La aventura africana de Caldera
El titular de Trabajo recorre ?frica occidental ofreciendo escuelas taller para abrir v¨ªas a la inmigraci¨®n legal
Arrellanado en su butaca del Falcon 900 de la Fuerza A¨¦rea, con 10 millones de euros en el bolsillo, Jes¨²s Caldera exclama con vehemencia: "?Los subsaharianos son estupendos! Amables, callados, trabajadores... S¨®lo piden respeto. En el futuro voy a dedicarme en cuerpo y alma a ?frica. ?Lo digo en serio!". El Falcon 900 cruza como un rayo el desierto del S¨¢hara a 10.000 mil metros de altitud.
El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales tiene motivos para estar satisfecho. Tras un viaje rel¨¢mpago de 36 horas por ?frica occidental, regresa a Madrid con un acuerdo hispano mauritano sobre regulaci¨®n de flujos migratorios. Sin embargo, lo que m¨¢s le satisface no es ese importante documento, sino el vigoroso desarrollo que ha logrado imprimir al plan de formaci¨®n que hace poco expuso al presidente del Gobierno. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero le anim¨®: "Parece una buena idea. Adelante".
Desde 2004, el n¨²mero de embajadas espa?olas en ?frica occidental ha pasado de cuatro a diez
"El camino para llegar a Espa?a es este acuerdo de formaci¨®n", seg¨²n el ministro
Desde entonces, Caldera recorre ?frica occidental, entrevist¨¢ndose con jefes de Estado y de Gobierno de los pa¨ªses de origen y de tr¨¢nsito de los inmigrantes que se juegan la vida en la ruta de los cayucos. Lleva consigo el presupuesto del plan, una aut¨¦ntica fortuna para el continente.
La meta del ministro consiste en trasladar a ?frica el modelo espa?ol de escuelas taller. Con el acicate de una peque?a paga por asistir a clase, miles de alumnos acaban cada a?o aprendiendo un oficio. Adem¨¢s, durante el per¨ªodo de pr¨¢cticas llegan a percibir el 75% del salario m¨ªnimo. "En los ¨²ltimos 20 a?os, esas instituciones han generado medio mill¨®n de puestos de trabajo en nuestro pa¨ªs", recuerda Caldera.
Al exportar ese modelo, el ministro persigue dos objetivos. El primero, dotar a los Estados africanos de profesionales especializados que refuercen su tejido de empleo. "Cuando llego a un pa¨ªs", explica, "les digo a las autoridades: d¨ªganme qu¨¦ tipo de profesionales necesitan. Aqu¨ª tengo el dinero".
El segundo objetivo es formar a especialistas susceptibles de ser contratados en origen por los empresarios espa?oles. Hoy, la falta de cualificaci¨®n de los subsaharianos limita sus posibilidades de aspirar al contingente anual de trabajadores extranjeros. Y, por tanto, estrangula sus v¨ªas de emigraci¨®n legal. "Con esta f¨®rmula conseguiremos evitar muchas muertes en el Atl¨¢ntico", a?ade convencido Caldera.
El viaje rel¨¢mpago del ministro se inici¨® el mi¨¦rcoles pasado. Primera etapa: Mauritania. El Falcon 900 aterriz¨® a las 11.10 en Nuakchot. Al pie de la escalerilla esperaba a Caldera su hom¨®logo mauritano, Chej El Kebir. Durante una jornada maratoniana, Caldera mantuvo entrevistas con el jefe del Estado y con el primer ministro y visit¨® un desolador edificio vac¨ªo, denominado Instituto Nacional de Formaci¨®n T¨¦cnica y Profesional.
En uno de esos encuentros se produjo una an¨¦cdota que ilustra c¨®mo los bienintencionados planes dise?ados en Europa no siempre encajan f¨¢cilmente con la realidad africana. Cuando el ministro pregunt¨® a su colega mauritano qu¨¦ tipo de profesionales precisa el pa¨ªs, el otro respondi¨®: "Turismo". ?Turismo? Pero si Mauritania carece de infraestructuras en ese sector. "S¨ª, pero tenemos excelentes playas y grandes posibilidades de desarrollo", contest¨® El Kebir. Al final, ambos llegaron al acuerdo de crear una escuela de hosteler¨ªa y de construcci¨®n para un m¨¢ximo de 80 alumnos que, una vez formados por t¨¦cnicos espa?oles, deber¨¢n convertirse en maestros de los nuevos pupilos.
