La salvaci¨®n del cine se ve en 3D
'Avatar', superproducci¨®n de James Cameron, paradigma de la 'nueva frontera' digital
Cuando el celuloide se visti¨® de colores en los a?os cincuenta, ver pel¨ªculas se convirti¨® en una experiencia tan atractiva y diferente del blanco y negro que las salas de cine estadounidenses volvieron a convertirse en los templos de peregrinaci¨®n que hab¨ªan sido hasta la llegada de la Gran Depresi¨®n de 1929. Con la incre¨ªble variedad de ofertas de entretenimiento que hay hoy, y sobre todo por culpa del DVD, la peregrinaci¨®n desde finales de los ochenta se produce en sentido inverso: de las salas de cine hacia el sill¨®n de casa. Y aunque lo que Hollywood deja de ganar en los cines se lo embolsa a trav¨¦s del DVD, la p¨¦rdida de espectadores hace da?o al bolsillo de una industria que s¨®lo en EE UU mantiene vivas 37.000 salas. El milagro para la resurrecci¨®n del cine como espect¨¢culo podr¨ªa estar aqu¨ª, y aunque no tiene un nombre novedoso, llega acompa?ado del perfeccionamiento tecnol¨®gico de los nuevos tiempos: el cine digital en tres dimensiones.
En EE UU, la gente est¨¢ dispuesta a dar dos, tres y hasta cinco d¨®lares m¨¢s por la experiencia en 3D
?sta es la mayor ocasi¨®n de cambiar la aventura de ir al cine desde la llegada del color
"Es una experiencia diferente, much¨ªsimo m¨¢s voyeur¨ªstica", clamaba en The New York Times Jon Landau, productor del filme Avatar. Dirigida por James Cameron, responsable del milagro tecnol¨®gico y de taquilla Titanic (1.835 millones de d¨®lares de recaudaci¨®n, m¨¢s que ninguna otra pel¨ªcula en la historia), y con fecha de estreno en 2009, Avatar es la superproducci¨®n hacia la que se mira como puerta de entrada a una nueva era. "La pantalla ha sido siempre una barrera emocional para las audiencias, pero el 3D de calidad consigue que la pantalla desaparezca y que t¨² te asomes a una ventana que mira hacia el mundo", afirma Landau.
Con un presupuesto de entre 200 y 300 millones de d¨®lares, el estreno de Avatar obligar¨¢ a las salas de cine a dar el salto definitivo hacia la exhibici¨®n digital. Y el renovarse o morir lo impondr¨¢, sobre todo, el esperado triunfo del 3D. Hasta ahora, muchos cines se han resistido a invertir los 100.000 d¨®lares que cuesta abandonar los proyectores tradicionales y abrazar la tecnolog¨ªa digital que se quiere imponer en la industria desde hace al menos cuatro a?os. Todos son conscientes de que abarata costes, puesto que las copias digitales no cuestan nada en comparaci¨®n con las copias en celuloide, y adem¨¢s, pr¨¢cticamente, elimina la figura del distribuidor. Con vistas al p¨²blico, el cambio no es sustancial. Por eso los exhibidores se lo han tomado con calma. Actualmente s¨®lo 2.700 salas estadounidenses cuentan con tecnolog¨ªa de exhibici¨®n digital y apenas un millar de ellas tienen adem¨¢s proyectores de 3-D (sistema Real-D), que cuestan otros 25.000 d¨®lares, a a?adir a los 100.000 del paso al digital. El estreno de una superproducci¨®n puede llegar a ocupar hasta 3.500 salas en un solo fin de semana, y no poder exhibir, por falta de tecnolog¨ªa, lo nuevo de James Cameron -un taquillazo garantizado- es un lujo que los exhibidores dif¨ªcilmente podr¨¢n permitirse.
