Nube de hongo at¨®mico
Por los contratos de dos horas a los padres de familia, y por las horas largas, nutridas, amontonadas, de una selecci¨®n de personal tumultuosa, en cuya cola aguardan, desfallecen, sin ver el momento de que llegue su turno, los aspirantes a un trabajo, y al tiempo van constatando c¨®mo su biograf¨ªa se reduce a sumar uno entre ciento. Por la mano de obra que ha pasado de la clandestinidad sindical a la clandestinidad del permiso de residencia. Por los ca¨ªdos por la borda huyendo de su tierra, y por los ca¨ªdos del andamio al que se encaramaron, como se sube un ¨¢ngel de la construcci¨®n a una nube para levantar el templo inacabable de la explotaci¨®n del hombre por el hombre. Por los gestos, los libros, los art¨ªculos como ¨¦ste, los discos, las canciones, las pel¨ªculas, las declaraciones de buenas voluntades, aspavientos de una civilizaci¨®n que ve c¨®mo se funden sus ¨²ltimas nieves. Por los callejones y las calles cortadas con bandas de pl¨¢stico, y por los Mossos d'Esquadra dispuestos en torno a ellas para resguardar de turistas, de curiosos con c¨¢maras digitales que reproducen el ruido mec¨¢nico del obturador, de cin¨¦filos de DVD de colecci¨®n serie oro y de indigentes que duermen sobre los bancos en lo m¨¢s desnudo del d¨ªa, para apartar de este palpitar de la ciudad a las maquilladoras, a los iluminadores, a los c¨¢maras, los camiones de seis ruedas, los trajes, las camisas, los pa?uelos planchados, la comida preparada, los focos, los cables y a todo el equipo t¨¦cnico que ha desplegado Woody Allen con el rodaje de su ¨²ltima pel¨ªcula en Barcelona. Por las inglesas de ropa interior de grandes almacenes que pasean borrachas por las Ramblas con diademas de falos erectos balance¨¢ndose en sus cabezas. Por los pisos patera y por los pol¨ªticos fascisto-racistas que los utilizan como recurso sin l¨ªmites para acumular votos. Por los bloques de edificios levantados a costa de socavar, de tapiar una monta?a, pisos que, muertos sus primeros habitantes, se reencarnan en la reencarnaci¨®n de la compraventa infinita. Por los da?os colaterales. Por sacrificar miles de vacas, miles de pollos, en una hecatombe de reajuste de mercado. Por escandalizarse ante la fragilidad luminosa de una top-model anor¨¦xica y cocain¨®mana. Por preferir una feria exclusivamente de negocios a una feria de libros. Por las manifestaciones de curas contra el matrimonio y por las manifestaciones de polic¨ªas contra las noticias de sucesos. Por las baronesas rampantes. Por sorprenderse de que m¨¢s all¨¢ del sistema solar se encuentre agua en un planeta. Por haber renunciado a las expediciones tripuladas a la luna. Por no haber admitido todav¨ªa que provenimos del planeta de los simios. Por la cerrilidad carlista de la SGAE. Por llamar realidad virtual a lo que se lee en una pantalla. Por los dibujos animados de humor adulto. Por convertir la vuelta de un torero en la gran fiesta del esnobismo nacional. Por haber renunciado a la primogenitura por un plato de lentejas deconstruidas. Por el hundimiento de los libros en el mercado de Sant Antoni, extingui¨¦ndose en el fuego de sus palabras. Por la cacharrer¨ªa semanal de los peri¨®dicos. Por anunciar pistas de esqu¨ª con la efigie del Che Guevara, presente como una herida que no va a cerrarse nunca. Por exaltar el espect¨¢culo de las carreras de coches y de motos, ahora que a penas queda petr¨®leo para te?ir un cormor¨¢n. Por ver las carreras en televisiones de pantalla plana de m¨¢s de mil euros y en sof¨¢s de tres mil euros. Por fabricar armas de destrucci¨®n masiva. Por retratarse con quienes las fabrican. Por dar cr¨¦dito a lo que se ve y por haber dejado de creer en la palabra. Por el ruido de fondo. Por la continuaci¨®n de las obras de la Sagrada Familia, paranoica, incansable como una llaga impostora que se ha vuelto loca y quiere desalojar cuanto le rodea. Porque las noches ya son mejores que los d¨ªas. Por todo esto ha aparecido una se?al en el cielo.
Por dar cr¨¦dito a lo que se ve y por haber dejado de creer en la palabra, ha aparecido una se?al en el cielo
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