Una convivencia alterada
Los vecinos de toda la vida de El Fraile dicen que en su pueblo puede haber unas 15.000 personas censadas, pero que all¨ª deben vivir m¨¢s de 22.000, "por lo menos". Un porcentaje muy alto es de poblaci¨®n inmigrante. En apenas 30 minutos uno se puede cruzar por la calle con una persona de Senegal, Marruecos, Pakist¨¢n, Argentina o Colombia, una de las colonias m¨¢s numerosas.
Lim¨ªtrofe con las localidades de Las Galletas y Tenbel, El Fraile fue una de las primeras zonas tur¨ªsticas de Santa Cruz de Tenerife, all¨¢ por finales de los a?os sesenta. Poco queda de entonces. Ahora las masas se han desplazado a Los Cristianos y a Playa de las Am¨¦ricas, a apenas 15 kil¨®metros.
Este cambio ha favorecido que se instale en El Fraile una amalgama de culturas que no acaba de calar entre los oriundos de la zona. "Esto ya no es lo que era, si tu vieses en qu¨¦ se ha convertido el barrio", lamenta Mar¨ªa ?ngeles, nombre ficticio de una mujer de 40 a?os. Prefiere mantener el anonimato. "Aqu¨ª se conoce todo el mundo y las cosas est¨¢n caldeaditas, no quiero que piensen que soy racista", dice. Ese calor al que se refiere no es otro que el asesinato de Fernanda Fabiola, la adolescente de 15 a?os, chilena de nacimiento.
Ultramarinos convencionales y talleres de coche a la vieja usanza conviven con decenas de locutorios y tiendas de productos t¨ªpicos de fuera, la mayor¨ªa latinoamericanos. Cada uno trata de abrirse camino de manera honrada, como puede. De ah¨ª que la due?a de un local argentino se enerve cuando, charlando con un vecino, se le pregunta por si hay racismo ¨²ltimamente: "Che, yo hay cosas que no entiendo, ayer vi en la televisi¨®n echar pestes de los inmigrantes a chavalitos que luego juegan con ellos, qu¨¦ locura".
Si bien el ambiente est¨¢ enrarecido, el pueblo sigue muy cuidado. La homogeneidad de los edificios, de no m¨¢s de tres alturas, va de la mano de la limpieza de sus fachadas. Es habitual ver a muchos vecinos limpiando la entrada de sus edificios. Dice un hombre senegal¨¦s, de unos 40 a?os, escoba en mano, que se turnan entre los habitantes del edificio. "Todo limpio", repite mientras sonr¨ªe.
Todo el mundo coincide en que el punto m¨¢s t¨¦trico de la zona es el camino que une El Fraile con Tenbel, donde desapareci¨® Fernanda Fabiola. Un recorrido de tierra y piedras, de apenas un kil¨®metro que, aunque es particular, lo utiliza todo el mundo como atajo. Un trazado que los chicos del pueblo se conocen a la perfecci¨®n; es el m¨¢s utilizado para ir al instituto. Las autoridades se han comprometido, despu¨¦s del asesinato de la menor, a acondicionarlo. Mientras, unas velas en recuerdo de Fernanda Fabiola tratan de iluminar el camino maldito y dar calor a El Fraile.
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