Geometr¨ªa verde en el Loira
El castillo y los jardines de Villandry, gran atracci¨®n en el valle franc¨¦s
Hace unos a?os, alguien escribi¨® en el libro de visitas: "Incluso a los punkis nos gusta Villandry". Una frase tan poco ret¨®rica, tan espont¨¢nea y llena de humor, habr¨ªa sido el eslogan perfecto de una campa?a publicitaria. Pero Villandry, aunque funciona como una empresa, no necesita publicidad. Es el castillo m¨¢s conocido del valle del Loira, tiene el jard¨ªn m¨¢s fotografiado, aparece en las mejores revistas y est¨¢ entre los castillos m¨¢s visitados de Francia. Lo que pocos saben es que la recuperaci¨®n de este paraje emblem¨¢tico se debe a un m¨¦dico extreme?o que dedic¨® a ello su fortuna y su vida. Ahora que se cumplen cien a?os del comienzo de esta aventura, es buen momento para recordar a grandes rasgos una historia llena de detalles novelescos.
Joaqu¨ªn Carvallo (Don Benito, 1869-Par¨ªs, 1936) lleg¨® a la capital francesa en 1893 con la carrera de medicina reci¨¦n terminada y sin apenas dinero. Acababa de ser admitido en el laboratorio de fisiolog¨ªa del profesor Charles Richet, quien diez a?os m¨¢s tarde recibir¨ªa el Premio Nobel. Hu¨¦rfanos desde la adolescencia, Carvallo y sus tres hermanos viv¨ªan de una modesta renta obtenida al vender la f¨¢brica de harinas de sus padres. Su trayectoria hasta entonces no hab¨ªa sido f¨¢cil, pero las cosas estaban empezando a cambiar.
Era ya uno de los alumnos m¨¢s brillantes de Richet cuando conoci¨® a Ann Coleman, una estudiante de Pensilvania, la menor de trece hermanos y hu¨¦rfana tambi¨¦n de padre, aunque en este caso sin problemas econ¨®micos. Su familia, de ascendencia irlandesa y dedicada a la industria del hierro, pose¨ªa una s¨®lida fortuna. Se casaron en 1899 gracias a la intervenci¨®n del doctor Richet, ya que unos meses antes Espa?a hab¨ªa declarado la guerra a Estados Unidos y los Coleman no eran partidarios de estrechar lazos con el enemigo.
La pareja se instal¨® en Par¨ªs, donde nacieron los tres mayores de los seis hijos que tuvieron. Como a la vez que crec¨ªa la familia aumentaba la colecci¨®n de pintura espa?ola iniciada por Carvallo, pronto necesitaron una casa m¨¢s grande y empezaron a pensar en la posibilidad de mudarse al campo. La b¨²squeda les condujo hasta Villandry. La propiedad fue adquirida el 10 de diciembre de 1906 a un anciano farmac¨¦utico que falleci¨® a los dos d¨ªas de haber firmado la escritura. Pagaron por ella 120.000 francos.
Al contemplar ahora su hermosa fachada renacentista proyect¨¢ndose sobre el agua y admirar la impecable arquitectura de sus jardines, lo natural es creer que las cosas siempre fueron as¨ª. Como si desde 1530, cuando Juan el Bret¨®n, secretario de Estado de Francisco I, levant¨® la fortaleza, no hubieran transcurrido cinco siglos. L¨®gicamente, el tiempo y en especial el esteticismo rom¨¢ntico hab¨ªan dejado su huella.
Pautas para restaurar
Joaqu¨ªn Carvallo no se conform¨® con acondicionar las dependencias del ala izquierda como vivienda familiar, sino que dio un nuevo rumbo a su vida. S¨®lo volver¨ªa a ejercer como m¨¦dico durante la I Guerra Mundial, cuando el castillo qued¨® convertido en hospital militar. Entretanto se dedic¨® a rastrear bibliotecas, museos y abad¨ªas en busca de las pautas hist¨®ricas para llevar a cabo la restauraci¨®n. Hab¨ªa convertido Villandry en una aventura personal a la que se entreg¨® en cuerpo y alma.
La rehabilitaci¨®n del edificio podr¨ªa decirse que fue relativamente f¨¢cil. Aunque desfigurado por un l¨²gubre decorado de falsas ventanas que le confer¨ªan el aspecto "triste y mon¨®tono de un cuartel", la estructura se manten¨ªa intacta. Al ir eliminando a?adidos, el castillo recuper¨® sus aut¨¦nticas proporciones y, como por arte de magia, fue apareciendo su primitiva fisonom¨ªa. En cambio, los jardines son una recreaci¨®n original del doctor Carvallo.
Al no existir planos, aprendi¨® a interpretar las huellas que iba desvelando el terreno. Restos de muros semienterrados que hablaban de terrazas en lugar de taludes y el rastro borroso de tres grandes ejes sentaron las l¨ªneas maestras del trazado actual: el jard¨ªn de agua, el jard¨ªn de boj y un huerto ornamental basado en las directrices del Renacimiento. Sus arriates de hortalizas y flores formando motivos geom¨¦tricos han dado la vuelta al mundo.
Concluidos los jardines, el paso siguiente fue La Demeure Historique, asociaci¨®n que aglutinar¨¢ a los grandes propietarios de Francia y que funda en 1924 con Boniface de Castellane, un personaje proustiano del que hablan todas las cr¨®nicas de la belle ¨¦poque. Joaqu¨ªn Carvallo hab¨ªa encontrado un camino que ha servido a muchos otros para conservar su patrimonio: transformar palacios y casas solariegas en una empresa de car¨¢cter cultural y abrir sus puertas al p¨²blico como un museo. La f¨®rmula que sus nietos aplican en Villandry.
GU?A PR?CTICA
La visita- El castillo de Villandry se encuentra en el valle del Loira, a 240 kil¨®metros de Par¨ªs y a 15 de Tours.- Castillo de Villandry (www.chateauvillandry.com; 0033 247 50 02 09 ). Horario: se abre al p¨²blico todos los d¨ªas del a?o, aunque los horarios var¨ªan seg¨²n las horas de luz. Entrada: la entrada es libre para los ni?os y existe una zona de juegos. La tarifa que incluye visita al castillo y a los jardines es de 8 euros. Hay tarifas especiales para j¨®venes, estudiantes y grupos.Informaci¨®n- Turismo de Touraine (www.tourism-touraine.com).- www.villandry.fr.- www.ligeris.com.
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