"El camino para llegar a Espa?a es este acuerdo en materia de formaci¨®n", declaraba minutos m¨¢s tarde un Caldera impecable, sin rastro de sudor, ante las c¨¢maras de televisi¨®n. "Es un acuerdo en defensa de los derechos y los deberes de los ciudadanos de ambos pa¨ªses".
A la ma?ana del d¨ªa siguiente, el Falcon 900 despeg¨® de Nuakchot, rumbo sureste. Eran las 8.30 del jueves. Si Mauritania es un pa¨ªs de tr¨¢nsito de inmigrantes irregulares, Mal¨ª es uno de los pa¨ªses de origen de esas personas. Ambos tienen en com¨²n su pertenencia al grupo de naciones m¨¢s pobres del mundo. Era el siguiente destino de Caldera.
En Bamako, el ministro fue recibido por el presidente, Amad¨² Tumani, en el mismo palacio que construyeron los colonizadores franceses en 1805. Tumani entendi¨® la idea mejor que los mauritanos: formar a profesores de agricultura que a su vez ense?en a otros a explotar las ricas tierras que se hallan junto a la frontera con Costa de Marfil, tarea para la cual su Gobierno se ve ahora sometido a la paradoja de importar mano de obra del pa¨ªs vecino.
Seis horas m¨¢s tarde, la ministra maliense de empleo desped¨ªa sonriente a Caldera al pie del Falcon. Durante el viaje de regreso a Madrid, el ministro hizo balance de su plan, que hab¨ªa arrancado un mes antes en Senegal. El 23 de junio hab¨ªa acudido a Dakar, acompa?ado por 40 empresarios. Caldera se comprometi¨® con el presidente Abdulaye Wade a levantar cinco escuelas taller, dedicadas a pesca, agricultura, salud, rehabilitaci¨®n de edificios y hosteler¨ªa. Las siguientes etapas de su ambicioso plan est¨¢n a¨²n por llegar: el 8 de agosto volar¨¢ a Gambia y a Guinea-Bissau para proseguir su cruzada.
En realidad, la iniciativa de Caldera ha encajado como un guante en la estrategia del Gobierno contra la inmigraci¨®n ilegal africana. Los acompa?antes del ministro en sus incursiones subsaharianas dan una idea de cu¨¢les son las otras piezas de esa pol¨ªtica. Si el mes pasado viaj¨® a Senegal en compa?¨ªa del titular de Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, en esta ocasi¨®n lo ha hecho del brazo del n¨²mero dos de Exteriores, Bernardino Le¨®n.
Ha sido este ¨²ltimo quien ha dise?ado las bases para desarrollar una pol¨ªtica efectiva en lugares de ?frica jam¨¢s hollados por funcionario espa?ol alguno. Desde 2004, el n¨²mero de embajadas espa?olas en ?frica occidental ha pasado de cuatro a diez, y la cooperaci¨®n ha crecido desde 100 millones en la ¨¦poca de Aznar a m¨¢s de 700 millones. S¨®lo en Mauritania trabajan de forma permanente 14 ONG espa?olas, un n¨²mero que supera al de las francesas, hasta hace poco casi hegem¨®nicas en la zona.
En esa estructura se apoyan los hombres del Ministerio del Interior, que ya patrullan con agentes locales en cuatro pa¨ªses desde los cuales zarpan los inmigrantes irregulares: Marruecos, Mauritania, Senegal y Cabo Verde. La acci¨®n conjunta de los tres departamentos -Exteriores, Trabajo e Interior- "ha colocado a Espa?a en una posici¨®n estrat¨¦gica", dice Caldera, "no s¨®lo para Espa?a, sino tambi¨¦n para la UE". A su llegada a Madrid, a las 11 de la noche del jueves, el ministro mostraba la misma energ¨ªa que 36 horas antes.
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