China proh¨ªbe reencarnarse en Buda
El Gobierno de Pek¨ªn somete a autorizaci¨®n previa la designaci¨®n de los altos lamas de la Iglesia tibetana
El Gobierno chino ha dado un nuevo paso para estrechar el control sobre la religi¨®n. A partir del 1 de septiembre, las "reencarnaciones" de los budas vivientes deber¨¢n contar con su permiso, seg¨²n una nueva normativa de la Administraci¨®n Estatal de Asuntos Religiosos, hecha p¨²blica ayer. De lo contrario, ser¨¢n considerados "ilegales o no v¨¢lidos".
Los budas vivientes son un elemento crucial del budismo tibetano, y forman un clero de influyentes figuras religiosas. Llamados tambi¨¦n tulku, son lamas u otras figuras espirituales que han decidido conscientemente "renacer".
Frecuentemente hay m¨¢s de un candidato para ser reconocido como la "verdadera reencarnaci¨®n", por lo que la autoridad que decide qui¨¦n de ellos es la verdadera opci¨®n disfruta de bastante poder. Los tulku dirigen, a menudo, las ceremonias religiosas, supervisan el aprendizaje de los monjes y tienen gran influencia entre los tibetanos. De ah¨ª que Pek¨ªn considere clave controlar el proceso de identificaci¨®n de los ni?os y la designaci¨®n de los budas vivientes.
Muchos monjes siguen fieles al Dalai Lama y llevan su imagen escondida
Los comunistas chinos aseguran que el partido es el aut¨¦ntico Buda viviente en T¨ªbet
La nueva regulaci¨®n exige que los templos que formulen una petici¨®n para una reencarnaci¨®n sean "lugares registrados legalmente para celebrar actividades del budismo tibetano y sean capaces de acoger y ofrecer medios adecuados de apoyo al buda viviente". "El proceso no puede estar influido por ning¨²n grupo e individuo de fuera del pa¨ªs", asegura la oficina de Asuntos Religiosos, en lo que parece una referencia directa al Dalai Lama, el jefe espiritual de los tibetanos, que vive exiliado en India.
El Dalai Lama, de 71 a?os, huy¨® de T¨ªbet en 1959 y se refugi¨® en India, despu¨¦s de un fracasado levantamiento contra la presencia china. Pek¨ªn dice que T¨ªbet ha sido territorio chino durante siglos, mientras que muchos tibetanos mantienen que se autogobernaron la mayor parte de ese tiempo.
El Gobierno ya se hab¨ªa otorgado la potestad de aprobar el nombramiento de las dos reencarnaciones con m¨¢s autoridad, el Dalai Lama y el Panchen Lama. En 1995, las autoridades de Pek¨ªn rechazaron la elecci¨®n de la reencarnaci¨®n del 10? Panchen Lama -fallecido en 1989-, realizada por el Dalai Lama. Acto seguido, se llevaron de T¨ªbet al ni?o designado, que ten¨ªa seis a?os, y efectuaron su propio nombramiento. Desde entonces, el chico no ha sido visto en p¨²blico. Los tibetanos en el exilio lo han calificado de "el prisionero pol¨ªtico m¨¢s joven del mundo". China se limita a decir que vive una juventud normal. El Panchen Lama elegido por Pek¨ªn, sin embargo, ha sido mostrado en actos p¨²blicos en los ¨²ltimos a?os, en un intento de promover su figura.
La Administraci¨®n Estatal de Asuntos Religiosos afirma que el objetivo de la regulaci¨®n es "garantizar la libertad de religi¨®n de los ciudadanos y respetar las tradiciones tibetanas sobre la sucesi¨®n de los budas vivientes". En marzo, el responsable del Partido Comunista en la regi¨®n aut¨®noma de T¨ªbet asegur¨® que el partido era el buda viviente real del remoto territorio monta?oso, porque hab¨ªa tra¨ªdo el progreso y la mejora de las condiciones de vida. Los cr¨ªticos dicen que Pek¨ªn controla con pu?o de hierro a la poblaci¨®n, suprime la libertad de culto y est¨¢ diluyendo la cultura tibetana, entre otros, con la llegada de miles de han, la etnia mayoritaria en China.
Los tibetanos, tanto los que viven dentro de la regi¨®n aut¨®noma como los que viven en otras provincias chinas como Qinghai o Sichuan, siguen siendo mayoritariamente fieles al Dalai Lama, cuya foto es posible ver en algunos templos en China, a pesar de que est¨¢ prohibida. Muchos monjes llevan un broche con la imagen del l¨ªder tibetano escondida bajo la t¨²nica.
El deseo del Gobierno de designar a los dirigentes religiosos no se limita a los budistas. Uno de los principales puntos de disensi¨®n entre Pek¨ªn y el Vaticano es qui¨¦n nombra a los obispos en China. La Santa Sede asegura que es una potestad suya irrenunciable, mientras que las autoridades chinas consideran que es un asunto interno y les corresponde a ellas. Pek¨ªn teme la elecci¨®n por parte de Roma de obispos que se opongan al Partido Comunista Chino y puedan desempe?ar un papel desestabilizador e impulsar la ca¨ªda del r¨¦gimen.
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