El tiempo detenido
Las islas Orcadas, al norte de Escocia, un museo del neol¨ªtico
Existen lugares donde el tiempo se ha detenido, y entre ellos destacan las islas Orcadas (Orkney), uno de los lugares m¨¢s solitarios del planeta.
De las 70 peque?as islas (s¨®lo hay 17 pobladas) que forman este archipi¨¦lago situado a diez kil¨®metros de la parte m¨¢s septentrional de la costa escocesa, Mainland es la m¨¢s grande. Unas 20.000 personas han hecho de ella su hogar, y esa cifra aumenta ligeramente durante el verano, cuando peque?os y discretos grupos de viajeros la visitan. Esta isla posee algunos de los yacimientos neol¨ªticos mejor conservados de Europa, y ¨¦ste es, entre otros, uno de los muchos alicientes para llegar hasta all¨ª.
Mainland es una isla sin ¨¢rboles. Una isla llana, donde los campos ti?en el paisaje de variados colores: verdes, naranjas, amarillos y rojizos que van cambiando seg¨²n la suavidad de la luz, y que se ofrece al viajero como un mantel de patchwork. La bicicleta es un buen medio para desplazarse a trav¨¦s de estas amplias y bellas llanuras, y es f¨¢cil alquilarlas si se desea, pero no hay que olvidar que el viento, el mismo que impide que en estos parajes los ¨¢rboles crezcan, puede convertir la excursi¨®n en un recorrido de alta competici¨®n.
GU?A PR?CTICA
Informaci¨®n
- Prefijo 0044
- Turismo de las Orcadas (www.visitorkney.com). Oficina de turismo. Kirkwall Visitor Information Centre (18 56 87 28 56). Broad Street, 6. Kirkwall.
C¨®mo ir
- Los transbordadores de Northlink (www.northlinkferries.co.uk) y Pentland (www.pentlandferries.co.uk) enlazan los puertos escoceses de Aberdeen y Scrabster con los archipi¨¦lagos de las islas Orcadas y Shetland desde 18 euros por pasajero y trayecto (41 euros por coche). Los transbordadores John O'Groats Ferries Ltd (www.jogferry.co.uk) unen John O'Groats con las Orcadas en un viaje de 40 minutos. A las 9.00. Del 1 de mayo al 30 de septiembre. Precio: unos 38 euros.
Visitas
- Orkney Island Holidays (18 56 71 13 73; www.orkneyislandholidays.com) ofrece excursiones en cruceros, recorridos para ver focas y aves, y rutas arqueol¨®gicas por las Orcadas. Un viaje de seis d¨ªas (transporte en ferry, gu¨ªa, comidas y alojamiento incluidos), desde 560 euros. Las rutas, organizadas por los residentes Paul y Louise Hollinrake, son en grupos de cinco o diez personas.
Al transitar las solitarias y bien asfaltadas carreteras de la parte oeste de la isla, nos encontramos con el primer vestigio de un pasado muy remoto: el Anillo de Brodgar. Un anillo de origen desconocido, un c¨ªrculo oval de 104 metros de di¨¢metro alrededor del cual se alzaban originariamente 60 monolitos. Situado entre los lagos de Harray y Stenness, la primera visi¨®n del Anillo de Brodgar es impresionante. Olvidado por el turismo y acompa?ado s¨®lo por el agudo silbido del viento, el anillo se funde en solitaria armon¨ªa con la naturaleza que lo acoge. Caminar siguiendo su trazado es una experiencia casi m¨ªstica y tambi¨¦n la primera inmersi¨®n en este viaje en el tiempo.
Milenios de verticalidad
De los 60 monolitos originales, s¨®lo 27 quedan en pie, los restos de los otros monumentos descansan sobre la tierra. Son monolitos que parecen fatigados de haber mantenido su verticalidad durante milenios. Mientras, a los que permanecen imperturbables con el paso de las estaciones, y cuya altura oscila entre 2 y 4,5 metros, el viajero siente la atracci¨®n irresistible de tocarlos. El tacto es rugoso y fr¨ªo, y en la palma de la mano queda la impresi¨®n de su inmensidad y firmeza. Pero estos monumentos no s¨®lo miran al cielo, sino que, hinc¨¢ndole el diente a la tierra, se van hundiendo en ella como si el monolito fuera un eje ensartando aire y profundidad, y as¨ª est¨¢n desde hace 4.500 a?os.
Muy pr¨®ximos y hacia el sur de la isla se encuentran los menhires de Stenness, un conjunto menor respecto a Brodgar, pero superior en lo que se refiere a la altura de los monolitos, pues algunos alcanzan los seis metros de altura. Situarnos a su vera nos empeque?ece, y sorprende la perfecta y recta perpendicularidad de ¨¦stos respecto a la tierra. La cercan¨ªa entre el C¨ªrculo de Brodgar y los menhires de Stenness arroja sobre esta peque?a ¨¢rea del oeste de Mainland teor¨ªas que la convierten en una zona de especial importancia religiosa. Teor¨ªas reforzadas con la vecindad de la c¨¢mara funeraria de Maeshowe, que se oculta bajo la apariencia de un mont¨ªculo de tierra cubierto por la verde hierba del lugar como si se tratase de un gigantesco hormiguero.
