Pasiones bajo control

El pianista polaco Piotr Anderszewski (Varsovia, 1969) ha convertido las Variaciones Diabelli, op. 120 en su mejor tarjeta de presentaci¨®n. La monumental partitura de Ludwig van Beethoven se transforma en sus manos en un excitante viaje por los paisajes del alma, que alcanza una potencia sonora y una riqueza expresiva arrolladoras. Con ellas conquist¨® anteayer al p¨²blico del Festival de Torroella de Montgr¨ª (Girona) en la primera de sus tres actuaciones como artista principal invitado.

A pesar de la deficiente ac¨²stica de la iglesia de Sant Gen¨ªs -algo mejorada con la instalaci¨®n de una pantalla-, el despliegue de energ¨ªa, los golpes de ingenio y la sutil expresividad de Anderszewski calaron hondo en una velada de alto voltaje.

El pianista polaco ofreci¨® en Torroella una soberbia interpretaci¨®n de las 'Variaciones Diabelli', de Beethoven

Las caras de satisfacci¨®n a la salida del concierto certificaron el ¨¦xito de Anderszewski en su regreso al festival ampurdan¨¦s dos a?os despu¨¦s de su deb¨². Hoy, en su segunda cita con el p¨²blico, mostrar¨¢ su faceta camer¨ªstica junto al Cuarteto Belcea y la soprano Iwona Sobotka, en un programa que incluye 20 canciones del ciclo Poemas de ni?os, op. 49 de uno de sus compositores predilectos, el polaco Karol Szymanowski y el Quinteto para piano de Robert Schumann. El pr¨®ximo martes cerrar¨¢ su estancia en Torroella tocando el Primer concierto de Beethoven con la Orquesta de C¨¢mara de la Filarm¨®nica Checa, en un concierto que incluye una obra del compositor catal¨¢n Jes¨²s Rodr¨ªguez Pic¨®, Fantas¨ªa, sobre la ¨®pera El viatge de Marlow.

El temperamento nunca ciega las interpretaciones de Anderszewski. No busca la exhibici¨®n t¨¦cnica ni hace concesiones al sentimentalismo f¨¢cil, pero arriesga en la b¨²squeda de la esencia po¨¦tica de las partituras. Lo demostr¨® abriendo el recital con la Gran Humoresca en si bemol mayor, op. 20, de Schumann, obra de tremendos contrastes, un punto enloquecida en sus cambios de ¨¢nimo pero de gran elocuencia pian¨ªstica. Aunque se notan mejoras en la ac¨²stica, una iglesia sigue siendo, salvo que se obre un milagro, un espacio hostil a la sonoridad del piano, que llega borrosa y sin relieve.

En la obra de Schumann, Anderszewski mostr¨® buena parte de su arsenal de recursos pian¨ªsticos, pero donde alcanz¨® la plena excelencia fue en la soberbia interpretaci¨®n de las Variaciones Diabelli. Su relaci¨®n con esta obra -un Beethoven de visionaria madurez que ha llevado al disco con resultados antol¨®gicos- es muy especial.

Hay que hablar de recreaci¨®n, sin ataduras a la tradici¨®n, con un sentido de las din¨¢micas, una energ¨ªa r¨ªtmica y un poder de comunicaci¨®n con el p¨²blico antol¨®gico. No es de extra?ar que su portentosa interpretaci¨®n de esta obra -nada m¨¢s y nada menos que 33 variaciones sobre un vals como respuesta genial a un encargo del editor y tambi¨¦n compositor Anton Diabelli- inspirara una pel¨ªcula a Bruno Monsaingeon, autor de documentales sobre Yehudi Menuhin y dos colosos del teclado admirados por Anderszweski: Glenn Gould y Sviatoslav Richter.

Desde el perfume ligero del tema inicial al sublime minueto que cierra la obra, Anderszevski explor¨® el sensacional viaje emprendido por Beethoven con buenas dosis de ingenio y buen humor y que finaliza con un inesperado y genial retorno final al clasicismo tras la agitaci¨®n rom¨¢ntica. Tras su electrizante interpretaci¨®n, el estupendo pianista polaco regal¨® una sensacional y oportuna propina, las Bagatelas, op. 126, testamento pian¨ªstico de Beethoven que llen¨® de m¨¢gica expresividad la iglesia de Torroella.

Sin duda, uno de los conciertos m¨¢s importantes del verano musical catal¨¢n, de los que, sin necesidad de campa?as medi¨¢ticas, dejan verdadera huella por la personalidad y el talento del int¨¦rprete.