Galicia, territorio libre de fuego

Un a?o despu¨¦s no hay rastro del manto de humo que ti?¨® de gris las fotos de Galicia que el Meteosat capt¨® en agosto pasado. Las sirenas de los bomberos apenas corren ahora detr¨¢s de alg¨²n accidente de tr¨¢fico mientras las brigadas helitransportadas esperan ¨®rdenes en el aeropuerto de Santiago. Y, sin embargo, la Xunta sigue escondiendo los datos de incendios y de hect¨¢reas calcinadas. Sus responsables temen que les tachen de triunfalistas y que lo peor est¨¦ todav¨ªa por llegar.

Lo que el conselleiro de Medio Rural, Alfredo Su¨¢rez, se niega a contar es que se trata de la mejor campa?a de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas. Que durante siete meses y medio ha ardido la superficie equivalente a la de un incendio medio del verano pasado, es decir, 20 veces menos que en el mismo per¨ªodo de 2006.

La Guardia Civil ha colocado apostaderos y c¨¢maras para vigilar a presuntos incendiarios

La explicaci¨®n m¨¢s convincente a la ausencia de fuego es meteorol¨®gica. Julio ha sido un mes lluvioso y en lo que va de agosto las temperaturas son suaves. No hay noticias del fat¨ªdico factor 30 -calor por encima de 30 grados, vientos de m¨¢s de 30 kil¨®metros hora y humedad relativa inferior al 30%- que propici¨® el infierno del a?o pasado.

Por si acaso, seis ingenieros forestales cruzan cada ma?ana las predicciones meteorol¨®gicas con el hist¨®rico de incendios y se?alan en rojo las zonas de riesgo. Los mapas sirven de gu¨ªa a todo el dispositivo de extinci¨®n que integran unas 6.000 personas apoyadas por 2.000 medios materiales. ?se es el corto plazo. A largo, la Xunta traza prospecciones con una semana de antelaci¨®n para determinar el riesgo de fuegos, con una fiabilidad del 80% a tres d¨ªas vista. En el monte se han instalado adem¨¢s c¨¢maras termogr¨¢ficas capaces de detectar fuentes de calor a kil¨®metros de distancia.

A diferencia de lo que sucedi¨® en 2006, el comit¨¦ integrado de prevenci¨®n est¨¢ operativo desde junio. Y un mes m¨¢s tarde llegaron a la base de Mar¨ªn 25 patrullas de la reci¨¦n creada Unidad de Emergencias del Ej¨¦rcito listas para debutar apagando fuegos.

En una comunidad en la que el 90% de los incendios son provocados, la Xunta y los cuerpos de seguridad han centrado gran parte de los esfuerzos en la disuasi¨®n. Los ficheros de la Guardia Civil contienen medio centenar de presuntos incendiarios que est¨¢n siendo vigilados desde apostaderos por los agentes. De las estad¨ªsticas de veranos anteriores, el Seprona ha deducido que quien quema el monte suele hacerlo cerca de casa. La Xunta ha inscrito a 6.000 voluntarios repartidos en tandas para disponer de m¨¢s ojos en los bosques.

Medio Rural firm¨® convenios con las comunidades de montes para limpiar la maleza y ha dado ¨®rdenes a las concesionarias de las infraestructuras para que poden los m¨¢rgenes de las autopistas y v¨ªas f¨¦rreas. La nueva Ley de Prevenci¨®n aprobada en mayo obliga a guardar una l¨ªnea de seguridad de 50 metros libre de vegetaci¨®n alrededor de los n¨²cleos de poblaci¨®n. Las retroexcavadoras han barrido de entre las cenizas m¨¢s de tres millones de metros c¨²bicos de madera chamuscada.

Y, pese a las precauciones adoptadas, los expertos en la lucha contra-incendios siguen aguardando el "per¨ªodo punta". Entre 10 y 12 d¨ªas que se repiten todas las campa?as en los que el fuego, aliado con par¨¢metros climatol¨®gicos especialmente adversos, multiplica sus efectos devastadores. El a?o pasado coincidi¨® entre el 4 y el 15 de agosto. Doce jornadas en las que las llamas arruinaron cuatro vidas y 94.000 hect¨¢reas. Entonces se registraron picos de 1.000 incendios diarios que provocaron una situaci¨®n de alerta generalizada en las provincias de A Coru?a y Pontevedra, donde muchas poblaciones sintieron cerca el calor de las llamas.

Con los aviones anfibios casi permanente en tierra, los responsables del centro de coordinaci¨®n miran ahora al cielo y a los mapas del tiempo. En los pasillos de la Conseller¨ªa se ha corrido la idea de que no existe mejor brigadista que las nubes. El jueves como casi todo el verano tambi¨¦n acompa?aron. En toda Galicia ardi¨® hect¨¢rea y media de terreno. El a?o pasado a eso le llamaban conato.