Maeshowe es una c¨¢mara funeraria del neol¨ªtico a la que se accede por un estrecho y largo pasillo no recomendable para claustrof¨®bicos. Entrar all¨ª es toda una experiencia. La casi oscuridad nos obliga a seguir el trazo de la linterna, que nos muestra los definidos, solapados y grandes bloques de piedra que se alzan ante nosotros en forma de pir¨¢mide. La misma linterna nos apunta a su v¨¦rtice, que en el siglo XII fue agujereado y utilizado como entrada por un grupo de vikingos que, at¨®nitos, descubr¨ªan por primera vez la c¨¢mara que durante milenios hab¨ªa estado sellada. Se sospecha, y a ellos se les hace responsables, del hurto de los presumibles tesoros que la c¨¢mara guardaba. A cambio, los vikingos dejaron su firma mediante grafitos que constatan no s¨®lo su paso por Maeshowe, sino tambi¨¦n algunas de sus peripecias.
Hay m¨¢s yacimientos arqueol¨®gicos en la parte oeste de la isla, con restos muy bien conservados de viviendas prehist¨®ricas, como los de Skara Brae o los de Barnhouse. Y un cierto n¨²mero de monolitos aislados emergen en zonas remotas de Mainland. La leyenda dice que son solitarios gigantes que en la noche que da inicio al a?o nuevo cobran forma humana y, caminando, se van a los lagos m¨¢s cercanos para saciar su sed. Son los gigantes del agua.
Un granjero destructor
En este para¨ªso de cultura prehist¨®rica todo se ha conservado bien gracias a su remota ubicaci¨®n y lejan¨ªa. Todos los restos han vivido inviernos de seis horas de luz solar, iluminados por la aurora boreal durante los meses de octubre a diciembre, y veranos en los que la noche es corta y clara, y casi todos ellos han sobrevivido, todos excepto la Odin Stone, una piedra con un gran agujero a trav¨¦s del cual un¨ªan sus manos los reci¨¦n casados hasta que el granjero en cuyo terreno se situaba la destruy¨®.
Pero no todo tiene tan remoto pasado en estas islas, que junto a las Shetland pasaron de la Corona noruega-sueca a manos de la Corona escocesa en 1472, como se?al de una dote que nunca fue pagada por la princesa Margaret. Otra isla y otra historia m¨¢s reciente se encuentran en la parte este de Mainland. Hasta aqu¨ª llegaron los efectos de la I y II Guerra Mundial, y su huella permanece grabada y perenne.
En Scapa Flow, la superficie de mar cercada por Mainland y sus islas vecinas, hubo una vez 70 buques de guerra alemanes. Capturados y retenidos en este conf¨ªn, esperaban los resultados de los tratados de paz una vez finalizada la I Guerra Mundial. Ante la incertidumbre, el almirante alem¨¢n al cargo de la flota mand¨® en una secreta operaci¨®n el hundimiento de estos buques. Antes barco hundido que rendido, pudo ser la l¨®gica de su pensamiento. Atracci¨®n ahora para submarinistas, algunos sobresalen de entre el azul intenso del mar del Norte que rodea Mainland.
Desde Mainland se puede llegar por tierra a las islas de Lamb Holm, Burray y South Ronalday. Todas ellas unidas por las llamadas barreras de Churchill, unos muros de hormig¨®n que fueron construidos para proteger la zona de posibles incursiones de barcos enemigos durante la II Guerra Mundial. Parad¨®jicamente, estas barreras fueron inauguradas cinco d¨ªas antes de la firma del armisticio, y los 550 italianos, prisioneros de guerra, que trabajaron como mano de obra durante tres a?os en su construcci¨®n dejaron la isla. Detr¨¢s, en el islote de Lamb Holm, quedaba la Italian Chapel, un barrac¨®n convertido en capilla por los prisioneros y decorado al m¨¢s puro estilo cl¨¢sico, un recuerdo religioso, pero tambi¨¦n amistoso y de confraternidad entre el pueblo italiano y los habitantes de las islas Orcadas.
A pesar de que Kirwall es la ciudad m¨¢s grande de la isla, el centro administrativo de ¨¦sta, y tambi¨¦n el lugar donde se encuentra la peculiar y rojiza catedral de San Magnus, es Stromness el pueblo donde es recomendable y placentero hospedarse en una posible visita a la isla de Mainland.
A Stromness llegan los ferrys desde la tierra de Escocia, y es el trayecto m¨¢s corto y com¨²n para acercarse a las Orcadas saliendo desde Scrabster. La panor¨¢mica que ofrece Stromness desde el ferry es la de un pueblo que parece emerger del mar. Su cercan¨ªa al agua es tal que la primera l¨ªnea de casas tiene su propio embarcadero de piedra. Este refinado y hermoso pueblecito acoge los m¨¢s c¨¢lidos e ¨ªntimos restaurantes, pubs y hostales de la isla. En definitiva, el mejor sitio desde donde adentrarnos a esta isla de aguas transparentes y turquesas, de acantilados y paisajes id¨ªlicos.
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