La liturgia deshecha
Hace s¨®lo dos a?os apareci¨® en la Diputaci¨®n de M¨¢laga Si yo fuera otra, una antolog¨ªa po¨¦tica de Concha Garc¨ªa (La Rambla, C¨®rdoba, 1956), donde quedaban registrados los rasgos de una obra original y f¨¢cilmente reconocible entre las de sus coet¨¢neos. Tambi¨¦n en 2005, 12 a?os despu¨¦s de su primera salida, se reedit¨® Pormenor, el libro que mejor compendia tonos y motivos de toda su trayectoria, que encuentra en ¨¦l un punto de inflexi¨®n.
Acaba de publicarse ahora Ya nada es rito y otros poemas, reuni¨®n de todos sus cuadernos po¨¦ticos salvo el inicial (Por m¨ª no arder¨¢n los quicios ni se quemar¨¢n las teas, 1986). El volumen viene con un pr¨®logo de Rosa Mar¨ªa Belda, que subraya algunas claves de esta escritura, en torno a un sujeto femenino, fragmentado y desubicado, cuyo proceso de acotaci¨®n ps¨ªquica termina mostrando un universo descabalado y de imposible comprensi¨®n. Los primeros t¨ªtulos (Otra ley, 1987; Ya nada es rito, 1988, y Desd¨¦n, 1990) se orientan a la decantaci¨®n ginoc¨¦ntrica de un yo que a veces se desplaza gramaticalmente de la primera persona a la tercera, para constituirse en el objeto del poema, y a la definici¨®n de un peculiar locus conclusus que no es un jard¨ªn buc¨®lico ni el para¨ªso cristiano, sino s¨®lo la c¨¢rcel dom¨¦stica fuera de la cual trema el mundo.
YA NADA ES RITO Y OTROS POEMAS (Poes¨ªa reunida: 1987-2003)
Concha Garc¨ªa
Pr¨®logo de Rosa Mar¨ªa Belda
Dilema. Madrid, 2007
504 p¨¢ginas. 25 euros
El lector se siente sacudido por un desconcierto que se concreta en frases descoyuntadas o inconclusas, elipsis oracionales y eliminaci¨®n de enlaces que pudieran proporcionar al poema -y a la vida- una direcci¨®n; vale decir: un sentido.
Todo se reduce al relat o de
sabrido de unos hechos anodinos y sin embargo absurdos, cuya yuxtaposici¨®n indica la ausencia de inferencia l¨®gica entre ellos. Frente al absurdo de lo extraordinario y aparatoso, hay un absurdo cotidiano que deriva de la desritualizaci¨®n de la rutina -liturgia deshecha: ya nada es rito-, y cuya normalidad como de andar por casa no rebaja un ¨¢pice el espanto que produce: "No paseo. Ni ando. Voy a casa. / Cay¨® del monedero el bono bus / y tengo cinco duros. Ni para / cerveza me queda. Te am¨¦ / escrupulosamente. Iba / a charcuter¨ªas y te invitaba / a cenar. Eso era una muestra / evidente de mi ternura. No / tengo nada. Nada". Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es la despersonalizaci¨®n de esa mujer en que se postula la autora, como si fuera ajena a s¨ª misma, y la desrealizaci¨®n de un mundo que parece percibido desde una pecera.
Las habituales recurrencias
de temas, autores citados y estados de ¨¢nimo se deben a la coherencia del universo de Concha Garc¨ªa; tambi¨¦n al entramado de sus obsesiones. A partir de Ayer y calles (1994), y ya construido el sujeto, el lenguaje se hace m¨¢s inteligible para expresar el mismo mundo ininteligible.
Renuncia esta poes¨ªa a los exornos, la contundencia po¨¦tica, la eufon¨ªa r¨ªtmica. Los pies m¨¦tricos, que en otros poetas siguen la p¨¦ndola que pauta la alternancia de s¨ªlabas t¨®nicas y ¨¢tonas, dejan el sitio a versos cortados seg¨²n las vaharadas del alma, obedientes ¨¦stas a los espasmos del fuelle fisiol¨®gico, en forma de palabras unas veces y de silencio otras: "Estar simplemente callada / estar simplemente como ahora estoy / que no espero nada y que no recuerdo / si alguna vez esper¨¦". Para quienes imaginan la derrota con tr¨¢gicos redobles de atabales o l¨ªricas melod¨ªas de viol¨ªn, convendr¨¢ avisar que la que aqu¨ª se muestra viene destartalada y en sordina, con los brazos ca¨ªdos pero no entregada, como si nunca hubiese so?ado otro final, ni hiciese suyo el que le ha correspondido.
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