Un partido antip¨¢tico
Est¨¢ claro que ha empezado una operaci¨®n limpieza en el Partido Socialista de Madrid y que el rostro que ten¨ªa el PSM no le gusta nada a Tom¨¢s G¨®mez Franco, su nuevo jefe. Pero si dicen del reci¨¦n estrenado secretario general de los socialistas madrile?os que gusta cuidar mucho de su apariencia, es natural que se espere de ¨¦l el m¨¢ximo cuidado facial para su partido. Y para que el tratamiento que se proponga sea eficaz es preciso contar primero con un diagn¨®stico. G¨®mez parece que posee algunas claves, y tal vez por eso ha dicho claramente que su partido ha llegado a ser un partido antip¨¢tico. Una organizaci¨®n puede resultar antip¨¢tica por sus rostros, evidentemente, y por su manera de actuar, dentro de s¨ª misma y fuera, pero si s¨®lo unos meses de oposici¨®n enfadan los rostros de otros partidos, qu¨¦ rostro cabe esperar que tengan los socialistas madrile?os que han venido acumulando tantas derrotas.
La verdad es que pocas ocasiones han tenido de re¨ªr como no sea a lo tonto. Y G¨®mez, que apuesta por la risa, debe haber le¨ªdo a Leonardo: "Si es posible, se debe hacer re¨ªr hasta a los muertos". Cont¨® este fin de semana que le abord¨® una se?ora, despu¨¦s de una intervenci¨®n suya en un programa de televisi¨®n, para decirle en la calle: "Ya era hora de que vi¨¦ramos a un socialista ri¨¦ndose". Claro que la risa y la sonrisa requieren un contenido. No hay nada m¨¢s pat¨¦tico que la risa tonta, ni nada m¨¢s subversivo que la verdadera risa. Y conviene que esto lo tenga en cuenta quien, como G¨®mez, se confiesa un heterodoxo, que es otro aspecto de su personalidad que tendremos que descubrir, porque eso podr¨ªa suponer que a por ese contenido que la risa exige va el joven Tom¨¢s de Parla. Un joven pol¨ªtico que hizo bien en manifestar este fin de semana que tiene claro lo que ya d¨¢bamos por descontado: que todo Madrid no es Parla. Y no es que le venga mal a la regi¨®n llegar a ser en algunos aspectos como Parla, pero la plural realidad madrile?a en tan escaso territorio va a obligarle no s¨®lo a modificar el nudo de la corbata y a ampliar el gusto de sus colores -quedarse en el naranja tiene sus peligros-, sino a tratar con otra gente. Tal vez esta imagen de joven alcalde de pueblo no sea su imagen definitiva, sino la que ¨¦l mismo se ha impuesto desde el pragmatismo que se le adjudica, es decir, una imagen hecha a la medida de sus proyectos actuales que puede ir modific¨¢ndose en la medida en que otras circunstancias as¨ª lo exijan. Conviene no entender siempre el pragmatismo como una especie de oportunismo, que aleja al pol¨ªtico de su ideolog¨ªa, sino como un modo de penetrar en la realidad para hacer eficaz la ideolog¨ªa en lo que tenga de transformadora. ?l no se ha declarado pragm¨¢tico, pero s¨ª pr¨¢ctico, y si no se trata de lo mismo, es algo parecido. Es de esperar que al pr¨¢ctico lo equilibre el heterodoxo; que al t¨ªmido, que dicen que tambi¨¦n lo es, lo libere el en¨¦rgico; que al fr¨ªo, cuentan que lo es tanto como Zapatero, lo atempere la cercan¨ªa a los ciudadanos, que parece que la cultiva sin populismo. Y que si es herm¨¦tico para los pol¨ªticos, como afirman en su partido, sepa administrar entre ellos el silencio, mientras no deje de hablar con los ciudadanos ni de escucharlos, que, seg¨²n cuentan los de Parla, a ellos s¨ª los escucha. Tampoco es negativo que sea ambicioso si esa ambici¨®n redunda en beneficio de todos, y el notable cambio de su municipio es una de las medidas de su ambici¨®n. Para empezar, se explica bien, con capacidad de s¨ªntesis; va al grano.
La gente le pide ahora a Tom¨¢s G¨®mez que sus desvelos no se malgasten en la desorganizaci¨®n del partido antip¨¢tico que le toca poner en orden, y que pasen los socialistas madrile?os de una pu?etera vez del politiqueo a la pol¨ªtica. Claro que, para llegar a eso, es preciso contar con concejales socialistas distintos de los que en Legan¨¦s dejaban hace unos d¨ªas para mejor ocasi¨®n los precios de las escuelas infantiles, las subvenciones para rehabilitar los edificios, las permutas de terrenos y los convenios urban¨ªsticos, y otros asuntos relacionados con la vivienda, por ejemplo -todos ellos a tratar en un pleno que acab¨® sin tratarlos-, para dar prioridad a sus propias trifulcas y enredos partidarios. Esa s¨ª es la verdadera cara de un partido antip¨¢tico con el que Tom¨¢s G¨®mez ha de acabar si quiere sonre¨ªr con argumentos.
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