El fuego amaga en la regi¨®n
Un amplio y r¨¢pido despliegue de medios ataja en El Berrueco el primer gran incendio del verano
La regi¨®n sufri¨® ayer el primer incendio importante del verano, que oblig¨® a intervenir en El Berrueco (543 habitantes) a un centenar de bomberos, ocho helic¨®pteros y tres hidroaviones para controlar unas llamas que corr¨ªan a gran velocidad debido al calor y el fuerte viento. En el siniestro no se produjeron heridos, seg¨²n inform¨® un portavoz de Emergencias 112. El Gobierno regional no facilit¨® anoche la superficie quemada ya que estaba pendiente de medirla sobre el lugar de los hechos.
Un c¨¢mping con 200 personas fue desalojado por la Guardia Civil
Las llamas comenzaron en una parcela sin edificar cercana a una urbanizaci¨®n de chal¨¦s
La primera llama prendi¨® sobre las cinco de la tarde en la Pradera del Amor, una urbanizaci¨®n con una treintena de chal¨¦s situada en el kil¨®metro 2 de la M-127. Unas seis horas despu¨¦s, el fuerte olor a quemado era perceptible en el punto concreto donde los vecinos de la zona afirman que todo comenz¨®. "Todo ha empezado en una parcela sin edificar, quiz¨¢ por una colilla mal apagada o por un cristal", elucubraba bien entrada la noche Juan Carlos Rubio, uno de los residentes en la zona, que junto a sus vecinos particip¨® en las primeras labores de extinci¨®n del fuego.
Para ello utilizaron todo lo que ten¨ªan a mano, pero el fuego crec¨ªa r¨¢pidamente. "Gracias a que el viento no ha llevado las llamas hacia los chal¨¦s sino hacia el monte", respiraba Jos¨¦ Manuel R¨ªos, otro vecino de la Pradera del Amor que a¨²n se estremec¨ªa recordando c¨®mo ard¨ªan los ¨¢rboles y quedaban reducidos a un esqueleto en minutos.
Los vecinos del chal¨¦ contiguo a la finca en la que se origin¨® el fuego fueron los que llamaron a los bomberos. Pero el viento y unas obras cercanas hab¨ªan abierto un pasillo que permiti¨® al fuego seguir hasta el monte. Una vez all¨ª, el avance fue voraz.
Y lo hubiera sido m¨¢s de no ser por el gran despliegue realizado. La Direcci¨®n General de Protecci¨®n Ciudadana mand¨® al lugar todos los medios disponibles al ver que era un fuego que, o se atajaba pronto, o podr¨ªa suponer muchos problemas para ser extinguido de noche. En la oscuridad no pueden actuar los helic¨®pteros e hidroaviones, lo que dificulta la extinci¨®n en un lugar tan escarpado como la sierra de El Berrueco, seg¨²n fuentes de la Consejer¨ªa de Presidencia e Interior. "Hemos delimitado el fuego en una zona concreta en unas tres horas. La zona afectada no tiene un alto valor ecol¨®gico", explicaba el director de Protecci¨®n Ciudadana, Manuel L¨®pez.
El lugar estaba poblado fundamentalmente con monte bajo y matorral, con la ¨²nica excepci¨®n de alguna encina que salpica la ladera. A¨²n quedaba por controlar el fuego dentro del per¨ªmetro, pero la situaci¨®n volv¨ªa a la calma tras un inicio pesimista.
"Este incendio es muy complicado por el terreno y por la hora que es [estaba anocheciendo], pero lo estamos controlando bien", destac¨® el bombero M¨¢ximo Sanz, del parque de Buitrago de Lozoya. El puesto de control de las labores de extinci¨®n estaba en un helipuerto, en la carretera de El Berrueco y Sieteiglesias.
A pie de monte ya arrasado, varios retenes controlaban la tierra humeante para que no resurgiesen las llamas. Desde lo alto de una loma el paisaje era pedregoso y todo el matorral bajo hab¨ªa desaparecido. Quemado como si fuera gasolina. Por una ladera, una decena de bomberos descend¨ªa para reunirse con sus compa?eros. En el cielo, dos hidroaviones atronaban la paz de la sierra y dibujaban giros imposibles, profesionales. De repente, en la parte alta, una llamarada resurg¨ªa. "?Daros prisa!", gritaba uno de los bomberos seguramente a trav¨¦s de la emisora. El eco de su voz resonaba en toda la monta?a.
Al minuto, un helic¨®ptero descargaba con enorme precisi¨®n la carga de agua de su cesta. Enseguida, otro helic¨®ptero remataba la faena. Ol¨ªa a tomillo, a campo seco. Luego el olor se hac¨ªa mucho m¨¢s intenso, pero cambiaba a chamuscado. La tierra humeaba. Como un volc¨¢n activo.
En un camino, un hummer (un todoterreno de grandes dimensiones) de los equipos antiincendios hab¨ªa volcado. El terreno es escarpado. Las luces lanzadestellos de los camiones de bomberos salpicaban el monte. El fuego estaba controlado. O m¨¢s bien, "delimitado". Apenas quedaban llamas. Pero s¨ª las hubo. Desde el c¨¢mping El Picachuelo las vieron "perfectamente". Herminia Catalinas, una clienta, pas¨® miedo: "Estaba acojonada. Se ve¨ªan las llamas muy cerca y mucho humo", rememor¨®.
La Guardia Civil decidi¨® desalojar el c¨¢mping como medida preventiva. En ese momento hab¨ªa en ¨¦l unas 200 personas (al 60% de su capacidad). Pasada la medianoche, los bomberos ten¨ªan pr¨¢cticamente controlado el incendio. Durante toda la madrugada han permanecido en el lugar una veintena de dotaciones para evitar que se reprodujeran las llamas y para apagar los focos que segu¨ªa ardiendo dentro de la zona siniestrada.
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