Vivir con ochenta
Los octogenarios espa?oles gozan de buena salud a pesar de las escasas ayudas
El consejo, del viejo:
-Lo primero que tiene que hacer un anciano es comprarse cada d¨ªa un d¨¦cimo de loter¨ªa. As¨ª no te da la depresi¨®n, piensas que te va a tocar y lo que vas a hacer con ello.
-?Y usted lo hace?
-Bueno, yo hago alguna quiniela. Ah, y otra cosa, tener un perro. Tener un perro es fundamental, porque te obliga a salir.
Apoyado sobre la mesa camilla, el octogenario Manolo va hilvanando an¨¦cdotas de su vida y cuando se atasca alg¨²n recuerdo lo repiensa mientras alisa inconsciente el tapete de ganchillo. Con ¨¦l son ya cerca de dos millones los que han pasado de los ochenta en Espa?a, como se?alan el ¨²ltimo informe y la encuesta que ha elaborado el Imserso sobre las personas mayores. La mayor¨ªa de ellos, casados; la mayor¨ªa de ellas, que son m¨¢s, viudas. Un 25% vive solo, lo que no siempre quiere decir en soledad, porque suelen tener a los hijos cerca.
La televisi¨®n es la compa?era inseparable de la mayor¨ªa de ancianos
Los octogenarios son gente acostumbrada ya a la pastilla diaria, al colesterol y la tensi¨®n, a largas sesiones delante de la tele, algunos paseos, los nietos al colegio, inoportunas ca¨ªdas y otra visita al m¨¦dico. Pedir ayuda para cortarse las u?as, dormitar de d¨ªa el sue?o perdido de la noche, hacer un buen guiso para la familia, contar batallitas o hundirse en el silencio. Con los achaques propios de la edad, la mayor¨ªa declara un estado de salud razonable.
Mar¨ªa Catalina Gonz¨¢lez Pacheco tiene una botella de agua en la mesa de centro: "Es por el ri?¨®n, tambi¨¦n tengo algo de az¨²car y de coraz¨®n; la tensi¨®n ahora la tengo controlada, pero la gente mayor nunca est¨¢ bien, te sacan de todo".
Para tener 85 a?os, Mar¨ªa Catalina est¨¢ ¨¢gil y conserva la mirada azul y unos p¨®mulos firmes; un bonito pelo blanco y unas manos que guisan a fuego lento para sus hijos. A las seis y media de la ma?ana se tira de la cama y se mete en la cocina. Una hija soltera que siempre ha vivido con ella y un hijo que ha vuelto tras su separaci¨®n, le dicen adi¨®s antes de irse al trabajo.
Sola en su casa de Madrid, pone la lavadora, se asea sin ayuda y duerme la siesta del burro en el sof¨¢. La tele est¨¢ puesta. Cuando ten¨ªa 80 a?os, la vida era parecida, pero ahora tiene algo m¨¢s: miedo. "Ya no me atrevo a salir sola de casa, los hijos me acompa?an, antes iba a la compra, pero ya...".
Cuando llega Maricarmen, se come a besos al gato y le dice a su madre que no trabaje m¨¢s de la cuenta. " Luego salimos de paseo, por el Retiro". Ah¨ª se encuentra con amigos y amigas. "Vinieron asistentes sociales a ofrecerme ese cacharrito que tocas un bot¨®n para llamar si te caes, pero les dije que no, que otros lo necesitar¨ªan m¨¢s".
Viuda desde hace 10 a?os, a Mar¨ªa Catalina le gustar¨ªa morir, como su marido, en casa. "Si me llevan a una residencia me parece lo normal, pero claro, como en casa no vas a estar en ning¨²n sitio...". Y vuelve a acariciar al gato: "Es muy bueno tener un animalito en casa". Y a la una de la noche apaga la televisi¨®n.
La tele es la compa?era inseparable de muchos ancianos, aunque algunos se han pasado a la pantalla de plasma y los DVD. La mujer de Manolo, Mar¨ªa Zoilo, se ha organizado su peque?o rinc¨®n tecnol¨®gico, en su habitaci¨®n, donde, de tanto en tanto, cambia el mando a distancia por la aguja de coser o por un libro. Su espalda la tiene sumida en un dolor permanente, as¨ª que Manolo ocupa buena parte de su tiempo en atenderla. ?l es el que sale a la compra -"los jubilados somos los de la bolsa"- y a dar algunos paseos con los amigos. Es un hombre muy activo: "Yo no me aburro, s¨®lo hay que ponerse a pensar".
Dice el informe del Imserso que, cuando son los ancianos los que est¨¢n peor de salud, sus mujeres llevan la carga de la casa, pero cuando son ellas las que no se defienden tanto, necesitan ayuda externa, por ejemplo de los hijos. En el caso de Manolo y Mar¨ªa ocurre algo parecido: una mujer, Ana, viene cada d¨ªa una hora a hacerles la comida y otra se?ora les hace la limpieza unas horas semanales. Pero van a solicitar al Ayuntamiento algo m¨¢s, porque con una hora diaria a Ana no le da tiempo "ni a hacer una paella", se quejan ambos. "Se necesita m¨¢s ayuda, porque mi mujer tiene que colaborar y ella no puede hacer esfuerzos, el m¨¦dico se lo ha dicho". Pero es casi imposible que Mar¨ªa pase un rato quieta. La espalda, atornillada con clavos columna arriba, la ha encerrado en casa con dolores insoportables. Espera que una pronta intervenci¨®n para colocarle una bomba de morfina venga a amortiguar un sufrimiento que no distingue el d¨ªa de la noche. A pesar de eso...
-Manolo, ?te traigo la pastilla?
Y Manolo la deja que se levante y lo haga, porque sabe que ella no se est¨¢ quieta ni atada.
ANTES DE QUE LLEGUEN LOS 90
- En Espa?a hay cerca de dos millones de octogenarios, m¨¢s mujeres que hombres.- El 80% ve al hijo que tiene m¨¢s pr¨®ximo todos los d¨ªas. El 33% vive con alg¨²n hijo.- A los 85 a?os, un 62% necesita ayuda para algunas actividades diarias.- El 91% toma medicamentos y ve la televisi¨®n a diario.
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