Adem¨¢s, Cameron no llega solo. Los directores Peter Jackson y Steven Spielberg, c¨¦lebres por su talento creativo, pero tambi¨¦n por atraer como imanes a espectadores hacia las salas, anunciaron recientemente que dirigir¨¢n una trilog¨ªa en 3D dedicada al h¨¦roe del tebeo belga Tint¨ªn. Los estudios de animaci¨®n Dreamworks, coproductores de ese proyecto -hogar de Shrek y propiedad de Spielberg-, tambi¨¦n han proclamado que a partir de 2009 s¨®lo har¨¢n pel¨ªculas en ese formato. "Creo que ¨¦sta es la mayor oportunidad de cambiar la experiencia de ir al cine desde la llegada del color", aseguraba Jeffrey Katzenberg, copropietario de Dreamworks, en el diario The New York Times.
Pero quiz¨¢ lo que realmente importa es que se trata de la ¨²nica experiencia cinematogr¨¢fica nueva que ha dado resultados econ¨®micos lo suficientemente poderosos para que tanto cineastas como exhibidores decidan apostar por ella. En 2003, Cameron fue pionero en utilizar la tecnolog¨ªa digital, que estaba empezando a sustituir la pel¨ªcula tradicional, y la adapt¨® al 3D. Film¨® el corto documental Ghost of the abyss, sobre el Titanic, y lo exhibi¨® con gran ¨¦xito en las salas IMAX (salas de proyecci¨®n en gran formato, adaptadas en su mayor¨ªa a la exhibici¨®n en 3D). Filmar con tecnolog¨ªa digital abarata costes, aunque el 3D los aumenta entre un 5% y un 10%. Pero parece claro que eso se recupera en taquilla. En 2004, la pel¨ªcula de animaci¨®n Polar Express descubr¨ªa el fil¨®n: se mostr¨® en su versi¨®n en 2D en 3.550 salas y en 3D en 62, y, sin embargo, los beneficios de la exhibici¨®n en 3D sumaron el 25% del total. La gente estaba dispuesta a pagar dos, tres y hasta cinco d¨®lares m¨¢s por la experiencia tridimensional, y las cifras no han dejado de confirmarlo. Con filmes como Chicken Little y Meet the Robinsons, de los que tambi¨¦n se han hecho versiones tradicionales y tridimensionales, la exhibici¨®n en 3D ha demostrado ser la predilecta por el p¨²blico, pese a mostrarse en menos salas. Y todas las grandes producciones de la temporada pasada y presente lo han reconfirmado. Desde Superman returns hasta la ¨²ltima entrega de Harry Potter han ofrecido tambi¨¦n la posibilidad de ver al menos 30 minutos de pel¨ªcula en 3D, y el p¨²blico ha respondido con cines llenos a rebosar, pese a la diferencia en el precio.
144 fotogramas por segundo
CUANDO SE LANZ? el cine en 3D, a principios de los a?os cincuenta, y sobre todo cuando se intent¨® reactivar el formato en los a?os ochenta con t¨ªtulos como Tibur¨®n 3 y Viernes 13 III, ver un filme en 3D era una experiencia curiosa, pero extremadamente desasosegante: te pon¨ªas unas gafas azules y rojas de cart¨®n y a los diez minutos comenzabas a marearte sin remedio. Dos proyectores superpon¨ªan las im¨¢genes entre s¨ª, y cada una iba dirigida a un ojo, creando esa sensaci¨®n de volumen, pero provocando al mismo tiempo dolor de cabeza.
Pero de lo que se trata hoy es de zambullirse en la pel¨ªcula gracias a la llamada proyecci¨®n polarizada, que alterna im¨¢genes en dos sentidos a 144 fotogramas por segundo (el cine se proyecta a 24).
Unas gafas polarizadas de dise?o negras que, seg¨²n Jeffrey
Katzenberg, en pocos a?os todo espectador llevar¨¢ en el bolso,
permiten experimentar la profundidad y realismo de las tres dimensiones sin los efectos secundarios
de anta?o. Eso hace suponer
que el 3D es, potencialmente,
el formato del futuro.
La proliferaci¨®n de las im¨¢genes tridimensionales cambiar¨¢ desde el cine porno, en el que hay un claro negocio a la vista, hasta la vida virtual online, pasando por los videojuegos o incluso la experiencia ¨²nica de un concierto. En oto?o se estrenar¨¢ U2 3d, un concierto en 3D de la banda irlandesa liderada por Bono que servir¨¢ para probar un campo cuyo horizonte no
parece tener fin.
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