Alphaville: el compromiso en el cine
Estos d¨ªas quien ama el cine llora a Javier de Garcill¨¢n, desaparecido f¨ªsicamente hace unos d¨ªas. Hace poco m¨¢s de un a?o Javier abandonaba la propiedad y direcci¨®n de los Cines Alphaville despu¨¦s de una dura lucha para hacer de esas m¨ªticas cuatro salas el m¨¢s moderno templo del cine en Madrid.
Obsesionado por la calidad de la proyecci¨®n, el confort de la sala, la atenci¨®n al espectador y el rigor de la programaci¨®n, Javier inaugur¨® Alphaville en noviembre de 1977. La iniciativa fue una reacci¨®n al mal trato recibido de algunos exhibidores a la pel¨ªcula distribuida por ¨¦l Aguirre o la c¨®lera de Dios (Werner Herzog). Alphaville, llamado as¨ª en homenaje a Godard, tuvo muchas dificultades administrativas para ser inaugurado; s¨®lo el coraje de Javier hizo posible que abriera sus puertas, para lo que tuvo que publicitar anticipadamente en las carteleras de los peri¨®dicos madrile?os su futura programaci¨®n inaugural, a fin de forzar la concesi¨®n de una licencia de apertura que el Ayuntamiento se resist¨ªa a dar y que, finalmente, consigui¨® gracias a la intermediaci¨®n de Alfonso Guerra.
Alphaville inici¨® su programaci¨®n con La batalla de Chile (Patricio Guzm¨¢n) y un ciclo de cine cubano de la Revoluci¨®n. Despu¨¦s vendr¨ªa el mejor cine de autor de todo el mundo. Por Alphaville han desfilado con sus pel¨ªculas Eric Rohmer, Jean Luc Godard, Rainer Fassbinder, Werner Herzog, Wim Wenders, Alan Rudolph, Robert Altman, Jim Jearmusch y el primer Woody Allen. Las pel¨ªculas emblem¨¢ticas fueron El amigo americano (Wim Wenders) y Choose me (Alan Rudoph) que se mantuvieron en cartel con gran ¨¦xito m¨¢s de un a?o.
El compromiso de Javier con sus cines y su p¨²blico era tan fuerte que jam¨¢s program¨® una pel¨ªcula con la que no estuviese de acuerdo y considerara adecuada para sus espectadores. Culto, sensible y comprometido con sus ideas, consigui¨® hacer de la programaci¨®n de cine un arte, formando a millones de cin¨¦filos que, sin duda, lloran hoy su desaparici¨®n. Su labor jam¨¢s podr¨¢ ser superada por ning¨²n Ministerio de Cultura.
Aunque nada nost¨¢lgico, Javier apoy¨® la revisi¨®n en Madrid de un ciclo completo de la filmograf¨ªa de Buster Keaton de cuya inauguraci¨®n fue testigo la esposa del c¨¦lebre c¨®mico que hab¨ªa muerto pocos a?os antes. Gracias a Alphaville el p¨²blico de Madrid descubri¨® de forma mayoritaria el cine de autor; su ¨¦xito influy¨® para que otros j¨®venes exhibidores repitieran la experiencia en muchas ciudades espa?olas. Los propios cines Renoir, nacidos como competencia, son hoy una digna continuaci¨®n de la obra de Javier.
Su gesti¨®n empresarial fue pionera en poner a disposici¨®n del espectador las hojas informativas de las pel¨ªculas, a suprimir la publicidad en las salas, no vender palomitas, respetar los horarios y formatos de las pel¨ªculas, quitar el uniforme a los acomodadores y, en general, aplicar criterios progresistas.
Como amigo, cin¨¦filo aficionado a todo lo que se relacionaba con el cine, curioso, aventurero y fiel asistente a todos los festivales internacionales, Javier no ten¨ªa precio. Mi mayor, quiz¨¢s ¨²nica, diferencia con ¨¦l radicaba en la apreciaci¨®n del cine producido en Espa?a, aunque siempre tuvo respeto y admiraci¨®n por cineastas como Fernando Trueba, Pedro Almod¨®var, Guti¨¦rrez Arag¨®n, Julio M¨¦dem y alg¨²n otro cuyas pel¨ªculas program¨® cuando pudo con cierta regularidad. Intuitivo y adelantado a su tiempo supo ver el inter¨¦s de Almod¨®var como cineasta, produci¨¦ndole Laberinto de pasiones, su ¨²nica incursi¨®n en la producci¨®n.
Javier de Garcill¨¢n fue un gran aficionado a la m¨²sica moderna, en la que se inici¨® en sus a?os j¨®venes de Londres, donde trabaj¨® en la distribuidora Artificial Eye. Exquisito catador del buen vino y la buena cocina, le echar¨¢n de menos en Cuenllas. Conversador apasionado, perd¨ªa la objetividad en la defensa de sus ideas y amigos, siempre generoso con todos.
Los que hemos disfrutado de Alphaville tenemos una deuda impagable con Javier. Como amigo y ocasional compa?ero de alguna aventura empresarial guardar¨¦ siempre un recuerdo indescriptible que resumir¨¦ diciendo que fue una persona a la que admir¨¦ y quise mucho. A su mujer Mariel, hijo Tirso, hermano Fernando, familia y amigos mi m¨¢s sentido p¨¦same y eterno acompa?amiento en su recuerdo.
Andr¨¦s Vicente G¨®mez es productor de cine
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