F-1, ?circo o deporte?
Lo ocurrido el pasado fin de semana en Hungr¨ªa ha vuelto a cuestionar al circo de la f¨®rmula 1, un negocio acaparado en exclusiva por un multimillonario llamado Bernie Ecclestone, capaz de imponer a capricho sus propias leyes o de conceder un gran premio a una ciudad, Valencia, con la condici¨®n de que en las elecciones auton¨®micas el ganador fuera un candidato determinado, en este caso Francisco Camps (PP). La Federaci¨®n Internacional de Automovilismo (FIA), el organismo fantasma que sirve a Ecclestone de tapadera para obrar a su antojo, decidi¨® sancionar a Fernando Alonso y a su equipo, McLaren, por los sucesos del s¨¢bado, cuando el espa?ol, al parecer por orden de su escuder¨ªa, estuvo m¨¢s tiempo del habitual parado en los boxes, lo que perjudic¨® a su compa?ero, Lewis Hamilton, en la prueba de clasificaci¨®n. Minutos antes, el mismo Hamilton hab¨ªa desobedecido las ¨®rdenes de su equipo y maniobrado en contra del espa?ol.
La raz¨®n aducida por la FIA para justificar el castigo, por el que McLaren se qued¨® sin puntuar en la clasificaci¨®n por equipos y Alonso retras¨® cinco puestos su posici¨®n en la parrilla de salida (de la primera a la sexta posici¨®n), fue, sencillamente, ninguna. Como siempre, la FIA se ampar¨® en lo que llama "mala imagen" para legitimar la sanci¨®n. Pero no hay reglamento ni norma alguna que avale la decisi¨®n. Lo ocurrido, adem¨¢s de impedir a Alonso luchar por el triunfo, evidenci¨® de nuevo el campo de minas en el que se ha convertido McLaren, incapaz de parar el desorbitado pulso que mantienen sus dos pilotos y que trasciende el aspecto deportivo.
El piloto espa?ol, despu¨¦s de ganar dos campeonatos del mundo y agitar el mundo de la f¨®rmula 1, un deporte que mueve casi 3.000 millones de euros al a?o, desembarc¨® en McLaren por voluntad propia. Era consciente de que llegaba a un equipo ingl¨¦s y que se encontrar¨ªa con un compa?ero ingl¨¦s, Hamilton, que no se siente un aprendiz y se salt¨® a la torera los galones de su compa?ero. Una situaci¨®n que recuerda uno de los grandes momentos de la f¨®rmula 1, el duelo fratricida que mantuvieron Ayrton Senna y Alain Prost en el propio equipo McLaren. El mayor atractivo para un deporte es que dos rivales cautiven a las aficiones, como ya sucedi¨® con Larry Bird y Magic Johnson en la NBA, o Sebastian Coe y Steve Ovett en el atletismo. S¨®lo cabe esperar que Ecclestone y sus guardianes operen con neutralidad y gane el mejor, sea ingl¨¦s o asturiano. Todo lo contrario de lo sucedido en Hungr¨ªa.
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