Injurias a la Corona
Si el secuestro de la revista El Jueves por la caricatura de los pr¨ªncipes de Asturias ha puesto en tela de juicio la procedencia de esta medida judicial en la era de las nuevas tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n, las opiniones del senador y secretario primero de la C¨¢mara alta, I?aki Anasagasti, sobre el rey Juan Carlos y su familia han puesto en evidencia la inutilidad -su desfase, en definitiva- del sistema de protecci¨®n a la Corona dise?ado en torno al delito de injurias en el C¨®digo Penal. El ministerio fiscal no se ha sentido concernido por esas opiniones, que por su car¨¢cter directo, claro, contundente y personal sobre el Rey y su familia podr¨ªan ser susceptibles de ser perseguidas judicialmente quiz¨¢ con igual fundamento que la distorsionada y caricaturizada imagen de don Felipe y do?a Letizia en la vi?eta de El Jueves.
La fiscal¨ªa ha actuado correctamente al no tomar ninguna iniciativa contra el senador, pero ello le coloca en una posici¨®n contradictoria respecto a la que mantiene contra El Jueves. Ahora puede resultar incluso discriminatoria y dif¨ªcilmente sostenible, por pura coherencia ante la justicia. Habr¨¢ que esperar, no obstante, a que el fiscal se aclare ante el requerimiento del juez sobre si mantiene la acusaci¨®n o la retira, una vez que se ha tomado declaraci¨®n a los autores de la vi?eta presuntamente injuriosa contra los Pr¨ªncipes.
Las manifestaciones de Anasagasti sobre el Rey y su familia, por m¨¢s que hayan aparecido en su p¨¢gina personal de Internet, son impropias de un pol¨ªtico responsable que, adem¨¢s, tiene un cargo institucional. Y en lo que se refiere a la persona de don Juan Carlos son manifiestamente injustas. Que a estas alturas un pol¨ªtico como Anasagasti, de la misma generaci¨®n de don Juan Carlos, es decir, la que protagoniz¨® la transici¨®n, siga presentando como una tacha original irredimible e imprescriptible su designaci¨®n por Franco resulta verdaderamente descorazonador. Anasagasti sabe, y deber¨ªa explicarlo a las generaciones actuales, que ese origen qued¨® limpio y ampliamente superado por una legitimidad de ejercicio democr¨¢tico impecable que se puso de manifiesto especialmente la noche de la intentona golpista del 23-F, como recordar¨¢n siempre los espa?oles. Ning¨²n pol¨ªtico, entre los muchos que pasaron del franquismo a la democracia, ha podido dar lecciones a don Juan Carlos en este terreno.
Pero aunque sean injustas, opiniones como las de Anasagasti deben poder expresarse, sin otro reproche que el pol¨ªtico y social, como el que ya han recibido por parte de la mayor¨ªa de fuerzas pol¨ªticas y foros sociales, y sin otro descr¨¦dito que el propio de quien las emite. Lo mismo cabe decir de la vi?eta de El Jueves, cuyo car¨¢cter inconveniente y soez ha sido ampliamente resaltado. Ojal¨¢ todas las cr¨ªticas que se hagan sobre la Corona sean como las que provienen del mundo de la s¨¢tira, incluso la descarada y atrevida de esta publicaci¨®n.
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