"O arriesgas o te quedas en casa"
J¨¹rgen Flimm es el nuevo director del Festival de Salzburgo, el m¨¢s prestigioso y el m¨¢s dif¨ªcil de timonear, que se inaugura hoy con un concierto de la Filarm¨®nica de Viena. En vistas del variopinto programa de esta edici¨®n, ya antes de comenzar hay cr¨ªticos afil¨¢ndose las u?as porque ponen en duda que el nuevo director haya venido a este sacro templo de la meloman¨ªa con un concepto claro. Pero nada parece inquietar a Flimm. "Yo soy un director de teatro. Y un director empieza con un escenario en blanco y un texto; luego nos embarcamos todos juntos rumbo a alta mar, y habr¨¢ estrellas que nos gu¨ªen. No se puede saber ad¨®nde se llega. La vida no se puede planificar. La vida es irracional". As¨ª entra al tema que ha elegido para t¨ªtulo del programa de su primer Salzburgo: El lado nocturno de la raz¨®n. Esta idea se le ocurri¨® a Flimm observando la obra de Mozart, que se exhibi¨® completa el a?o pasado.
"Ya sea en Lucio Silla, La flauta m¨¢gica, Figaro o Cos¨¬ fan tutte, Mozart se refer¨ªa siempre a la raz¨®n como soluci¨®n. Es la idea de que quien aprende racionalmente, comprende y no vuelve a cometer errores. Pero despu¨¦s de lo vivido por ambas parejas en Cos¨¬ fan tutte, dif¨ªcil resultar¨¢ que vuelvan a convivir en paz. Mi relaci¨®n con la raz¨®n es relativa. No creo que el imperio de la raz¨®n propagado por la Revoluci¨®n Francesa hubiera sido capaz de impedir que la revoluci¨®n acabara en horribles injusticias, como fue el caso".
La raz¨®n es un tema tan amplio que se puede percibir en casi todas las obras del festival, pero Flimm habla de la raz¨®n en el estricto sentido de lo sensato. Quiz¨¢ por su impregnaci¨®n protestante. "No s¨¦ qu¨¦ significa ser religioso, pero me gusta ir a la iglesia", admite. Hijo de una pareja de m¨¦dicos, naci¨® en 1941 en Giessen y fue educado en el protestantismo en la ciudad de Colonia, basti¨®n del catolicismo alem¨¢n. Quer¨ªa hacerse pastor, pero desisti¨® porque era "demasiado perezoso para el estudio del griego y del hebreo". Nunca sinti¨® aversi¨®n contra el catolicismo. Y este tema es clave en Salzburgo, ciudad creada por un clero poderoso, que sigue muy presente hoy en la toma de decisiones.
Mientras que G¨¦rard Mortier, director del festival en los noventa, despotricaba contra esta peculiaridad salzburguesa, Flimm se siente encantado. "A Mortier no lo entiendo. Se quejaba de Salzburgo, dec¨ªa que era demasiado conservadora y clerical. No me explico entonces que permaneciera 10 a?os en una ciudad que odiaba. Para m¨ª que no era verdad. Cuando yo me decido a trabajar en una ciudad, s¨¦ lo que me espera. No puedo borrar su historia milenaria. El catolicismo es esencial en la historia de Salzburgo".
Toda la pol¨¦mica le parece a Flimm un "prejuicio exagerado". A los temores de que bajo su mando la programaci¨®n de Salzburgo pueda volverse muy mercantil, replica: "Nosotros hacemos nuestro programa con gran calidad art¨ªstica, y a la sombra del esplendor del festival otros vienen a sacar provecho. No me molesta. No somos nosotros quienes comercializamos".
Otro "prejuicio err¨®neo" es, seg¨²n su opini¨®n, que resulte dif¨ªcil a un director de teatro aprender a manejar el escenario de una ¨®pera, como ¨¦l hizo. Por el contrario, dice que "es relativamente f¨¢cil, la m¨²sica facilita el trabajo porque dicta los tiempos y asume la emoci¨®n. Adem¨¢s, los cantantes hoy son como actores, arriesgan mucho, hay que ver a Peter Mattei en Eugen Oneguin, es fabuloso, no tiene nada que envidiar a un actor". El nuevo director del festival elogia tambi¨¦n, por lo arriesgado, la puesta en escena de Benvenuto Cellini, "Berlioz quiso seguir en la tradici¨®n de la grande op¨¦ra, se necesitan hasta 120 personas sobre el escenario, y lo ha logrado Philipp St?lzl con una puesta en escena espectacular en la que recurre a la est¨¦tica de v¨ªdeo. Es arriesgado. Pero, o arriesgas, o mejor te quedas durmiendo en casa".
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