo. As¨ª he crecido. La primera vez que cant¨¦ aqu¨ª me sent¨ª en casa. Tengo una visi¨®n curiosa. Cuando uno est¨¢ hablando con un espa?ol sobre un producto espa?ol, ¨¦l comenta que es el mejor del mundo. Si hablas con un portugu¨¦s y dices '¨¦ste es un producto portugu¨¦s', te contesta que es el peor. El portugu¨¦s tiene la autoestima baja. El fado no es un espejo de eso, es una consecuencia. Un fantasma de la vida portuguesa. Soy viejo, tengo 67 a?os, y digo todo lo que pienso. Ya no tengo paciencia.
C. S. Que eres un ni?o, que yo tengo 75.
El escritor Jos¨¦ Saramago ha provocado este verano un peque?o terremoto en Portugal al vaticinar que su pa¨ªs terminar¨¢ siendo una comunidad aut¨®noma de Espa?a. "Mejor dejar el tema porque es muy delicado", dice Saura riendo. "Yo soy amigo de Jos¨¦ y hace unos d¨ªas, estando con ¨¦l en su casa, le sent¨ª enfadado con Portugal", comenta Carlos do Carmo. "Me dijo tres veces 'Carlos, ?hay que hablar claro!'. Conoci¨¦ndolo, yo dir¨ªa que es una provocaci¨®n. Porque la gente parece anestesiada. Lo que pas¨® en pocos a?os fue demasiado intenso. No hemos tenido ni tiempo de respirar, no hemos logrado todav¨ªa ser una sincera democracia y tampoco un pa¨ªs realmente europeo. Est¨¢ por hacer. Y tenemos que hacerlo con Espa?a, nunca contra Espa?a".
Carlos do Carmo a¨²n tiene un sue?o. "Hace a?o y medio estaba de vacaciones con mi mujer y mis nietos en Algarve y supe que Paco de Luc¨ªa iba a tocar en Castro Mar¨ªn, la tierra de su madre. Pens¨¦, 'no quiero perd¨¦rmelo'. Todos al coche y vamos. Paco tocaba con una sonrisa y los j¨®venes, de maravilla. No s¨¦ si lo ver¨¦, pero eso es lo que quiero que pase un d¨ªa con el fado. Nosotros los viejos con los j¨®venes, celebrando la fiesta de estar juntos".
Saura, im¨¢genes est¨¢ticas
Fotograf¨ªas que Carlos Saura fue tomando durante el rodaje de Fados se exponen hasta el pr¨®ximo domingo, 29 de julio, en la carpa del Festival Pirineos Sur, en Sallent de G¨¢llego (Huesca). Son 47 im¨¢genes, b¨¢sicamente retratos de los personajes principales de su pel¨ªcula: los portugueses Carlos do Carmo, Mariza, Caman¨¦ o Argentina Santos (en la imagen), los brasile?os Caetano Veloso y Chico Buarque, la mexicana Lila Downs, el cantaor Miguel Poveda... Tambi¨¦n hay escenas de bailes y algunos dibujos del propio Saura. Y en una sala anexa se pueden ver algunas secuencias del filme. La fotograf¨ªa no es una afici¨®n reciente del aragon¨¦s. Fue precisamente lo que le llev¨® a hacer cine. Y no va a ninguna parte sin una c¨¢mara. Carlos Saura confiesa que hizo sus primeras fotos con siete a?os por una ni?a de la que se hab¨ªa enamorado.
El fado es otro amor de infancia que a¨²n contin¨²a vivo: los primeros fados los oy¨® en los cines de los a?os cuarenta. Cantaba Am¨¢lia Rodrigues. Ella llev¨® al fado de viaje por el mundo desde un pa¨ªs perif¨¦rico, pobre y aislado. "Siempre me he sentido muy c¨®modo en Portugal. Siempre me ha parecido que era un mundo diferente y a la vez muy semejante. En la pel¨ªcula est¨¢ mi amor por ese pa¨ªs y el talento musical que all¨ª se esconde. Si sale bien, y yo creo que es fascinante, es gracias a Ivan Dias [productor] y a Carlos. Yo he tratado de darle una est¨¦tica, un ritmo. Estudiar c¨®mo pueden combinarse los diversos elementos para que sea un espect¨¢culo. Estas pel¨ªculas sin argumento son musicales en estado puro. Y una cosa tiene que estar conectada con otra para que haya continuidad, sea por la forma de cantar, los instrumentos que hay, el color o la escenograf¨ªa".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.