"Pasar aqu¨ª la noche es una humillaci¨®n m¨¢s"
En otro rinc¨®n de la ciudad, las cuestiones burocr¨¢ticas tampoco parecen tener soluci¨®n r¨¢pida. Sandy Pozo, cubano de origen, pero nacionalizado espa?ol desde hace m¨¢s de cinco a?os, ha llegado de madrugada frente al Registro Civil Central, en la plaza de Jacinto Benavente. Quiere saber qu¨¦ documentos hay que presentar para inscribir su matrimonio en Espa?a. "En teor¨ªa, pod¨ªa informarme por tel¨¦fono, pero nadie atiende al n¨²mero que te proporcionan. Uno no tiene m¨¢s remedio que venir d¨ªa a d¨ªa, aunque sea de forma infructuosa", se queja mientras organiza la cola detr¨¢s de sus gafas de pasta. Usa las mismas se?as que un guardia urbano que administra el tr¨¢fico de un cruce complicado. Hay que separar los que vienen a retirar un documento de los que s¨®lo buscan informaci¨®n: "Si no, la cagamos y hemos perdido la noche", cierra pragm¨¢tico este publicitario de 37 a?os.
Al Registro Civil hay que acudir para inscribir matrimonios celebrados en el extranjero, como el de Sandy, o para pedir la nacionalidad espa?ola. Tambi¨¦n se solicita el reagrupamiento familiar.
Ver¨®nica Gonz¨¢lez est¨¢ en su octavo mes de embarazo. Sin embrago, ha llegado a las tres de la madrugada y ha dormido en su coche para asegurarse de ser atendida. "Es dif¨ªcil conseguir informaci¨®n sin chuparte una cola: en Internet, por ejemplo, hasta te dan la direcci¨®n equivocada. Ponen plaza de Jacinto Benavente n¨²mero 3, pero luego la puerta est¨¢ en el lateral, en la calle de la Bolsa. He esperado en el sitio equivocado hasta las cinco, cuando lleg¨® otra gente", lamenta Ver¨®nica en su castellano dulce de ecuatoriana.
La flecha del cartel de informaci¨®n colgado en el port¨®n indica hacia el edificio de al lado, que nada tiene que ver con el registro, dependiente del Ministerio de Justicia. Alguien, rotulador en mano, ha escrito un insulto en un cartel tan desinformativo.
Moktar lleg¨® de Marruecos hace 15 a?os. Entonces ten¨ªa 35 a?os, una mujer y tres hijos. Su esposa se qued¨® en el pa¨ªs de origen. ?l ha pasado media vida en los andamios de Madrid. Cuenta su solicitud acarici¨¢ndose el anillo de casado. Roza los 50, ha perdido casi todo el pelo, y tiene tres hijos m¨¢s. Intenta traer a su familia a Espa?a, pero en el registro copiaron mal el nombre de su F¨¢tima. "Pasar la noche aqu¨ª es una humillaci¨®n m¨¢s", asegura. As¨ª es la vida, as¨ª va el mundo, comentan a su alrededor. "Ojal¨¢ ¨¦ste sea el ¨²ltimo paso", se cubre los ojos emocionado.
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