Todos somos ?scar Pereiro
Posiblemente las razones por las que muchos amamos el ciclismo de alta competici¨®n son de car¨¢cter pasional-filos¨®fico, porque el ciclismo de ¨¦lite es una met¨¢fora precisa y preciosa de la vida y de la condici¨®n humana. El sentido del esfuerzo, el equilibrio entre lo individual y lo colectivo, la fuerza f¨ªsica y la concentraci¨®n mental, el m¨¦rito y el azar. Todo eso est¨¢ condensado en esos superh¨¦roes que viven a contrarreloj y escalan la cima de nuestros sue?os.
En el caso del campe¨®n gallego ?scar Pereiro y sus circunstancias de los ¨²ltimos dos a?os, esa met¨¢fora de la vida en general alcanza un extraordinario valor simb¨®lico e interpretativo de la Galicia en la que vivimos. Pereiro gan¨® el Tour de 2006 pero la mala suerte quiso que no gozase de ese ¨¦xito porque en el momento ¨¦pico del p¨®dium de Par¨ªs no se conoc¨ªa el positivo por dopaje del americano Floyd Landis.
A¨²n hoy, ?scar todav¨ªa no es ganador oficial de ese Tour, a falta de que concluyan los tr¨¢mites de reclamaci¨®n. En todo caso, cuando eso ocurra (que con toda seguridad ocurrir¨¢) ser¨¢ s¨®lo un papel, como reiteradamente ha afirmado el de Mos. El agravio comparativo se produce este a?o, una intriga derivada de la actualidad farmacol¨®gica del ciclismo actual entre la marca profesional que patrocina el equipo del dan¨¦s Michael Rasmunssen y las autoridades deportivas ha situado al madrile?o Alberto Contador en lo m¨¢s alto del Tour 2007. Pero, en este caso, s¨ª que ha disfrutado de toda la ¨¦pica y trompeter¨ªa del triunfo. Contador tiene el m¨¦rito pero adem¨¢s ha tenido el azar y la suerte de su lado.
Pereiro ser¨ªa as¨ª la mejor representaci¨®n de lo que se ha venido en denominar "deuda hist¨®rica de Galicia". Si a lo ocurrido el a?o pasado, le sumamos que, sin duda, la estrategia de su equipo este a?o le ha perjudicado al condicionar la actuaci¨®n de ?scar a la asistencia al presunto l¨ªder de la formaci¨®n, Alejandro Valverde, estoy seguro de que hasta el mism¨ªsimo Xos¨¦ Manuel Beiras estar¨ªa dispuesto a invocar a Pereiro como s¨ªmbolo deportivo y competitivo de la categor¨ªa de dependencia inherente a la econom¨ªa gallega (recu¨¦rdese el hist¨®rico libro de Beiras O atraso econ¨®mico de Galicia).
Pereiro, adem¨¢s de su logro del 2006, suma en su historial el haber quedado entre los diez primeros del Tour en otras tres ediciones. Por preparaci¨®n y competitividad forma parte de la ¨¦lite mundial pero como miembro de las primeras generaciones de gallegos sin complejos tiene que padecer el desajuste hist¨®rico del pa¨ªs, porque la buena suerte no siempre acompa?a al talento y a la eficacia. Digamos que, independientemente del desencuentro factual de su triunfo real en 2006, es indiscutible que si la planificaci¨®n y gesti¨®n de su equipo fuesen coherentes con las aspiraciones del gallego, el resultado de este a?o ser¨ªa otro.
En el a?o 1986, otro gallego, ?lvaro Pino, conquist¨® mi coraz¨®n para el ciclismo. Aquella Galicia necesitaba im¨¢genes de triunfo y Pino nos hizo vibrar a muchos. Precisamente, Pino en la actualidad dirige el primer equipo gallego del ciclismo profesional, pero el equipo se ha constituido este a?o y todav¨ªa no dispone del potencial y cobertura necesarios para devolvernos a Pereiro de la emigraci¨®n. Emigraci¨®n de ¨¦lite pero emigraci¨®n.
Es posible que la fatalidad hist¨®rica contin¨²e determinando el presente de Galicia. Las cosas est¨¢n cambiando pero con un evidente retraso en el tiempo. Los cambios llegan pero pueden estar llegando tarde. Y ah¨ª quiero parar mi comparaci¨®n entre el ciclismo, Galicia y la suerte de ?scar Pereiro porque espero que el de Mos nos devuelva ¨¦pica, alegr¨ªas y autoestima y as¨ª lo prefiero para no entramparme en la met¨¢fora fatal y estructural que ahora que tenemos un campe¨®n ciclista, lo que est¨¢ en crisis es el ciclismo de alta competici¨®n. Como la industrializaci¨®n de Galicia que cuando estaba a punto, el crono internacional marc¨® reconversi¨®n y deslocalizaci¨®n.
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