Gonzales, pr¨®ximo objetivo
El fiscal general se enfrenta a una posible investigaci¨®n por perjurio que amenaza su carrera
George W. Bush tiene muchas heridas abiertas y no s¨®lo la m¨¢s sangrante de Irak. Karl Rove ha dimitido cuando la presi¨®n dem¨®crata est¨¢ tomando aliento en plenas vacaciones, prepar¨¢ndose para un pr¨®ximo oto?o caliente preelectoral. La guerra va camino de los 4.000 muertos y la oposici¨®n fracas¨® en sus intentos de recortar los fondos y de retirar las tropas. Incluso no pudo detener el programa presidencial de aumentar las escuchas telef¨®nicas con fines antiterroristas. Pero no cejar¨¢ en el acoso.
Patrick Leahy, presidente del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales del Senado, advirti¨® hace unos d¨ªas al fiscal general (ministro de Justicia), Alberto Gonzales, de que corre el riesgo de una investigaci¨®n por un posible perjurio dadas sus aparentes contradicciones cuando testific¨® sobre el programa de escuchas. Es su segunda batalla comprometida. Gonzales, el hispano de mayor rango en el Gobierno de George Bush, ha resistido, de momento, dos aut¨¦nticos tsunamis en el cargo, aunque al final Rove, acusado por todos de ser el aut¨¦ntico autor intelectual de las operaciones que salpicaron al fiscal general, se ir¨¢ antes. Todo indica que los dem¨®cratas, sin soltar la presa Gonz¨¢lez, quer¨ªan m¨¢s, por elevaci¨®n, al mismo Rove.
El esc¨¢ndalo interno m¨¢s grave ha sido la expulsi¨®n de nueve fiscales a finales de 2006
La expulsi¨®n de nueve fiscales a finales del a?o pasado por no favorecer los intereses del partido republicano, seg¨²n todos los indicios, le estall¨® en primera l¨ªnea de fuego a Gonzales.
Ha sido el esc¨¢ndalo interno m¨¢s grave. No era normal el despido despu¨¦s de las elecciones al Congreso de noviembre, casi a la mitad del per¨ªodo presidencial. Gonzales tuvo que capear el temporal casi milagrosamente y con el apoyo absoluto de Bush para que no se resquebrajaran cimientos importantes.
El fiscal general afirm¨® en el Senado, en abril, que no hab¨ªa tenido nada que ver, pero hasta el senador Arlen Specter, el republicano con mayor poder en el Comit¨¦ de Asuntos Judiciales, reconoci¨® que hab¨ªa perjudicado al departamento. S¨®lo le falt¨® pedir su dimisi¨®n, como hicieron los dem¨®cratas.
Uno de los fiscales despedidos, David Iglesias, de Nuevo M¨¦xico, declar¨® en el Capitolio que un abogado de Alburquerque, Patrick Rogers, antiguo asesor jur¨ªdico del partido republicano en ese estado, lo hab¨ªa presionado en varias ocasiones para que iniciara causas por fraudes electorales.
El veto a que dos ex asesores de la Casa Blanca testificaran tambi¨¦n se incluy¨® en la defensa gubernamental numantina, pero no pudo impedir que lo hiciera M¨®nica Goolding, enlace del Departamento de Justicia con la Casa Blanca. La principal asesora de Gonzales tambi¨¦n culp¨® en mayo al subsecretario Paul McNulty de mentir al Congreso sobre el caso de los fiscales.
La oposici¨®n logr¨® la mayor¨ªa en el Congreso en noviembre, pero no ha conseguido cambiar apenas el rumbo gubernamental ni ganarse la confianza popular. Y tiene ganas, adem¨¢s de la obligaci¨®n, de hacerlo con vistas a las elecciones presidenciales, previstas para noviembre de 2008. Recuperar la credibilidad que pierden los republicanos. El fracaso de la reforma inmigratoria, con millones de indocumentados a¨²n en el limbo, ha acabado de empeorarlo.
El Congreso tiene un nivel de aceptaci¨®n incluso por debajo del presidente. Ha alcanzado s¨®lo metas dom¨¦sticas, como subir el salario m¨ªnimo, cuando la crisis hipotecaria deja en rid¨ªculo el logro. Ha establecido mejoras en la salud infantil, pero parece una broma en un pa¨ªs donde casi 50 millones de personas no tienen ni seguro m¨¦dico. Aprob¨® una ley de ¨¦tica, pero no parecen darse por enterados gremios que controlan el pa¨ªs y pagan las campa?as electorales, o muchos gobiernos estatales que despilfarran suculentos ingresos.
En el caso concreto de Florida, por ejemplo, la situaci¨®n es cr¨ªtica y est¨¢ llevando a la huida a otros estados de mucha poblaci¨®n -no s¨®lo de clase baja y media-, incapaz de soportar los impuestos y otras cargas cuando los ingresos est¨¢n muy por debajo de la media del pa¨ªs.
Siempre est¨¢ el mundo aparte de los millonarios, pero incluso algunos de ellos est¨¢n empezando a perder propiedades compradas en la bonanza econ¨®mica y que ahora no pueden sostener.
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