Los pelos de punta

Vernon Lee (1856-1935) sigui¨® el camino de George Sand, George Eliot o Fern¨¢n Caballero, y como otras artistas de su tiempo us¨® un seud¨®nimo de hombre para que no la desautorizaran por ser mujer. En realidad, esta escritora brit¨¢nica se llamaba Violet Page y hab¨ªa nacido en una familia perteneciente a esa primera ¨¦lite ociosa, cosmopolita y cultivada que se fue extendiendo por Europa en el siglo XIX. Lee pas¨® la mayor parte de su vida en Florencia, en donde se dedic¨® al estudio y a escribir ensayos, poemas y novelas. All¨ª tambi¨¦n llev¨® una intensa vida social y pas¨® mucho tiempo hablando mal de los italianos, peor de los anglosajones, y de todos con mucho ingenio.

Por sus obras y por los testi

monios que nos dejaron sus contempor¨¢neos sabemos que Lee, que hab¨ªa recibido una educaci¨®n esmerada y estuvo siempre al tanto de la bibliograf¨ªa europea en cuestiones de est¨¦tica, debi¨® de ser un personaje extraordinario. Adem¨¢s de rebelarse contra el t¨®pico victoriano que hac¨ªa de la mujer "el ¨¢ngel de la casa" -una versi¨®n ?o?a de nuestro "la mujer en casa y con la pata quebrada"-, tuvo el m¨¦rito de recordar la base corporal del placer est¨¦tico, algo que a los sucesores del idealismo sonaba mal, pero que en realidad ten¨ªa un antecedente en Arist¨®teles, quien ya hab¨ªa defendido en su Po¨¦tica que las causas del placer que nos proporciona el arte son f¨ªsicas.

Y precisamente de placer corporal est¨¢n llenos los seis cuentos y novelas cortas reunidos en Amour Dure. Sobre todo del placer de que se le pongan a uno los pelos de punta a sabiendas de que nada malo le ha de suceder, porque el g¨¦nero en el que despunt¨® la escritora fue el de los relatos sobrenaturales, de misterio y terror. Por su extensi¨®n, 'Amour Dure', que da t¨ªtulo al volumen, 'Dionea' y 'La aventura de Winthrop' pueden considerarse novelas cortas; mientras que los tres restantes, 'Marsias en Flandes', 'La mu?eca' y 'Sor Benvenuta', ser¨ªan cuentos.

Mientras los dos primeros abordan el t¨®pico de la mujer fascinante y hermos¨ªsima que va sembrando el mal all¨ª donde aparece, 'La aventura de Winthrop' plantea la obsesi¨®n de un esp¨ªritu voluble por un cuadro; y si 'La mu?eca' aborda el destino del fetiche abandonado por su due?o, 'Marsias' y 'Sor Benvenuta' invierten par¨®dicamente la veneraci¨®n de figuras propia del catolicismo. El retrato de la monja lerda, que no puede ser m¨¢s divertido y estremecedor, sit¨²a a Lee a la altura de Karen Blixen. As¨ª pues preparen sus pelos, y a gozar.