Una semana horrible

La semana que hoy concluye merece sin rodeos el t¨ªtulo de horrible para los ciudadanos y usuarios de servicios p¨²blicos en Catalu?a. Al apag¨®n de hace 15 d¨ªas en Barcelona han venido a sumarse colas en las autopistas, aver¨ªas reiteradas en las cercan¨ªas de Renfe y largas colas en el aeropuerto de El Prat a la hora de facturar el equipaje, lo que ha provocado la comprensible irritaci¨®n de los ciudadanos. De buena parte de los desaguisados intentar¨¢ dar explicaciones la ministra de Fomento en su comparecencia del martes ante la comisi¨®n correspondiente del Congreso. Y todo ello a los pocos d¨ªas de cumplirse el primer aniversario de la entrada en vigor del nuevo Estatuto catal¨¢n.

El Gobierno catal¨¢n se ha apresurado a llevar el agua a su molino y a asegurar que con el traspaso de los trenes de cercan¨ªas la situaci¨®n ser¨ªa bien otra. Est¨¢ por demostrar una afirmaci¨®n semejante, pues si bien es cierto que el Gobierno aut¨®nomo gestiona con eficacia los Ferrocarriles de la Generalitat, tambi¨¦n cuenta con competencias en materia de inspecci¨®n de las empresas el¨¦ctricas y, sin embargo, no pudo evitar los problemas que condujeron al fiasco que dej¨® a oscuras a 350.000 abonados de Endesa. A la hora de buscar explicaciones y responsabilidades por lo sucedido, la mayor¨ªa de partidos catalanes -excepto el PSC- acusan a Fomento de no cuidar las inversiones en la comunidad, raz¨®n por la que, con el apoyo del PP, pedir¨¢n la dimisi¨®n de Magdalena ?lvarez en la sesi¨®n parlamentaria de pasado ma?ana. Fomento, por su parte, aporta cifras para demostrar que Catalu?a es la comunidad con mayor dotaci¨®n presupuestaria de 2007, que los Presupuestos Generales destinan casi 8.000 millones a dicha comunidad en esta legislatura y que la inversi¨®n media anual presupuestada es un 50% superior a la de la anterior legislatura. Por todo ello, ?lvarez pide paciencia a los catalanes para soportar las aver¨ªas de Renfe.

En medio de este duelo dial¨¦ctico, los ciudadanos asisten at¨®nitos a una pugna en la que todo el mundo hace recaer las responsabilidades en el otro, mientras se desempolvan argumentos victimistas. Pero nadie acierta a solucionar el d¨ªa a d¨ªa, ese que hace que la econom¨ªa funcione, con el aporte, entre otros, de los 120 millones de viajeros que utilizan anualmente el servicio de cercan¨ªas de Barcelona para tratar de llegar puntualmente a su trabajo. Los debates arrinconan en nombre de los grandes principios la preocupaci¨®n de una ciudadan¨ªa catalana que cada vez acude con mayor desgana a las urnas.

El Estatuto catal¨¢n prev¨¦ en su disposici¨®n adicional tercera que se destine a infraestructuras -t¨¦rmino cuya amplitud est¨¢ a debate entre el Gobierno central y el catal¨¢n- el 18,8% de los Presupuestos del Estado, porcentaje que corresponde al peso de Catalu?a en el PIB global de Espa?a. Igualmente, establece unos elementos generales para la financiaci¨®n auton¨®mica. La Administraci¨®n central se encuentra, dentro de la actual oleada de reformas estatutarias, enfrentada a una multiplicidad de f¨®rmulas de financiaci¨®n. Ese factor de entrop¨ªa pol¨ªtica es fuente de conflictos entre comunidades.

Catalu?a, que es una de las locomotoras econ¨®micas de Espa?a, ha querido blindar en su Estatuto f¨®rmulas de financiaci¨®n e inversi¨®n sin llegar a las cotas del privilegio foral. Asegurar las infraestructuras es una forma de proteger el desarrollo econ¨®mico de un pa¨ªs que hist¨®ricamente se ha caracterizado por descuidar ese bien colectivo. Y la solidaridad es un principio b¨¢sico en financiaci¨®n. Pero ello, por s¨ª mismo, no es garant¨ªa de nada si la gesti¨®n no acompa?a y es capaz de fijar las prioridades mas all¨¢ del mero cortoplacismo. La pol¨ªtica partidista es enemiga de apostar por las necesidades estructurales, ya que lo inmediato es prioritario a la hora de cosechar resultados en las urnas.

Las cifras de presupuestos ejecutados en Catalu?a muestran que la Generalitat ha licitado obras por el doble de lo que ha hecho la Administraci¨®n central en 2006. El Ayuntamiento de Barcelona tambi¨¦n ha demostrado m¨¢s fuerza inversora. Pero las inversiones liquidadas de Fomento en Catalu?a no son significativamente inferiores a las de Madrid. La media entre 2002 y 2005, seg¨²n la C¨¢mara de Comercio de Barcelona, sit¨²a a Catalu?a en 1.509 millones de euros anuales y a Madrid en 1.606 millones. Las cifras son un buen ant¨ªdoto para combatir mitos esencialistas y prejuicios pol¨ªticos. Por ejemplo, entre 2001 y 2003, con Gobiernos de mayor¨ªa absoluta del PP, la media de obras licitadas fue de 4.481 millones, frente a los 4.253 del periodo 2004-2006 con un Ejecutivo del PSOE.

Es urgente abrir un debate sobre las necesidades reales de los servicios p¨²blicos catalanes, m¨¢s all¨¢ de las pretendidas bondades de la izquierda y del victimismo nacionalista. Entretanto, la apertura de una oficina de seguimiento de las incidencias en infraestructuras, tal como ayer anunci¨® Fomento, puede ser un primer paso para, por lo menos, limitar el impacto que sobre la poblaci¨®n de Barcelona y su ¨¢rea tiene la actual situaci¨®n de crisis.